El Papa recibe a la Pontificia Academia Eclesiástica y subraya que la diplomacia vaticana
“debe ser fiel a Cristo y al Evangelio”, y evitar los efectos negativos de la mentalidad
mundana y la contaminación de lógicas demasiado terrenas
Sábado, 23 may (RV).- Como en años anteriores la comunidad de la Pontificia Academia
Eclesiástica encabezada por el presidente Mons. Beniamino Stella ha sido recibida
en audiencia esta mañana por Benedicto XVI. El Papa en su discurso ha puesto de relieve
las características de este singular ministerio de las Representaciones Pontificias
y ha expuesto la preparación que ha de tener el futuro diplomático de la Sede Apostólica,
en su preparación al servicio de la Iglesia y de su Pastor universal.
El servicio
en las Nunciaturas Apostólicas se puede considerar, en cierto modo, como una específica
vocación sacerdotal, un ministerio pastoral que comporta una particular inserción
en el mundo y en sus problemáticas, a menudo bastante complejas, de carácter social
y político. Es por eso importante, que “aprendáis a descifrarlas, sabiendo que el
código, por así decir, de análisis y de comprensión de estas dinámicas no puede ser
otro que el Evangelio y el perenne Magisterio de la Iglesia.
“Es necesario
que os forméis en la lectura atenta de las realidades humanas y sociales, a partir
de una cierta sensibilidad personal, que todo servidor de la Santa Sede debe poseer,
y beneficiándoos de la experiencia específica que adquiriréis en estos años de formación.
El Santo Padre ha subrayado que entre las cualidades que deben poseer los futuros
diplomáticos de la Iglesia está “la capacidad de diálogo con la modernidad” y “el
contacto con las personas e instituciones que ellas representan”.
Ello exige
una robusta estructura interior y fortaleza espiritual, en grado de salvaguardar,
es más, de evidenciar vuestra identidad cristiana y sacerdotal. Solo así, podréis
evitar los efectos negativos de la mentalidad mundana, sin dejaros atraer ni contaminar
por lógicas demasiado terrenas”.
En momentos “de oscuridad y de dificultad
interior”, el Pontífice les ha aconsejado que dirijan la mirada hacia Cristo, el mismo
que os ha llamado con amor y os ha llamado para estar con Él y ocuparos de la escuela
de su Reino. “Recordad -ha dicho- que es siempre esencial y fundamental para el ministerio
sacerdotal mantener una relación personal con Jesús”. “Él nos quiere como “amigos”,
amigos que buscan su intimidad, siguen sus enseñanzas y se comprometen para que Él
sea conocido y amado por todos”.
Benedicto XVI ha pedido además a los miembros
de la Pontificia Academia Eclesiástica que sean ante todo, “hombres de intensa oración,
que cultivan una comunión de amor y de vida con el Señor”. “Sin esta sólida base espiritual
-ha indicado- no será posible perseverar en vuestro ministerio. Quien trabaja de este
modo en la viña del Señor, sabe que todo lo que viene realizado con abnegación, sacrificio
y por amor, no se pierde jamás.
Hacia el final de su discurso el Papa ha recordado
que el Año Sacerdotal que comenzará el próximo 19 de junio, solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús y Jornada de santificación sacerdotal, representa una ocasión más
valiosa que nunca para que renueven y refuercen su respuesta generosa a la llamada
del Señor, para intensificar su relación con Él. Y les ha pedido que valoren al máximo
esta oportunidad para ser sacerdotes según el corazón de Cristo, como san Juan María
Vianney, el santo cura de Ars, del que estamos a punto de celebrar el 150º aniversario
de su muerte.
Por esta razón el Papa ha encomendado estos deseos a su intercesión
y a la de san Antonio Abad, patrono de la Academia, mientras ha formulado votos para
que vele sobre ellos y los proteja María, Madre de la Iglesia.