2009-05-29 15:21:37

Para superar la crisis económica Benedicto XVI recomienda, a los ocho nuevos embajadores ante la Santa Sede, medidas comunes inspiradas en la solidaridad para establecer una paz auténtica y construir un mundo más justo


Viernes, 29 may (RV).- Gran actividad diplomática la mantenida esta mañana por Benedicto XVI que ha recibido en el Vaticano a ocho nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede. Se trata de cuatro representantes de países africanos -Benin, Burkina Faso, Namibia y Sudáfrica-; dos de países asiáticos -Mongolia e India-; junto al embajador de Noruega y el de Nueva Zelanda, que completan, con Europa y Oceanía, un vasto panorama de relaciones con cuatro continentes.

El Papa en sendas audiencias ha entregado primero a cada uno de ellos un discurso específico, y ha leído otro posteriormente a todos ellos. El Pontífice ha aprovechado este encuentro para hablar especialmente de la crisis económica, señalando que para poder superarla se necesitan medidas que estén orientadas hacia la solidaridad.

Una crisis que para Benedicto XVI requiere una toma de conciencia común “para establecer una paz auténtica, para la construcción de un mundo más justo y más próspero para todos”. El Papa ha afirmado que “las injusticias, a menudo escandalosas entre las naciones, o en su seno, así como todos los procesos que contribuyen a suscitar divisiones entre los pueblos o a ponerlos al margen”, representan “peligrosos ataques a la paz y crean serios riesgos de conflictos”.
“La paz –ha especificado el Papa- sólo puede construirse eliminando con coraje las disparidades generadas por sistemas injustos con el fin de asegurar a todos un nivel de vida que permita una existencia digna y próspera”.

“Estas disparidades –ha añadido el Santo Padre-, se han vuelto más escandalosas aún, debido a la crisis financiera y económica actual que se extiende a través de distintos canales en los países de escasa renta”. El Pontífice se ha limitado a mencionar algunos de los fenómenos más preocupantes relacionados con la crisis, como la reducción de las inversiones extranjeras, la caída de la oferta de materias primas, la disminución de ayudas internacionales y la regresión de los envíos de fondos a las familias que permanecen en el país, por parte de los trabajadores emigrados, víctimas de la recesión que aflige también a los países que los acogen. “Esta crisis –ha dicho el Papa después- puede transformarse en una catástrofe humana para los habitantes de numerosos países frágiles. Los que ya vivían en una extrema pobreza, son los primeros afectados, ya que son los más vulnerables”.

Una crisis que hace también oscilar irreversiblemente en la pobreza a las personas que vivían de manera decente. El Santo Padre ha destacado que los niños son las primeras víctimas inocentes a quienes es necesario proteger de modo prioritario. Mientras ha añadido que la crisis económica puede también tener otro efecto desesperado: conducir a actos individuales o colectivos de violencia y a conflictos internos que corren el riesgo de desestabilizar aún más a las sociedades ya debilitadas. De ahí que Benedicto XVI haya destacado que para paliar la actual situación de crisis y encontrar una solución, algunos países decidieron no disminuir su ayuda a las naciones más amenazadas, proponiéndose, al contrario, aumentarla.

“Llamo a un aumento de fraternidad y solidaridad, y a una generosidad global realmente vivida –ha señalado el Pontífice- Ésta participación interpela a los países desarrollados a encontrar un sentido de la medida y de la sobriedad en la economía y en el método de vida”.

El Pontífice se ha referido además al papel de las religiones en favor de la paz, especialmente en un período en que se las “ataca y desacredita”. Por eso ha afirmado que los responsables religiosos tienen el deber de acompañar a quienes creen y animarlos para que puedan progresar en la santidad e interpretar las palabras divinas en la verdad: “Conviene pues favorecer la aparición de un mundo donde religiones y sociedades puedan abrirse las unas a las otras, y esto gracias a la apertura que practiquen en su seno y entre ellas mismas. Esto sería dar un auténtico testimonio de vida”.

Discurso de Benedicto XVI a la embajadora de la India
En su discurso a la embajadora de la India, Chitra Narayanan, Benedicto XVI ha elogiado el rico diálogo existente en el país entre las distintas tradiciones religiosas y diversas culturas, un ejemplo para los demás países asiáticos, y para el mundo entero, y ha subrayado los programas que se están llevando a cabo para ayudar a quienes carecen de oportunidades, especialmente los pobres del mundo rural, mediante la participación en proyectos de construcción y otras iniciativas cooperativistas. “De esta forma –ha explicado el Papa- se contribuirá a preservar la dignidad humana y a repudiar cualquier forma de tentación de favoritismo, corrupción o fraude”.

En este contexto, el Pontífice ha afirmado que una sociedad que fomenta organizaciones subordinadas para desempeñar este tipo de actividades, alienta a sus ciudadanos a tomar parte activa en la construcción del bien común, participando personalmente en el servicio a los demás y en la resolución de las diferencias de forma justa y pacífica.

El Santo Padre ha aprovechado además esta oportunidad para expresar su profunda preocupación por los episodios de violencia contra los cristianos que han tenido lugar en algunas zonas fronterizas. Y al mismo tiempo el Papa ha expresado su aprecio por los esfuerzos realizados en la asistencia de las víctimas, tanto por las medidas tomadas en el ámbito de la investigación criminal como por los procesos judiciales encaminados a resolver estas cuestiones. Benedicto XVI ha realizado una exhortación general para que se respete la dignidad humana rechazando el odio y renunciando a la violencia en todas sus formas.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Mongolia
La tolerancia y el respeto por la libertad religiosa ha sido también uno de los temas centrales en el discurso del Papa al embajador de Mongolia, Danzannorov Boldbaatar, a quien el Santo Padre ha agradecido además el espíritu de cooperación que ha caracterizado las relaciones entre la nación y la Santa Sede.

Benedicto XVI ha resaltado la larga tradición de respeto por la libertad religiosa que siempre ha caracterizado a Mongolia. “La oportunidad para los fieles de las distintas religiones de hablar y escucharse recíprocamente es una base fundamental para la unión de la familia humana”. La prueba de esta antigua tradición, como ha recordado el Papa, se remonta a la iniciativa de Gen Gis Khan, que ya en el siglo XIII invitó a musulmanes, cristianos, budistas y taoístas a vivir juntos en las estepas de Mongolia. Una iniciativa que expresa la apertura del pueblo mongol.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Nueva Zelanda
En cuanto a su discurso al embajador de Nueva Zelanda, Robert Carey MoorE-Jones, el Papa ha subrayado la responsabilidad de los cristianos de testimoniar la profunda relación con Dios frente a una sociedad secularizada y al debate sobre el papel de la religión en la esfera pública. Benedicto XVI ha recordado además el compromiso de Nueva Zelanda en el mantenimiento de la paz en escenarios complicados como Afganistán, y la colaboración con la Santa Sede en el desarrollo de la Convención para la prohibición de las bombas de racimo.

Asimismo el Pontífice ha resaltado el papel de la Iglesia católica en la vida civil del país, la dedicación a la formación de los jóvenes y el compromiso en las obras de caridad. Por último el Santo Padre ha expresado su cercanía a las familias que están padeciendo los efectos de la actual incertidumbre económica.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Noruega
Dirigiéndose al embajador de Noruega, Rolf Trolle Andersen, el Papa ha recordado la asistencia y el soporte de este país escandinavo a los menos afortunados, sobre todo en esta época de crisis económica global. Su apertura a un significativo número de refugiado y emigrantes la caracterizan como una nación generosa y acogedora. Benedicto XVI ha subrayado también el papel de Noruega en el mantenimiento de la paz y en la mediación en guerras en las áreas más atormentadas del mundo.
En cuanto al conflicto palestino-israelí, el Pontífice ha expresado su deseo de que “el espíritu de reconciliación” que nació de los acuerdos de Oslo pueda prevalecer y conducir a una paz duradera para los pueblos de aquella región. Más adelante el Santo Padre ha recordado la sensibilidad noruega en el terreno ambiental y en el desarrollo de fuentes de energía renovables. Por último el Papa ha manifestado su deseo de que en el país escandinavo, como en las demás naciones europeas, todos los ciudadanos sean libres de practicar su religión de acuerdo con su propio credo y con los sistemas jurídicos en vigor para ofrecer su particular contribución al bien común.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Benin
En su único discurso en lengua francesa, Benedicto XVI ha tratado el tema de la paz y de la democracia en el texto entregado al embajador de Benin, Charles Borromée Todjinou. El Papa ha dicho que “una democracia auténtica se construye fundada sobre una concepción correcta de la persona humana. En el curso de los últimos años, Benin se ha comprometido valientemente en este camino con el apoyo de la Iglesia católica”. El desarrollo de un proceso de democratización como éste “es una garantía para la paz, la estabilidad y la unidad de un país, si se basa sobre la dignidad de cada persona, el respeto de los derechos del hombre y el bien común”.

En este sentido el Papa ha subrayado que “es necesario que todos los componentes de la nación trabajen juntos al servicio de este bien común” para superar la crisis financiera mundial actual que está comprometiendo todos los esfuerzos meritorios cumplidos en estos últimos años por muchos países en vías de desarrollo y que ahora se ven amenazados.

El Papa asimismo ha saludado el compromiso de Benin en la consolidación de la paz y de la estabilidad en otras regiones del mundo. Una solidaridad con las naciones pobres, especialmente en África, que “contribuye notablemente -ha dicho el Pontífice- a la promoción de los valores del bien, la verdad y la justicia. “La búsqueda de de la paz y la reconciliación es una gran responsabilidad para todos los que guían las naciones, puesto que la violencia, que no resuelve nunca los problemas, es una ataque inaceptable para la dignidad del hombre”.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Burkina Faso
Ante el embajador de Burkina Faso, Beyon Luc Adolphe Tiao, el Papa se ha congratulado por las buenas relaciones que hay entre cristianos y musulmanes en el país, señalando los “auténticos valores de los pueblos africanos”, pero también los problemas de los países del Sahel que llevan a los jóvenes a la emigración. En este contexto el Pontífice ha recordado la solidaridad que presta la Iglesia católica a través de organismos como la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, que acaba de cumplir sus 25 años de actividad.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Namibia
De la asistencia que presta la Iglesia, el Papa se ha referido en concreto a la lucha contra el SIDA en el texto que ha entregado al embajador de Namibia, Neville Melvin Gertze, subrayando que “sólo basándose en una estrategia de educación a la responsabilidad individual en un contexto de la visión moral de la sexualidad humana, especialmente a través de la fidelidad, se puede tener un impacto positivo en la prevención de la enfermedad”.

Sobre Namibia, Benedicto XVI ha señalado que su historia es relativamente breve, como miembro de la familia de las naciones independientes. Una historia de paz que le ha permitido recoger experiencia y aprender de otras naciones para proteger sus recursos minerales y agrícolas y prestar atención a los aspectos ecológicos.

Discurso de Benedicto XVI al embajador de Sudáfrica
En sus palabras al embajador de Sudáfrica, George Johannes, el Papa ha definido el país “una de las naciones más influyentes del continente, reconociendo la generosidad de su pueblo y el papel extraordinario de un líder como Nelson Mandela y el compromiso que el país, una vez superado el aislamiento del apartheid, está teniendo con otros países en relación al envío de fuerzas de pacificación o de iniciativas diplomáticas.

El Pontífice ha animando a seguir por este camino a pesar de las dificultades económicas. Dificultades que Benedicto XVI conoce y recuerda: la pobreza, la falta de servicios esenciales y oportunidades de trabajo, los abusos de todo tipo, las tensiones étnicas, la corrupción. A este propósito, el Santo Padre una vez más ha repetido que “la familia debe ser asistida en sus necesidades y considerada indispensable en la construcción de una sociedad+ sana”.







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