Audiencia general: en su catequesis dedicada a Tierra Santa, el Papa destaca la convivencia
pacífica de cristianos y musulmanes en Jordania y lamenta la difícil situación de
los cristianos en Irak
Miércoles, 20 may (RV).- Judíos, cristianos y musulmanes están llamados a testimoniar
el amor de Dios y honrar con los hechos lo que rezan con los labios. Invitando a rezar
para que su peregrinación a Tierra Santa impulse la paz duradera, Benedicto XVI ha
recordado el mensaje de esperanza de Cristo para toda la familia humana.
Que
el Holocausto permanezca siempre en la memoria, como admonición universal, recordando
el sagrado respeto de la vida humana, desea el Papa. Y, destacando la importancia
de que cristianos y musulmanes convivan en paz y respeto muto - como en Jordania -
Benedicto XVI reza para que ésta sea una realidad también en otros lugares, lamentando
la difícil situación de los cristianos en Irak.
En su audiencia general de
hoy, el Santo Padre ha dirigido también un llamamiento ante la Jornada Mundial de
las Comunicaciones que la Iglesia celebra el próximo domingo.
Invitando a rezar
para que su peregrinación a Tierra Santa impulse la paz duradera, Benedicto XVI ha
recordado el mensaje de esperanza de Cristo para toda la familia humana. Tras dedicar
la audiencia general de esta semana a su reciente viaje apostólico - tal como había
anunciado el pasado domingo - el Papa se ha referido también a la Jornada Mundial
de las Comunicaciones y ha dirigido un llamamiento.
En el marco de su reciente
peregrinación a Tierra Santa, el Santo Padre - junto con su anhelo de ser un peregrino
de paz - ha evocado algunos de los momentos más intensos de su visita. Recordando
a judíos, cristianos y musulmanes que, como creyentes en un único Dios, tenemos el
mismo compromiso de promover el respeto, la reconciliación y la cooperación al servicio
de la paz.
Sintetizando los intensos días – del 8 al 15 de mayo - en los
que ha recorrido la historia de la Iglesia, desde el Monte Nebo en Jordania, al Santo
Sepulcro en Jerusalén, el Papa ha reiterado que la misma Iglesia es peregrina, unida
a Cristo y en espera de poder gozar de la eternidad que Él ha prometido. Ante la situación
de Tierra Santa, lugar sagrado y sin embargo dividido por odios y guerras, el Santo
Padre ha recordado que para Dios nada es imposible: «En esta Tierra bendecida por
Dios, parece a veces imposible salir de la espiral de la violencia, pero nada es imposible
para Dios y cuantos confían en Él. Por ello, la fe en el único Dios – justo y misericordioso
– que es el recurso más preciosos de esos pueblos – debe poder desprender toda su
carga de respeto, de reconciliación y de colaboración».
Haciendo hincapié en
el significado de Jerusalén –– que expresa el diseño de Dios para con la humanidad,
de formar una gran familia, que Cristo ha realizado con su muerte, derrumbando el
muro de la enemistad – Benedicto XVI ha destacado que precisamente Jerusalén ‘la ciudad
de la paz’ es encrucijada de espiritualidad y de contrastes: «Todos los creyentes,
deben dejar atrás prejuicios y afán de dominio y poner en práctica concordes el mandamiento
fundamental. Es decir, amar a Dios con todo su ser y amar al prójimo como a nosotros
mismos. Esto es lo que judíos, cristianos y musulmanes están llamados a testimoniar,
para honrar con los hechos a ese Dios que rezan con los labios».
Éste fue el
mensaje que Benedicto XVI quiso dejar en los lugares santos. En Jerusalén, la ciudad
de la paz, sagrada para los seguidores de las tres grandes tradiciones monoteístas.
En particular, en el Muro de las Lamentaciones y en la Cúpula de la Roca. Uno de los
momentos más solemnes - ha recordado una vez más - el Papa fue la conmemoración de
las víctimas del Holocausto en Yad Vashem: «Allí nos hemos detenido en silencio, rezando
y meditando sobre el misterio del ‘nombre’: toda persona humana es sagrada y su nombre
está escrito en el corazón del Dios eterno ¡Nunca se debe olvidar la tremenda tragedia
del Holocausto! Todo lo contrario, que permanezca siempre en nuestra memoria, como
admonición universal recordando el sagrado respeto de la vida humana, que reviste
siempre un valor infinito».
Benedicto XVI ha subrayado también la respetuosa
acogida que recibió por parte de la familia real en Ammán y la posibilidad que tuvo
de bendecir, en Jordania, las primeras piedras de dos iglesias nuevas, haciendo hincapié
en la importancia de que cristianos y musulmanes convivan en paz y respeto mutuo,
precisamente como en la nación jordana, Benedicto XVI reza para ésta sea una realidad
también en otros lugares, lamentando la difícil situación de los cristianos en Irak:
«Es importante el signo de apertura y respeto que se vive en el Reino hachemí, para
la libertad religiosa y la tradición cristiana. Y ello merece gran aprecio ¡Cuán importante
es que cristianos musulmanes convivan pacíficamente y en el respeto mutuo! Gracias
a Dios y al compromiso de sus gobernantes ello es realidad. Por lo tanto, he rezado
para que también en otros lugares sea así. Pensando, en especial, en las realidades
difíciles que viven los cristianos en el cercano Irak.
Y, al mismo tiempo,
como peregrino de paz, para implorar de Dios, que allí donde Él quiso hacerse hombre,
todos los hombres puedan vivir como hijos suyos. Es decir como hermanos».
En
acción de gracias al Señor y con su profunda gratitud a las autoridades religiosas
y civiles y a todos los que han hecho posible su visita, Benedicto XVI ha señalado
que la suya ha querido ser también una visita pastoral a la Iglesia que vive en Tierra
Santa, testimonio vivo de Cristo en estos lugares santificados por su nacimiento,
muerte y resurrección.
Éste ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho
en español el Santo padre sobre su peregrinación a Tierra Santa y saludando a los
numerosos fieles de habla hispana, presentes en la Plaza de San Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas: En la audiencia de hoy me voy a detener en el reciente
viaje apostólico que he realizado a Tierra Santa, por el cual no ceso de dar gracias
a Dios, ya que se ha revelado como un grandísimo don para el Sucesor de Pedro y para
toda la Iglesia. Se trataba, sobre todo, de una peregrinación a las fuentes de la
fe y, al mismo tiempo, era una visita pastoral a la Iglesia que vive en Tierra Santa:
una comunidad de particular importancia, pues representa la continuidad de la presencia
cristiana allí donde tuvo su origen. Recapitulo todo el itinerario
que he efectuado comparándolo con el signo de la Resurrección de Cristo: a pesar de
las vicisitudes que han marcado los lugares santos durante siglos, a pesar de las
guerras, las destrucciones, y por desgracia incluso los conflictos entre cristianos,
la Iglesia ha continuado con su misión, animada por el Espíritu del Señor Resucitado.
Ella camina hacia la plena unidad, para que el mundo crea en el amor de Dios y experimente
el gozo de su paz. Precisamente, de rodillas ante el Calvario y ante el Sepulcro de
Jesús, he implorado la fuerza del amor que emerge del Misterio pascual, la única que
puede renovar a los hombres y orientar hacia su meta la historia y el cosmos. Saludo
a los fieles de lengua española, en particular a los provenientes de Madrid, Barcelona
y Valencia; al “Movimiento de Vida Ascendente” de la Diócesis de Cartagena-Murcia;
al grupo de discapacitados físicos y psíquicos de la “Asociación Mensajeros de la
Paz” de Extremadura, así como a los demás peregrinos de España y otros países latinoamericanos.
Os invito, ante la próxima solemnidad de la Ascensión del Señor, a exultar de gozo
por la victoria de Cristo sobre la muerte, que anticipa y es ya nuestra victoria definitiva.
Muchas gracias. Luego, ante la Jornada Mundial de las Comunicaciones
que la Iglesia celebra el próximo domingo, Benedicto XVI ha dirigido un llamamiento
en inglés. Y ha renovado su exhortación, en particular a los jóvenes, recordando su
mensaje para este año, titulado «Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una
cultura de respeto, de diálogo, de amistad»: «En mi mensaje de este año, invito a
todos aquellos que utilizan las nuevas tecnologías de comunicación, en especial a
la juventud, a hacerlo de forma positiva, poniendo el gran potencial de estos medios
al servicio del impulso y fortalecimiento de la comprensión y la solidaridad que contribuyen
a un mundo mejor».
Las nuevas tecnologías han marcado cambios fundamentales
en lo que se refiere al intercambio de noticias, conocimientos y comunicación, ha
señalado el Papa, invitando a promover el respeto de los verdaderos valores: «Deseo
alentar a todos aquellos que acceden al ciberespacio a prestar atención al mantenimiento
y promoción de una cultura del respeto, del diálogo y de la auténtica amistad, donde
puedan florecer los valores de la verdad, de la armonía y del entendimiento».
Éste
ha sido el llamamiento, que el Papa ha renovado en especial a la juventud católica:
«En particular a los jóvenes, os dirijo un llamamiento: ¡brindad el testimonio de
vuestra fe a través del mundo digital! Utilizad estas nuevas tecnologías haciendo
conocer el Evangelio, para que la Buena Noticia del Amor infinito de Dios a todos
los pueblos resuene de forma nueva en todo nuestro mundo cada vez más tecnológico».
Esta
audiencia general se ha celebrado en la víspera de la Solemnidad de la Ascensión del
Señor, como ha recordado Benedicto XVI en sus saludos a los jóvenes, a los enfermos
y a los recién casados.
«La Solemnidad de la Ascensión del Señor, que celebraremos
mañana en el Vaticano y en otros países - mientras que en Italia será el próximo domingo
– nos invita a mirar a Jesús, que antes de subir al cielo, encomienda a los Apóstoles
el mandato de llevar su Mensaje de salvación hasta los confines de la tierra», ha
recordado el Papa, invitando a los jóvenes a poner sus energías al servicio del Evangelio.
Luego,
a los queridos enfermos les ha animado a vivir sus sufrimientos unidos al Señor, con
la certeza de ofrecer una contribución preciosa para el crecimiento de su Reino en
el mundo. Y, a los recién casados, los ha exhortado a que hagan de sus familias lugares
en los que se aprende a ser gozosos testimonios del Evangelio de la esperanza.