2009-04-08 15:00:53

Cultura y Humanismo: salvar vidas con hospitales seguros en situaciones de emergencia


Miércoles, 8 abr (RV).- El Día Mundial de la Salud se celebró ayer en todo el mundo conmemorando al mismo tiempo la creación de la Organización Mundial de la Salud, la OMS. “Para salvar vidas: hospitales seguros en las situaciones de emergencia", fue el lema elegido para la celebración de este año, al constatar que en las situaciones de crisis –naturales, biológicas, sociales, o ligadas a conflictos- los primeros afectados son a menudo los servicios sanitarios. Por este motivo el tema de este año puso de relieve la importancia de garantizar que los centros de salud tengan la solidez necesaria para resistir esos peligros y estén preparados para, superados éstos, seguir funcionando y atender a las personas directamente afectadas y a otras personas de comunidades cercanas.

En este sentido, la directora general de la OMS, Margaret Chan, recordó en su declaración para la jornada de ayer, que “aparte de aumentar el sufrimiento y ser causa de un mayor número de muertes, el quebrantamiento de los servicios de salud durante una emergencia puede provocar protestas generalizadas, en especial cuando se cree que la mala calidad de las construcciones y el incumplimiento de las normas de construcción son la razón de ésta”.

Por este motivo, este año, para celebrar el Día Mundial de la Salud, la OMS propuso una serie de prácticas óptimas que pueden aplicarse en todos los contextos, con independencia de los recursos de que se disponga, a fin de hacer que los hospitales sean seguros en las situaciones de emergencia. Aparte de un emplazamiento seguro y una construcción resistente, una planificación adecuada y la realización previa de simulacros de emergencias pueden contribuir a mantener las funciones esenciales. Las medidas de eficacia comprobada que pueden aplicarse van desde la puesta en marcha de sistemas de alerta anticipada y las sencillas evaluaciones de seguridad hospitalaria, a la protección de los equipos y los suministros, la preparación del personal para gestionar una cantidad masiva de víctimas o la adopción de medidas para luchar contra las infecciones.

Los distintos tipos de emergencias conllevan distintos tipos de lesiones, tales como traumatismos por aplastamiento en el caso de los terremotos o hipotermia en el de las inundaciones, con sus correspondientes necesidades específicas en cuanto a formación y suministros. Esas necesidades pueden preverse con antelación, y la capacidad para hacer frente a un gran aumento de la demanda puede adaptarse para responder a éstas.

“Pensar y planificar de cara al futuro es lo más inteligente”, dijo la directora general de la OMS, señalando que el número de emergencias y catástrofes está aumentando en todo el mundo, y que esa tendencia continuará a medida que los procesos de urbanización provoquen hacinamientos de población en lugares no seguros y el cambio climático haga que aumente la frecuencia de los fenómenos climáticos extremos. En este sentido invitó a pensar que habrá un número creciente de zonas que estarán expuestas a desastres naturales. “Hay muchísimas experiencias que demuestran que es sumamente rentable, incluso a nivel político, que los hospitales sigan en pie y en funcionamiento como modelos de seguridad y solidez en medio de la catástrofe y la desesperación. No debemos olvidar nunca que los hospitales y los servicios de salud constituyen una importante inversión. Preservar su seguridad en situaciones de emergencia protege esa inversión”, finalizó Margaret Chan.

En 2008, 321 desastres naturales se cobraron la vida de 235 816 personas, un número de muertes casi cuatro veces superior al de la media anual total de los siete años anteriores. Este aumento se debió a dos fenómenos: el ciclón Nargis en Myanmar, y el terremoto del suroeste de China. En Asia, el continente más afectado, se encuentran nueve de los diez países más importantes del mundo en cuanto a muertes provocadas por desastres naturales. Según datos de la OMS, junto con los fenómenos climáticos, las inundaciones siguieron siendo una de las catástrofes naturales más frecuentes durante el pasado año. Los conflictos también han provocado una gran cantidad de sufrimiento humano en todo el planeta y han hecho que los servicios de salud hayan tenido que emplearse a fondo.

Los desastres naturales también tienen un costo económico abrumador. Se estima que en 2008 el costo ascendió a 181 mil millones de dólares, más del doble de la media anual del periodo de 2000 a 2007. Si bien únicamente el 11 por ciento de las personas expuestas a riesgos naturales vive en los países en desarrollo, éstas suponen más del 53 por ciento de las defunciones debidas a desastres naturales en el mundo. Las diferencias en cuanto a impacto indican que existen importantes posibilidades de reducir el número de muertes de seres humanos provocadas por los desastres naturales, y que un elemento clave de esas tragedias es la inacción humana.

Esto no es más que una parte del panorama. Existen numerosos sucesos de menor envergadura que se cobran un tributo incluso mayor en forma de sufrimiento humano, como es el caso de los accidentes de tránsito y los incendios. Asimismo los brotes de enfermedades transmisibles pueden desencadenar situaciones de emergencia que entrañan pérdidas de vidas y padecimientos generalizados. Las enfermedades infecciosas son una de las principales causas de muerte y enfermedad infantiles en situaciones de conflicto, en especial entre los refugiados y los desplazados internos.

Por todo ello, el lema de este año para el Día Mundial de la Salud, “Para salvar vidas: hospitales seguros en las situaciones de emergencia", cobró vital importancia para mentalizar sobre todo al mundo político sobre la necesidad de asegurar estructuras sanitarias duraderas.








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