El Papa asegura al Patriarca de los Sirios de Antioquía que reza sin cesar por la
paz en Oriente Medio y por los cristianos en Irak
Viernes, 19 jun (RV).- Renovando el saludo de paz en Cristo que le dirigió tras su
elección como Patriarca de Antioquía, Benedicto XVI ha recibido con gran alegría esta
mañana a Su Beatitud Ignace Youssef III, Patriarca de los Sirios de Antioquía, que
ha visitado al Sucesor de Pedro acompañado de su séquito. Oportunidad en la que el
Papa ha recordado que reza sin cesar por la paz en Oriente Medio y por los cristianos
que viven en Irak, destacando la comunión de esta Iglesia con el Obispo de Roma, afianzada
en la Eucaristía, y su inmensa dicha por el Año Sacerdotal que va a inaugurar esta
tarde, en la Basílica de San Pedro.
En su denso discurso de bienvenida, el
Papa ha destacado la comunión con el Obispo de Roma, en el curso de la milenaria historia
de la Iglesia Siria Católica, junto con la fidelidad a la tradición espiritual del
Oriente cristiano, que son aspectos complementarios de un único patrimonio de fe de
esta venerable Iglesia: “Profesamos juntos esta misma fe católica, uniendo nuestra
voces a las de los Apóstoles, a los mártires y a los santos que nos han precedido,
elevando a Dios Padre, afianzados en Cristo y en el Espíritu Santo, el himno de alabanza
y de acción de gracias por la inmensa riqueza de este don que ha sido confiado a nuestras
frágiles manos”.
Haciendo hincapié en la comunión eclesiástica que le acordó
a Su Beatitud Ignace Youssef III, en el momento de su elección como Patriarca de los
Sirios de Antioquía, el Santo Padre ha destacado su alegría por la celebración Eucarística
que este mismo Patriarca quiso celebrar ayer en la Basílica papal de Santa María La
Mayor, como manifestación pública de los estrechos lazos que le unen al Obispo de
Roma y a la Iglesia universal. En la celebración participó como representante del
mismo Benedicto XVI y por mandato especial del Papa, el Prefecto de la Congregación
para las Iglesias Orientales, el Card. Leonardo Sandra.
“En efecto –ha dicho
el Papa- es la Eucaristía la que funde nuestras distintas tradiciones en la unidad
del único Espíritu, haciendo de ellas una riqueza para todo el pueblo de Dios ¡Qué
la celebración de la Eucaristía, fuente y culmen de la vida eclesial, os mantenga
afianzados en la antigua tradición siria, que reivindica poseer la misma lengua del
Señor Jesús y, al mismo tiempo, abra ante vosotros el horizonte de la universalidad
eclesial! ¡Qué os ayude a estar siempre atentos a lo que el Espíritu sugiere a las
Iglesias; qué abra los ojos de vuestros corazones para que puedan escrutar los signos
de los tiempos a la luz del Evangelio, sabiendo acoger las expectativas y las esperanzas
de la humanidad y respondiendo generosamente a las necesidades de los que viven en
graves condiciones de pobreza. La Eucaristía es el Pan de Vida que alimenta vuestras
comunidades y las ayuda a crecer en la unidad y en la caridad ¡Tomad de la Eucaristía
- Sacramento de unidad y comunión - la fuerza para superar las dificultades que vuestra
Iglesia ha conocido estos últimos años, con el fin de encontrar los caminos del perdón,
la reconciliación y la comunión!”.
Benedicto XVI ha querido agradecer una vez
más esta visita, que le permite expresar su profunda solicitud por los desafíos eclesiales
de la Iglesia siria católica: “Acompaño con satisfacción la plena reanudación de vuestro
Sínodo y aliento los esfuerzos cumplidos para favorecer la unidad, la comprensión
y el perdón, que debéis considerar siempre como una de las tareas prioritarias para
la edificación de la Iglesia de Dios. Rezo constantemente, además, por la paz en Oriente
Medio, en particular por los cristianos que viven en la amada nación iraquí, cuyos
sufrimientos presento cada día al Señor en el curso del Sacrificio Eucarístico”.
Antes
de concluir su discurso, de bendecir y encomendar al Patriarca, al Sínodo y a toda
la Iglesia Siria Católica a María Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, el
Papa se ha referido al Año Sacerdotal que ha convocado: “Deseo, en fin, compartir
con vosotros otra de mis preocupaciones mayores: es la de la vida espiritual de los
sacerdotes. Precisamente hoy, en la Solemnidad del Sagrado corazón de Jesús, Jornada
de santificación sacerdotal, tendré la inmensa dicha de abrir el Año Sacerdotal, en
conmemoración del 150 aniversario de la muerte del santo Cura de Ars. Creo que ese
año jubilar especial, que empieza mientras termina el Año paulino, será una oportunidad
fecunda, ofrecida a toda la Iglesia”.