2009-06-17 12:52:40

Presentación del documental “Matteo Ricci, un jesuita en el reino del dragón”


Miércoles, 17 jun (RV).- “Matteo Ricci, un jesuita en el reino del dragón”, es el documental del director kosovar Gjon Kolndrekaj, que mañana se presenta en Roma promovido por el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, y por la Curia general de la Compañía de Jesús. Esta iniciativa se inserta en el ámbito de las celebraciones centenarias dedicadas al jesuita Ricci que darán inicio oficialmente en 2010, con ocasión del cuarto centenario de la muerte del gran jesuita de Macerata.



El documental contiene imágenes originales de los lugares que protagonizaron la vida de este jesuita. Desde su lugar de nacimiento, en Macerta, a la pequeña ciudad del Estado Pontificio y las capitales de la antigüedad y del cristianismo, entre las que obviamente tiene un protagonismo especial Roma, donde el joven Ricci recibió una rigurosa formación humanista y científica como alumno del colegio romano y con tan sólo 25 años fue enviado a las misiones de Oriente realizando de este modo su gran sueño. A estas imágenes les acompaña una gran banda sonora compuesta por el premio Oscar Stelvio Cipriani que ha dedicado un año entero de trabajo a la música de este documental que narra la vida de este jesuita por China.



En su carta, el Papa se congratulaba por las numerosas iniciativas para conmemorar, en ámbito eclesial y civil, el IV Centenario de la muerte del P. Matteo Ricci de la Compañía de Jesús, acaecida en Pekín el 11 de mayo de 1610. Este misionero jesuita, dotado de profunda fe y de extraordinario ingenio cultural y científico, dedicó varios años de su existencia "a tejer un proficuo diálogo entre Occidente y Oriente, conduciendo contemporáneamente una incisiva acción de radicación del Evangelio en la cultura del gran pueblo de China", como señaló el propio Pontífice.



Benedicto XVI recordó a este “generoso hijo, obediente ministro de la Iglesia, e intrépido e inteligente mensajero del Evangelio de Cristo”, destacando la capacidad que tuvo de unir de forma armónica la milenaria civilización china y la novedad cristiana, y recordó su “Tratado sobre la amistad” (De amicitia - Jiaoyoulun), que fue recibido con éxito desde la primera edición en Nanking en 1595.



Precisamente la amistad fue la base de su apostolado durante los 28 años que permaneció en China. “La amistad que él ofrecía –señaló el Papa en su carta- era la misma que le daba las poblaciones locales, gracias precisamente al clima de respeto y de estima que él cultivaba, preocupándose por conocer siempre más detalles de las tradiciones de la China de aquel tiempo”. De hecho, no obstante las dificultades y las incomprensiones que encontró, el Padre Ricci, se mantuvo fiel, hasta su muerte, a este estilo de evangelización. Benedicto XVI resaltó en este sentido su estrategia pastoral basada, por una parte, en el respeto de las costumbres del lugar, y, por otra, en la conciencia de que la Revelación podía aún más valorizarlas y completarlas. El Santo Padre finalizó su misiva uniéndose a las celebraciones jubilares que “ofrecen una oportunidad de profundizar el conocimiento de su personalidad y actividad”.



El jesuita Matteo Ricci nació en Macerata en 1552, decidiendo entrar en la Compañía de Jesús a muy temprana edad. De este modo viaja a Roma donde recibe una formación selecta gracias al contacto con los estudiosos más renombrados de la época, siendo destinado en 1577 a las misiones de Oriente.



En 1582 Ricci llega a China donde le espera un amigo y hermano jesuita, Zhaoging Mattero, quien le enseña el idioma, la cultura y la filosofía china. Sus conocimientos le permiten escribir un primer catequismo chino que se inspira en las enseñanzas de Confucio, recibiendo elogios de sus superiores que le animaban a seguir penetrando en la cultura China, por lo que Ricci viajó hasta Pekín, pasando por Nanchang en 1601. Pero aquí Ricci no tuvo una vida fácil, porque al entrar en contacto con los eunucos de la Corte imperial, permaneció encerrado en la cárcel durante varios meses, tras lo cual obtuvo el permiso para vivir en Pekín.



Matteo Ricci murió en 1610, con 58 años. Durante los años de su misión en Oriente, convirtió en el Reino del Dragón, a más de 1.000 fieles, una cifra considerada alta para la época en la que el contacto era escaso entre los diferentes continentes.








All the contents on this site are copyrighted ©.