Martes, 12 may (RV).- En la segunda cita de hoy en Jerusalén, en el muro de las Lamentaciones,
Benedicto XVI ha leído un salmo en latín y se ha detenido a rezar en silencio, colocando
luego una oración: «En Jerusalén, morada para judíos cristianos y musulmanes»,
Benedicto XVI ha invocado a Dios presentándole las alegrías, esperanzas y anhelos,
angustias, sufrimientos y penas de todo el pueblo de Dios en el mundo. Dios de Abraham,
de Isaac y Jacob, escucha el clamor de los afligidos, de los que tienen miedo, de
los desperados. Manda tu paz a esta Tierra Santa, a Oriente Medio y a toda la familia
humana. Despierta el corazón de todos los que invocan tu nombre para que quieran caminar
humildemente por la senda de la justicia y de la piedad. El Señor es bondadoso con
los que esperan en él, con aquellos que lo buscan» (Lam 3,25).