2009-04-02 16:32:01

En el IV aniversario de la muerte de Juan Pablo II la Iglesia sigue con expectación su causa de beatificación


Jueves, 2 abr (RV).- Benedicto XVI preside esta tarde la celebración eucarística en el cuarto aniversario de la muerte de su amado predecesor Juan Pablo II. La expectación por su Beatificación es momento propicio para impulsar la conversión de todos, de la mano de María.

Benedicto XVI preside esta tarde a las seis en la Basílica de San Pedro, la celebración eucarística, en el cuarto aniversario de la muerte de su amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II. Conmemoración que contará con la participación de los jóvenes de la diócesis de Roma. Precisamente ayer - en sus saludos en lengua polaca durante la audiencia general – uniéndose espiritualmente a los numerosísimos peregrinos polacos que acuden a rezar ante la tumba del Papa Karol Wojtyla, el Santo Padre señaló que reza por el don de su beatificación.

En una entrevista concedida a nuestra emisora, el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el arzobispo Angelo Amato, nos aclara, cómo está procediendo la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II:

«Ante todo deseo precisar que la Causa del gran Siervo de Dios recibió una gran aceleración cuando, el 9 de mayo de 2005, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó de los cinco años previstos para su introducción. Hecho que puso esta Causa en un camino preferencial, por el que avanza con expedición. Ello significa que no se insertará en la lista de las Causas – más de mil – en espera de juicio».

A mons. Amato le preguntamos si se puede decir que se aproxima la beatificación:

«Tratándose de una Causa di un Papa tan conocido y amado, la forma expedita obliga a una gran cuidado en su metodología y contenido, en el respeto de los procedimientos previstos. Forma que no significa apuro o superficialidad, sino todo lo contrario, implica solicitud y profesionalidad».


El prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos nos explica cómo están procediendo los trabajos:

«Como se sabe, el proceso diocesano se concluyó felizmente en mayo de 2007. Por lo que se pudo proceder a la entrega a la Congregación para las Causas de los Santos - a finales de noviembre de 2008 - de la denominada ‘Positio’, para el primer examen de los Consultores teólogos. Una vez realizado este examen – cuyo tiempo preciso no podemos prever - la Causa pasará al juicio de la Sesión Ordinaria de los Cardenales y de los Obispos, para llegar finalmente a la decisión del Santo Padre, para el decreto de Venerabilidad. Decreto importante porque subraya la heroicidad de las virtudes. También el presunto milagro es sometido a un cuidadoso procedimiento, que prevé los siguientes pasos: parecer de dos peritos médicos, examen colegial de la Consulta médica y examen de los teólogos y sesión ordinaria de los cardenales y de los obispos. El resultado es presentado al Santo Padre para su decisión final. Una vez concluido este procedimiento - que, repito, precisamente por respeto a la grandiosa figura del Siervo di Dios, se debe realizar de forma especialmente atenta - se podrá prospectar una fecha eventual para la Beatificación. Pero por ahora no sabemos cuándo será».

También le pedimos a Mons. Amato que nos hable sobre la gran atención que abraza la figura de Juan Pablo II, no sólo en Polonia sino en toda la Iglesia universal:

«No sólo la noble nación polaca, sino toda la Iglesia sigue con atención y expectación el avance solícito de la Causa, con sentimientos que comparte también el Santo Padre Benedicto XVI, así como nuestra Congregación. Por ello procedemos con comprensible solicitud. Juan Pablo II con su existencia y con su magisterio sigue iluminando la Iglesia con su grandeza. Pero, sobre todo, sigue inspirando en todos nosotros, en particular en los jóvenes, propósitos de santidad y de apostolado. La expectación por su Beatificación es también un momento propicio para impulsar la conversión de todos fieles a la buena nueva del Evangelio de Jesús. Su célebre lema mariano - ‘Totus tuus’ - debe seguir suscitando en nuestros corazones el seguimiento de Cristo, guiados por la mano materna de María, madre de la Iglesia y madre de los Santos. Que este tiempo de espera sea, por lo tanto, un tiempo de fervor espiritual, de oración y también de apostolado».







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