Escuchar el programa Jueves,
2 abr (RV).- Hoy hablaremos del reciente evento que se celebró en el Vaticano con
ocasión de la reciente celebración del día internacional de la mujer. Estamos hablando
del mensaje que el Papa envío a los participantes en la Conferencia Internacional
“Vida, Familia, Desarrollo: el papel de la mujer en la promoción de los Derechos Humanos”,
patrocinado por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, con la cooperación
diversas asociaciones.
En el documento enviado para tal evento, el Santo Padre
señala que todos los días advertimos nuevos modos en los que se compromete a la vida,
particularmente en sus estadios más vulnerables. Pero mientras la justicia exige que
estos sean denunciados como una violación de los derechos humanos, también deben evocar
una respuesta positiva y proactiva. El reconocimiento y la valoración del plan de
Dios para las mujeres en la transmisión de la vida y la crianza de los niños –señala
el Pontífice- es un paso constructivo en esa dirección.
Además de esto, y
dada la influencia propia de la mujer en la sociedad, deben ser animadas a aprovechar
la oportunidad de defender la dignidad de la vida a través de su compromiso en la
educación y su participación en la vida cívica y política. En efecto, el Papa subrayó
que debido a que las mujeres han sido dotadas por el Creador con una “capacidad de
acogida del otro”, ellas tienen un papel crucial que desempeñar en la promoción de
los derechos humanos, ya que sin su voz se vería debilitado el tejido social.
En
su mensaje, el Pontífice subrayó que el Evangelio es un mensaje de alegría que anima
a hombres y mujeres a disfrutar del amor conyugal, que lejos de sofocar, la fe y la
moral cristianas quieren hacer al hombre y sus relaciones sanas, fuertes y realmente
libres. Este es el significado exacto de los Diez Mandamientos: no son una serie de
“noes”, sino un gran “sí” al amor ya la vida.
Al finalizar el mensaje el Papa
subrayó que el genio de la mujer para movilizar y organizar dotará a las familias
de los conocimientos y la motivación necesarias para desarrollar cada vez más redes
de intercambio de experiencias y generación de nuevas ideas.
La mujer siempre
ha estado presente en diversos momentos de la Iglesia. Recordamos que en 1988, con
motivo del Año Santo Mariano, el Papa Juan Pablo II escribió la espléndida Carta Apostólica
titulada "Mulieris dignitatem" (Sobre la dignidad de la mujer), que es todo un canto
a la mujer, a quien Dios ha confiado el hombre y quien hace realidad el primado del
amor y la entrega. Posteriormente, el Papa Woytyla, en 1995, escribió otra bellísima
Carta a las mujeres y sobre su relación con los sacerdotes.
Tiempo atrás, el
Concilio Vaticano II, entre los mensajes que dirigió a los distintos colectivos humanos
con motivo de su clausura en diciembre de 1965, escribió también una Carta a las mujeres.
Allí se lee: "Llega la hora, ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se
cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiera en el mundo una influencia, un
peso, un poder jamás alcanzados hasta ahora. Por eso, en este momento en que la humanidad
conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del evangelio pueden
ayudar tanto a que la humanidad no decaiga".
Esa fuerza y responsabilidad de
proteger la vida, de impulsar con el amor las dinámicas sociales para beneficio de
todos los grupos sociales.