En el IV aniversario de la muerte de Juan Pablo II la Iglesia sigue con expectación
su causa de beatificación
Jueves, 2 abr (RV).- Benedicto XVI preside esta tarde la celebración eucarística en
el cuarto aniversario de la muerte de su amado predecesor Juan Pablo II. La expectación
por su Beatificación es momento propicio para impulsar la conversión de todos, de
la mano de María.
Benedicto XVI preside esta tarde a las seis en la Basílica
de San Pedro, la celebración eucarística, en el cuarto aniversario de la muerte de
su amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II. Conmemoración que contará con
la participación de los jóvenes de la diócesis de Roma. Precisamente ayer - en sus
saludos en lengua polaca durante la audiencia general – uniéndose espiritualmente
a los numerosísimos peregrinos polacos que acuden a rezar ante la tumba del Papa Karol
Wojtyla, el Santo Padre señaló que reza por el don de su beatificación.
En
una entrevista concedida a nuestra emisora, el prefecto de la Congregación para las
Causas de los Santos, el arzobispo Angelo Amato, nos aclara, cómo está procediendo
la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II:
«Ante todo deseo
precisar que la Causa del gran Siervo de Dios recibió una gran aceleración cuando,
el 9 de mayo de 2005, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó de los cinco años previstos
para su introducción. Hecho que puso esta Causa en un camino preferencial, por el
que avanza con expedición. Ello significa que no se insertará en la lista de las Causas
– más de mil – en espera de juicio».
A mons. Amato le preguntamos si se puede
decir que se aproxima la beatificación:
«Tratándose de una Causa di un Papa
tan conocido y amado, la forma expedita obliga a una gran cuidado en su metodología
y contenido, en el respeto de los procedimientos previstos. Forma que no significa
apuro o superficialidad, sino todo lo contrario, implica solicitud y profesionalidad».
El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos nos explica
cómo están procediendo los trabajos:
«Como se sabe, el proceso diocesano se
concluyó felizmente en mayo de 2007. Por lo que se pudo proceder a la entrega a la
Congregación para las Causas de los Santos - a finales de noviembre de 2008 - de la
denominada ‘Positio’, para el primer examen de los Consultores teólogos. Una vez realizado
este examen – cuyo tiempo preciso no podemos prever - la Causa pasará al juicio de
la Sesión Ordinaria de los Cardenales y de los Obispos, para llegar finalmente a la
decisión del Santo Padre, para el decreto de Venerabilidad. Decreto importante porque
subraya la heroicidad de las virtudes. También el presunto milagro es sometido a un
cuidadoso procedimiento, que prevé los siguientes pasos: parecer de dos peritos médicos,
examen colegial de la Consulta médica y examen de los teólogos y sesión ordinaria
de los cardenales y de los obispos. El resultado es presentado al Santo Padre para
su decisión final. Una vez concluido este procedimiento - que, repito, precisamente
por respeto a la grandiosa figura del Siervo di Dios, se debe realizar de forma especialmente
atenta - se podrá prospectar una fecha eventual para la Beatificación. Pero por ahora
no sabemos cuándo será».
También le pedimos a Mons. Amato que nos hable sobre
la gran atención que abraza la figura de Juan Pablo II, no sólo en Polonia sino en
toda la Iglesia universal:
«No sólo la noble nación polaca, sino toda la Iglesia
sigue con atención y expectación el avance solícito de la Causa, con sentimientos
que comparte también el Santo Padre Benedicto XVI, así como nuestra Congregación.
Por ello procedemos con comprensible solicitud. Juan Pablo II con su existencia y
con su magisterio sigue iluminando la Iglesia con su grandeza. Pero, sobre todo,
sigue inspirando en todos nosotros, en particular en los jóvenes, propósitos de santidad
y de apostolado. La expectación por su Beatificación es también un momento propicio
para impulsar la conversión de todos fieles a la buena nueva del Evangelio de Jesús.
Su célebre lema mariano - ‘Totus tuus’ - debe seguir suscitando en nuestros corazones
el seguimiento de Cristo, guiados por la mano materna de María, madre de la Iglesia
y madre de los Santos. Que este tiempo de espera sea, por lo tanto, un tiempo de fervor
espiritual, de oración y también de apostolado».