Lunes, 20 abr (RV).- A las 18.43 del 19 de abril de 2005, el cardenal protodiacono
Jorge Arturo Medina Estévez, anunciaba –tras la fumata blanca de una hora antes- la
elección del cónclave del cardenal Joseph Ratzinger como sucesor de Pedro.
Escuchar
el programa
El
24 de abril de 2005 se celebró la Santa Misa con la imposición del Palio y la entrega
del Anillo de Pescador, dando inicio el ministerio Petrino de Benedicto XVI.
“¡Queridos
amigos!”, dijo el Papa en aquella ocasión, “en este momento mi verdadero programa
de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme,
junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y
dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia
en esta hora de nuestra historia”.
En aquel momento Benedicto XVI sólo quiso
pedir que oraran por él, “para que aprenda a amar cada vez más al Señor, rogad por
mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia,
a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente. Rogad por mí, para que,
por miedo, no huya ante los lobos. Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien
nos lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros”.
Días antes de estas
palabras, el 20 de abril, cuando celebró la misa de conclusión del Cónclave, la primera
celebración eucarística de Benedicto XVI en la Capilla Sixtina, en la que concelebraron
los 114 cardenales que le eligieron como el 264 sucesor de San Pedro, el Papa recordó
la figura de su predecesor, que ha estado muy presente a lo largo de estos cuatro
años de pontificado, siguiendo sus pasos en muchos casos, como durante las Jornadas
Mundiales de la Juventud.
“Juan Pablo II nos ha dejado una Iglesia, más valiente,
más libre y más joven –evocó Benedicto XVI- Una Iglesia que mira con serenidad el
pasado y no tiene miedo del futuro”. “Con el gran jubileo ha entrado en el nuevo milenio
llevando en las manos el Evangelio, a través de la autorizada lectura del Concilio
Vaticano Segundo. También, yo, sucesor de Pedro –exclamó Benedicto XVI- quiero afirmar
con fuerza, la decidida voluntad de proseguir en el compromiso de llevar a la práctica
el Concilio Vaticano II, igual que mis predecesores y en la fiel continuidad de la
bimilenaria tradición de la Iglesia”.
Precisamente para recordar estos años
de pontificado, desde ayer y hasta el 21 de abril se está celebrando en el Centro
Pro Unione de Roma una conferencia ecuménica sobre el tema “El Pontificado de Benedicto
XVI: sus premisas y promesas”. Éste título retoma el tema del volumen, que próximamente
se publicará, realizado por un grupo de teólogos anglicanos, luteranos, metodistas,
ortodoxos, y católicos que han profundizado el eco en el pontificado de la experiencia
de vida y de reflexión teológica del cardenal Joseph Ratzinger. Muchos de los estudiosos
que han contribuido a la publicación, intervendrán en esta ponencia que se concluirá
con una mesa redonda de síntesis de las líneas portantes del debate.