En la última predicación cuaresmal, el Padre Cantalamessa resalta la fuerza del Espíritu
Santo
Viernes, 3 abr (RV).- “El Espíritu Santo es la fuerza que siempre nos da esperanza
a pesar de las dificultades y las tribulaciones”. Lo ha dicho esta mañana ante Benedicto
XVI y la Curia Romana, el Padre Raniero Cantalamessa, en la cuarta y última predicación
cuaresmal que ha tenido lugar en la capilla Redemptoris Mater del Vaticano. “El Espíritu
Santo -ha dicho el predicador de la Casa Pontificia- pone alas a nuestra esperanza”,
“nos empuja hacia delante”, “nos mantiene en camino” no permitiéndonos “que nos acomodemos
y convirtamos en un pueblo sedentario”.
El Espíritu Santo “es potencia que
viene de lo alto” que nos “hace capaces de llevar la salvación a los confines de la
tierra”. Es el alma misma de nuestra esperanza en virtud de la cual, como dice Benedicto
XVI nosotros podemos incluso vivir un presente fatigoso, porque sabemos que conduce
a una meta “tan grande que justifica la fatiga de cualquier camino.”
Pero
el Padre Cantalamessa ha subrayado un peligro: “Uno de los peligros principales en
el camino espiritual es el de desanimarse frente a la repetición de los mismos pecados
y a la aparentemente inútil sucesión de buenos propósitos y recaídas. La esperanza
nos salva. Ella nos da fuerza para empezar siempre desde el principio, de creer cada
vez que será la ocasión propicia, la de la verdadera conversión. Haciéndolo así nos
conmueve el corazón de Dios el cual vendrá en nuestro auxilio con su gracia teniendo
en cuenta todas las veces que hayamos tenido la valentía de volver va empezar”.