Envejecer con esplendor: el fruto de la nueva tierra

Miércoles, 27 may (RV).- “Las cosas de Dios son como una vidriera que nos cuenta algo de la luz que brilla detrás de ella”, dice nuestra autora* que recuerda que en efecto cuando hablamos de la Asunción de María, despierta imágenes de movimiento vertical, es decir hacia las cosas de arriba, pero también nos referimos al resultado final y a la culminación del proceso vital de María. Así, en el espacio de hoy nos venimos a enterar de la estupenda y genial idea que le viene a Moisés, quien ya no sabía como convencer a su pueblo, cansado y escéptico -y hasta desmotivado- para que entrara en la tierra prometida: manda a un explorador, que a su regreso viene cargado con gigantescos racimos de uvas dulces, frescas, apetitosas… y los presenta al pueblo como los frutos del la tierra a donde “nos” dirigimos: “¡Dichosos vosotros por haber recibido la buena noticia del campo donde echa sus raíces el Árbol de la Vida que produce semejante fruto!”. Bien, lo mismo nos debe suceder cuando pensamos en que María fue la primera en llegar arriba y de igual modo, como una vidriera que irradia luz, nos recuerda que al lugar a donde vamos y a donde Ella llegó, la primera; mana leche y miel y vale la pena subir a conocerlo.



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* Dolores Aleixandre, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón, licenciada en Filología Bíblica Trilingüe. Profesora Emérita de Sagrada Escritura en Comillas, España… Autora de: “Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor” Ed. Sal Terrae, España 2007