2009-04-23 16:45:21

Reflexiones en familia


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Jueves, 23 abr (RV).- Es maravilloso evidenciar y admirar el ambiente y la armonía de las familias que perduran, que a pesar de la rutina y los años continúan unidas, con vínculos fuertes y sólidos para darle el impulso por siempre a la unión que construyeron. Pero ¿cual es el secreto de estos matrimonios que son para siempre, que son reales y que desafortunadamente hoy en día se ven amenazados y vulnerables ante la creciente ola de separaciones y divisiones de los hogares?

En este mundo de rampante individualidad, las relaciones son una bendición a medias, afirma el sociólogo Zygmunt Bauman cuando se refiere en su obra “Amor líquido” a la fragilidad de los vínculos humanos en nuestras sociedades contemporáneas, donde cada minuto aumentan las separaciones, las familias monoparentales.

Al parecer la durabilidad de las parejas, de los matrimonios, aún en condiciones tan adversas para ello como en los tiempos actuales, no es simplemente un asunto que tiene que ver con el entendimiento y los niveles de comprensión, la madurez de cada uno de los miembros de la pareja y los buenos canales de comunicación. Según el neurólogo español Ignacio Morgado también existen razones bioquímicas que contribuyen a las relaciones estables.

Y no hay ninguna duda que además de estas explicaciones químicas, influye la manera como la relación se maneja, como se construye. No se trata de “chispas a primera vista” como dicen popularmente, se trata de saber en que momento está la relación y las necesidades puntuales que se requieren en ese momento.

Un amor consolidado es el que se da entre personas que saben lo que quieren, entre personas que, al superar la primera fase del enamoramiento, manifiestan la voluntad de compartir su vida, de construir un proyecto en común. Y para que eso dure, deben trabajárselo, igual que sucede con una empresa: negociar, pensar, conocer, investigar... De lo contrario, el vínculo que realmente une y sostiene, se disfraza de otra serie de razones y motivos que nos restan felicidad.

La clave tiene que ver con un punto de equilibrio, una relación completamente horizontal en todos los sentidos: desde la autoestima y la empatía, hasta el humor y la capacidad de seducción, es decir, de enviar comunicación positiva sobre lo que uno quiere y lo que le interesa.

La pareja que resiste es la que más se acerca al trabajo en equipo, porque no hay duda que una relación de pareja es un proyecto en común que caduca, que tiene momentos de decaimiento y que requiere esfuerzo para seguir construyendo, para seguir avanzando a partir de una comunicación eficaz para resolver conflictos.

¿Cómo superar la monotonía? La relación positiva de larga duración es posible siempre que intervenga la amistad, sostiene el filósofo Joan Carles Mèlich. Esta no pide intercambio sino reciprocidad –explica– y, a diferencia del enamoramiento, que sucede a nuestro pesar, se construye y se desea. De ahí que la dificultad es tan generalizada, porque cada día es mucho más difícil establecer relaciones de amistad.

Una amistad exige compromiso, y esto es algo también en crisis en estos tiempos. Las personas prefieren establecer relaciones de puertas abiertas, de tal flexibilidad que no implique rupturas y por lo tanto dolor o corazones rotos, de ahí que las relaciones hoy se piensen como contactos, como redes que se contactan diversamente.

Texto: Alma García
Locución: Alina Tufani







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