2009-04-09 17:17:01

Reflexiones en familia


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Jueves, 9 abr (RV).- Hoy hablaremos del perdón, como uno de los ingredientes fundamentales del amor, justamente en este Jueves Santo. El perdón es sin lugar a dudas una condición esencial para la convivencia, el perdón es un elemento consustancial del desarrollo y de la madurez del amor entre los seres humanos. Por eso es tan importante y fundamental en nuestras vidas.



Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo que hacemos a la otra persona, a la que nos ofendió o nos agredió, sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos. El perdón es una expresión de amor. Nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.



Perdonar no significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni tampoco darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos  negativos que nos causaron dolor o enojo. El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.



De ahí que la falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.



Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas. Para perdonar es preciso hacer conciencia y analizar muy bien la situación, los contextos que rodean a las personas y los hecho, pero sobre todo necesita de una gran acto de compasión, que significa esforzarse para ver a la persona que nos agredió como un ser humano, que comete errores al igual que nosotros, por ello el perdón pasa también por la humildad de reconocernos pecadores, humanos, que cometemos equivocaciones cada día y por ello también cada uno debe aprender a perdonarse.



Ya en alguna ocasión el arzobispo emérito de Managua, cardenal Miguel Obando Bravo, afirmaba en una homilía sobre este tema, que “el perdón es ante todo una decisión personal, una opción del corazón que va contra el instinto espontáneo de devolver mal por mal. Dicha opción tiene su punto de referencia en el amor de Dios”.



Y es que en la convivencia diaria son muchas las ocasiones y posibilidades que tenemos de desacuerdos, de diferencias, de equivocaciones, todos somos humanos y los errores y las faltas hacen parte también de nuestra naturaleza. Está en cada uno de nosotros proponerse a obrar bien, a buscar encausar las acciones y sentimientos a favor de la convivencia y de la paz.



Ante las actitudes de venganza, de odio, de desamor lo único que de verdad repara y libera es perdonar. Y es que muchas personas no pueden superar lo que hicieron o lo que les hicieron y se quedan viviendo la amargura del pasado. Pues no se trata de olvidar lo sucedido, sino de hacer una purificación de la memoria para no volver a cometer los errores del pasado, aprendiendo que sólo el amor construye, mientras que el odio produce destrucción y ruina.



El perdón y el amor van de la mano, se complementan un sentimiento con otro, porque son la fuente misma de la aceptación y del amor a los demás y a nosotros mismos.



Texto: Alma García

Locución: Alina Tufani








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