2009-04-24 16:11:29

Santa Sede: el observador permanente reitera la importancia del diálogo para luchar contra la intolerancia


Viernes, 24 abr (RV).- En su intervención durante la Conferencia para la revisión de la declaración de Durban 2001 sobre el racismo, el arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras organizaciones internacionales en Ginebra, hizo hincapié en la importancia del diálogo, del compromiso internacional y de promover la educación para luchar contra las discriminaciones raciales, la xenofobia y la intolerancia.

Tras reiterar la reprobación de la Santa Sede por las posiciones políticas extremistas y ofensivas manifestadas por el presidente iraní en su intervención, Mons. Tomasi subrayó asimismo la necesidad de combatir las discriminaciones contra los menores y las mujeres, a menudo víctimas de la trata de personas y reducidos en esclavitud; las discriminaciones contra los inmigrantes irregulares, los refugiados, los extranjeros y los que son diferentes, por distintos motivos.

Destacando también la preocupación de la Santa Sede ante los peligros de la eugenesia, que podría llevar a “la eliminación de seres humanos que no corresponden a las características predeterminadas de una determinada sociedad”, el observador permanente subrayó que “se deben revisar algunos sistemas educativos para que se eliminen todos los aspectos discriminatorios de la enseñanza, de los libros de texto, de los planes de estudio y de los medios audiovisuales”.

En este contexto, Mons. Tomasi señaló que “los medios de comunicación deben ser accesibles y no ser sometidos a controles racistas e ideológicos, ya que esto conduce a la discriminación e incluso a la violencia contra personas de diferentes culturas y etnias”.

El arzobispo Tomasi puso de relieve a continuación la necesidad de tutelar “un ejercicio pleno de la libertad religiosa por parte de los individuos y el ejercicio colectivo de este derecho humano fundamental”.

Ante los desafíos actuales, el Observador Permanente de la Santa Sede exhortó a impulsar “estrategias más eficaces para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y la intolerancia”, señalando como “solución práctica, una educación integral que incluya valores éticos y espirituales, que refuercen a grupos vulnerables como los refugiados, emigrantes y prófugos, minorías raciales y culturales, a las personas y pueblos atrapados por la pobreza extrema, a los enfermos y discapacitados, y a las niñas y mujeres que siguen siendo consideradas inferiores en algunas sociedades, donde un temor irracional de las diferencias impide la plena participación en la vida social”.

En una entrevista concedida a nuestra emisora, el representante de la Santa Sede en esta Conferencia de la ONU contra el racismo, recordó la conexión directa entre pobreza extrema y discriminación. En lo que se refiere a las discriminaciones religiosas, Mons. Tomasi habló de la difícil situación de millones de cristianos: “En el mundo –explicó- en este momento según los datos disponibles, 200 millones de cristianos sufren discriminaciones, cárcel o incluso la muerte por causa de su fe. En el mundo la más grande comunidad religiosa que es discriminada es la cristiana».

Otro de los temas que destacó Mons. Tomasi, defendiendo el derecho a la vida, fue el de la eugenesia y de las discriminaciones prenatales: “Sí –dijo- Está claro que el derecho fundamental que prevalece sobre todo es el derecho a la vida y cuando este derecho, como en el caso del aborto, es negado, es la forma más radical de discriminación”.

El arzobispo Silvano Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU y otras organizaciones internacionales en Ginebra, nos habló también de los resultados de esta Conferencia: “La aprobación del texto final de la Conferencia es un signo muy positivo y un resultado que tiene su valor porque se han necesitado varios meses de negociaciones para llegar a un texto aceptable, tanto por parte de grupos de estados occidentales, como por parte de estados de matiz islámico y de los otros estados que participan en la asamblea de las Naciones Unidas. Por lo tanto, diría que éste es el fruto de un esfuerzo colectivo que se debe tener en cuenta, que promete bien para el futuro. En el sentido que los acuerdos alcanzados sobre algunos temas, como la libertad de expresión; la protección de los derechos de los creyentes y de los no creyentes como personas; el reconocer que se deben condenar el antisemitismo, la ‘cristianofobia’ y la ‘islamofobia’ y la necesidad de recordar el Holocausto como una tragedia que nos debe impulsar firmemente a prevenir semejantes desastres - éstos y otros puntos de acuerdo abren la puerta hacia un acercamiento de las distancias, también para el futuro en lo que respecta a otros campos. Como por ejemplo en el Consejo de los derechos humanos, porque ahora se puede encontrar un clima de mayor cooperación para afrontar los problemas de hoy”.








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