Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso: “Testigos del espíritu
de pobreza: cristianos y budistas en diálogo”
Viernes, 3 abr (RV).- Se ha hecho público hoy el mensaje del Pontificio Consejo para
el Diálogo Interreligioso, presidido por el cardenal Jean-Louis Tauran, que se envía
anualmente a los budistas de todo el mundo con motivo de la fiesta de Vesakh. Vesakh
es la principal festividad budista que recuerda los tres momentos fundamentales de
la vida de Buda. Según la tradición el Buda histórico nació, obtuvo la iluminación
y desapareció alcanzando el Nirvana durante la luna llena del mes de mayo.
En
el mensaje de este año titulado "Testigos del espíritu de pobreza: cristianos y budistas
en diálogo", se recuerda que Benedicto XVI ha afirmado recientemente que existe una
pobreza "elegida", que es la que permite al cristiano caminar por las huellas de Jesucristo.
Se entiende como un vaciarse del propio yo, que suscita una voluntad disponible para
escuchar a Dios y a nuestros hermanos, a abrirnos a ellos y a respetarlos como individuos".
El Papa también se refiere a "una pobreza, una indigencia, que Dios no quiere y que
es preciso "combatir", una pobreza que impide a las personas y a las familias vivir
según su dignidad; una pobreza que ofende la justicia y la igualdad, y que como tal
amenaza la convivencia pacífica".
El mensaje termina con un agradecimiento
a los budistas por su "testimonio iluminante de desapego de lo que se posee. Monjes,
monjas y muchos laicos devotos entre vosotros abrazan la pobreza "elegida", que nutre
espiritualmente el corazón humano, enriqueciendo de manera sustancial la vida con
una mirada más profunda sobre el significado de la existencia y sosteniendo el compromiso
de promover la buena voluntad de toda la comunidad humana".
A continuación
les ofrecemos el texto íntegro del mensaje:
“Testigos del espíritu de pobreza:
Cristianos y Budistas en dialogo”
Queridos amigos budistas:
1. La
próxima fiesta de Vesakh/Hanamatsuri nos ofrece una buena oportunidad para haceros
llegar, como Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, nuestras más sentidas
felicitaciones y nuestros mejores deseos que esta festividad pueda traer de nuevo
alegría y serenidad a los corazones de todos los budistas en cualquier parte del mundo.
Esta celebración anual ofrece a los católicos la ocasión de felicitar a los amigos
y vecinos budistas, consolidando así los vínculos de amistad ya existentes y estableciendo
otros nuevos. Estos vínculos de cordialidad nos permiten compartir nuestras alegrías,
esperanzas y riquezas espirituales.
2. Renovando en este período nuestros
cordiales sentimientos con todos vosotros, se nos hace aún más evidente que, con total
fidelidad a nuestras respectivas tradiciones espirituales, juntos podemos contribuir
no sólo al bienestar de nuestras comunidades sino de la entera comunidad humana. Nos
damos cuenta del gran reto que tenemos frente a nosotros: por un lado, el creciente
y vasto fenómeno de la pobreza en sus distintas manifestaciones; por otro, la búsqueda
desenfrenada de la posesión de bienes materiales y la difusión del consumismo.
3. Como
ha afirmado recientemente Su Santidad el Papa Benedicto XVI, la pobreza puede ser
de dos tipos muy distintos: una “pobreza elegida” y una “pobreza que hay que combatir”
(Homilía, 1 enero 2009). Para un cristiano, la pobreza que se elige es la que permite
caminar siguiendo las huellas de Jesucristo. De esta manera, el cristiano se dispone
a recibir las gracias de Cristo, el cual siendo rico se hizo pobre por causa nuestra,
para que por su pobreza nosotros fuéramos enriquecidos (cf. 2 Cor 8,9). Comprendemos
esta pobreza sobretodo como un vaciamiento del propio yo, pero la vemos también como
una aceptación de nosotros mismos tal como somos, con nuestros talentos y nuestros
límites. Tal pobreza suscita en nosotros la buena disposición a escuchar a Dios y
a nuestros hermanos y hermanas, a abrirnos a ellos y a respetarlos como personas.
Apreciamos toda la creación, incluidas las realizaciones del trabajo humano, pero
lo hacemos libremente y con gratitud, atención y respeto, fomentando un espíritu de
desapego que nos permita usar los bienes de este mundo como gente que parece que no
tenga nada pero que en cambio lo tiene todo (cf. 2 Cor 6,10).
4. Al mismo
tiempo, como ha señalado el Papa Benedicto XVI, «hay una pobreza, una indigencia,
que Dios no quiere y que es preciso "combatir"; una pobreza que impide a las personas
y a las familias vivir según su dignidad; una pobreza que ofende la justicia y la
igualdad, y que como tal amenaza la convivencia pacífica» (Homilía, 1 enero 2009).
Además, «en las sociedades ricas y desarrolladas existen fenómenos de marginación,
pobreza relacional, moral y espiritual: se trata de personas desorientadas interiormente,
aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico» (Mensaje
para la Jornada Mundial de la Paz 2009, n. 2).
5. Mientras reflexionamos
como católicos de tal modo sobre el significado de la pobreza, estamos también atentos
a vuestra experiencia espiritual, queridos amigos budistas. Queremos agradeceros vuestro
estimulante testimonio de desapego y de templanza. Monjes, monjas y muchos fieles
laicos entre vosotros, abrazan la pobreza “elegida” que nutre espiritualmente el corazón
humano, enriqueciendo sustancialmente la vida con una mirada más profunda sobre el
significado de la existencia y sosteniendo el compromiso de promover la buena voluntad
de la entera comunidad humana. Permitidnos renovar nuestros más cordiales saludos
y desearos a todos vosotros una feliz fiesta de Vesakh/Hanamatsuri.