2009-05-15 14:56:59

Una peregrinación con innumerables exhortaciones a la paz


Viernes, 15 may (RV).- Benedicto XVI llegará al aeropuerto internacional de Roma – Ciampino - poco antes de las cuatro de esta tarde, según el programa previsto - tras su peregrinación de paz a Tierra Santa. Exhortación – precisamente la de la paz - que ha vibrado innumerables veces en la voz del Papa a lo largo de esta semana. Desde el pasado viernes, cuando llegó a Ammán, hasta esta mañana, cuando se ha despedido de Israel.



Crónica desde Jerusalén RealAudioMP3

Un hombre vestido de blanco. Un peregrino. Un hombre de buena voluntad. Un constructor de paz, en un mundo dividido por antiguos y nuevos rencores, y hasta por ese odio profundo, que suele anidarse en el corazón de una humanidad verdaderamente enferma; que persevera en el mal, y se niega a dar la vuelta a la página de la historia, para construir sí un futuro de paz, pero comenzando ahora, en el presente.

Siendo, además el Papa un hombre de esperanza, la renueva en los demás. ¡Cuántas imágenes permanecerán grabadas en la historia de estos pueblos! Algunas quedarán sólo en la memoria de las pocas personas que han podido ver de cerca al “Papa en acción”. Como cuando Benedicto XVI, conmovedoramente, tomó en sus brazos a un niño prematuro, de apenas dos kilos y medio de peso, que se encuentra ingresado en el hospital pediátrico de la caridad de Belén. Imagen que podría remitirnos al debilitado pueblo palestino que, como ese niño, ha sido obligado a vivir, recluido, entre el tristemente célebre muro que han fracturado a las familias de estas tierras, impidiéndoles vivir y desarrollarse en libertad y soberanía.

Un Papa que no teme cruzar el tan artificial como real confín entre Israel y los Territorios Autónomos palestinos, a apenas diez kilómetros de la Ciudad Santa, pasando por la antigua puerta de la tumba de Raquel, para visitar Belén y su gente. Donde valerosamente defendió la causa de los hijos más débiles, pero sin dejar de exhortarlos a no ceder a la tentación de la venganza, a no caer en el terrorismo, ni en la desesperación. De hecho, recordamos, al despedirse de Israel, dijo al presidente Simon Peres, que la visión del muro ha sido para él una de las más tristes.

Un Papa peregrino que dice abiertamente al presidente israelí que “la seguridad, la integridad, la justicia y la paz, en el designio de Dios son inseparables. Y que “ningún individuo, ninguna familia, ninguna comunidad o nación queda exento del deber de vivir en la justicia y trabajar por la paz. Mientras insta directamente a las familias de esta tierra a no servir objetivos políticos mediante conflictos y violencia y recuerda a los líderes religiosos que cualquier división o tensión es una gran contradicción.

Un Papa ecuménico, que mantiene encuentros y visitas de cortesía con musulmanes y judíos. Que reza en el Muro de las Lamentaciones, donde deja una oración por la paz, y se quita los zapatos al visitar la Cúpula de la Roca en la explanada de las mezquitas de Jerusalén. Un Papa que conoce la importancia del diálogo con las Iglesias de Oriente, que están vivas y trabajan por la unidad, como nos dijo el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales.

Pero tal vez una de las imágenes más esperanzadoras, nos la ofrezca el final del encuentro interreligioso entre cristianos, judíos, musulmanes y drusos que cantan -tomados de la mano con el Papa en el centro- la oración que reza: “Salam, Shalom, Señor danos la paz, Dona nobis pacem”.

Ahora quienes han sido interpelados directamente tendrán mucho que meditar y rezar.

Desde Tierra Santa, María Fernanda Bernasconi, Radio Vaticano.

  








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