Editorial ‘Octava Dies’: “El sacerdote como don”

Sábado, 20 jun (RV).- “El sacerdote como don”. Así se titula esta semana el editorial “Octava Dies”, de nuestro director general, el padre Federico Lombardi.



"El servicio del sacerdote es de fundamental importancia en la vida de la Iglesia. Pero no es un misterio que hoy atraviese no pocas dificultades. El clima general de secularización en vastas regiones del mundo, un aprecio menor del papel del sacerdote en la sociedad, las profundas heridas llevadas a la imagen pública de los sacerdotes de comportamientos indignos de algunos de ellos, de alguna manera también la misma justa valoración de las vocaciones laicales en la Iglesia.

 

El Papa no responde con consideraciones socio-religiosas, sino que promueve “el compromiso de renovación interior de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico en el mundo de hoy más intenso e incisivo”. En suma, en la carta que dirige a todos sus hermanos en el sacerdocio al abrir el Año sacerdotal, no parte de lo exterior, sino del corazón de la vocación sacerdotal, del modelo concreto de santidad sacerdotal que nos ofrece el santo Cura de Ars.

 

Puede parecer casi una provocación señalar como referencia espiritual a los sacerdotes de todo el mundo un párroco que vivió en una pequeña localidad francesa de 200 personas, fallecido hace 150 años. Pero si el sacerdote vive verdaderamente de la Eucaristía y del servicio de la reconciliación entre Dios y los hombres, es decir de la manifestación de la misericordia de Dios, el tiempo y el lugar se vuelven secundarios. En las expresiones de la carta del Papa hay un toque profundo de espiritualidad, una gran ternura de amor por Jesús y por las personas, en particular por las que están espiritualmente lejos de Dios o en dificultad.

 

“¿Acaso no es precisamente de este amor que trata de hacerse presente en el corazón de cada uno, del que hoy se tiene una urgente y tremenda necesidad? Por esta razón, el Papa habla del sacerdote como don a la Iglesia y a la misma humanidad. Naturalmente –afirma el padre Federico Lombardi–, si vive su vocación”.