Cultura y Humanismo: salvar vidas con hospitales seguros en situaciones de emergencia
Miércoles, 8 abr (RV).- El Día Mundial de la Salud se celebró ayer en todo el mundo
conmemorando al mismo tiempo la creación de la Organización Mundial de la Salud, la
OMS. “Para salvar vidas: hospitales seguros en las situaciones de emergencia", fue
el lema elegido para la celebración de este año, al constatar que en las situaciones
de crisis –naturales, biológicas, sociales, o ligadas a conflictos- los primeros afectados
son a menudo los servicios sanitarios. Por este motivo el tema de este año puso de
relieve la importancia de garantizar que los centros de salud tengan la solidez necesaria
para resistir esos peligros y estén preparados para, superados éstos, seguir funcionando
y atender a las personas directamente afectadas y a otras personas de comunidades
cercanas.
En este sentido, la directora general de la OMS, Margaret Chan, recordó
en su declaración para la jornada de ayer, que “aparte de aumentar el sufrimiento
y ser causa de un mayor número de muertes, el quebrantamiento de los servicios de
salud durante una emergencia puede provocar protestas generalizadas, en especial cuando
se cree que la mala calidad de las construcciones y el incumplimiento de las normas
de construcción son la razón de ésta”.
Por este motivo, este año, para celebrar
el Día Mundial de la Salud, la OMS propuso una serie de prácticas óptimas que pueden
aplicarse en todos los contextos, con independencia de los recursos de que se disponga,
a fin de hacer que los hospitales sean seguros en las situaciones de emergencia. Aparte
de un emplazamiento seguro y una construcción resistente, una planificación adecuada
y la realización previa de simulacros de emergencias pueden contribuir a mantener
las funciones esenciales. Las medidas de eficacia comprobada que pueden aplicarse
van desde la puesta en marcha de sistemas de alerta anticipada y las sencillas evaluaciones
de seguridad hospitalaria, a la protección de los equipos y los suministros, la preparación
del personal para gestionar una cantidad masiva de víctimas o la adopción de medidas
para luchar contra las infecciones.
Los distintos tipos de emergencias conllevan
distintos tipos de lesiones, tales como traumatismos por aplastamiento en el caso
de los terremotos o hipotermia en el de las inundaciones, con sus correspondientes
necesidades específicas en cuanto a formación y suministros. Esas necesidades pueden
preverse con antelación, y la capacidad para hacer frente a un gran aumento de la
demanda puede adaptarse para responder a éstas.
“Pensar y planificar de cara
al futuro es lo más inteligente”, dijo la directora general de la OMS, señalando que
el número de emergencias y catástrofes está aumentando en todo el mundo, y que esa
tendencia continuará a medida que los procesos de urbanización provoquen hacinamientos
de población en lugares no seguros y el cambio climático haga que aumente la frecuencia
de los fenómenos climáticos extremos. En este sentido invitó a pensar que habrá un
número creciente de zonas que estarán expuestas a desastres naturales. “Hay muchísimas
experiencias que demuestran que es sumamente rentable, incluso a nivel político, que
los hospitales sigan en pie y en funcionamiento como modelos de seguridad y solidez
en medio de la catástrofe y la desesperación. No debemos olvidar nunca que los hospitales
y los servicios de salud constituyen una importante inversión. Preservar su seguridad
en situaciones de emergencia protege esa inversión”, finalizó Margaret Chan.
En
2008, 321 desastres naturales se cobraron la vida de 235 816 personas, un número de
muertes casi cuatro veces superior al de la media anual total de los siete años anteriores.
Este aumento se debió a dos fenómenos: el ciclón Nargis en Myanmar, y el terremoto
del suroeste de China. En Asia, el continente más afectado, se encuentran nueve de
los diez países más importantes del mundo en cuanto a muertes provocadas por desastres
naturales. Según datos de la OMS, junto con los fenómenos climáticos, las inundaciones
siguieron siendo una de las catástrofes naturales más frecuentes durante el pasado
año. Los conflictos también han provocado una gran cantidad de sufrimiento humano
en todo el planeta y han hecho que los servicios de salud hayan tenido que emplearse
a fondo.
Los desastres naturales también tienen un costo económico abrumador.
Se estima que en 2008 el costo ascendió a 181 mil millones de dólares, más del doble
de la media anual del periodo de 2000 a 2007. Si bien únicamente el 11 por ciento
de las personas expuestas a riesgos naturales vive en los países en desarrollo, éstas
suponen más del 53 por ciento de las defunciones debidas a desastres naturales en
el mundo. Las diferencias en cuanto a impacto indican que existen importantes posibilidades
de reducir el número de muertes de seres humanos provocadas por los desastres naturales,
y que un elemento clave de esas tragedias es la inacción humana.
Esto no es
más que una parte del panorama. Existen numerosos sucesos de menor envergadura que
se cobran un tributo incluso mayor en forma de sufrimiento humano, como es el caso
de los accidentes de tránsito y los incendios. Asimismo los brotes de enfermedades
transmisibles pueden desencadenar situaciones de emergencia que entrañan pérdidas
de vidas y padecimientos generalizados. Las enfermedades infecciosas son una de las
principales causas de muerte y enfermedad infantiles en situaciones de conflicto,
en especial entre los refugiados y los desplazados internos.
Por todo ello,
el lema de este año para el Día Mundial de la Salud, “Para salvar vidas: hospitales
seguros en las situaciones de emergencia", cobró vital importancia para mentalizar
sobre todo al mundo político sobre la necesidad de asegurar estructuras sanitarias
duraderas.