Benedicto XVI recibe a 7 mil jóvenes voluntarios del Servicio Civil Italiano y les
pide que estén preparados para prodigarse por el prójimo y dispuestos a sufrir por
el bien y la justicia
Sábado, 28 mar (RV).- Este sábado Benedicto XVI ha recibido a 7 mil jóvenes voluntarios
del Servicio Civil Nacional Italiano a quienes ha propuesto en su discurso “que estén
preparados para gastarse por los demás y dispuestos también a sufrir por el bien y
la justicia”. Se trata de una misión al servicio de aquella paz que nunca se llega
a alcanzar totalmente sino que hay que construirla continuamente. Por desgracia -ha
afirmado el Santo Padre- “guerras y violencia no cesen nunca y la búsqueda de la paz
es siempre fatigosa”.
En la línea del Concilio Vaticano II, Benedicto XVI
ha denunciado con fuerza “la carrera armamentista” porque “no es el camino seguro
para conservar sólidamente la paz”. Es más, la carrera armamentistas es una de las
llagas más profundas de la humanidad y perjudica de manera intolerable a los pobres”.
“Para que se acabe ese escándalo” -ha añadido- es necesario iniciar “desde la reforma
de los espíritus”.
“Hoy como entonces la auténtica conversión de los corazones
representa el camino justo, el único camino que nos puede conducir a cada uno de nosotros
y a toda a la humanidad a la deseada paz. Es el camino indicado por Jesús: Él -que
es el Rey del universo- no ha venido al mundo a traer la paz con un ejército, sino
con el rechazo de la violencia. Lo dice explícitamente a Pedro en el huerto de los
Olivos: envaina tu espada porque todos aquellos que toman la espada a espada morirán”.
Es
el camino que han seguido y siguen no sólo los discípulos de Cristo -ha proseguido
el Papa- también tantos hombres y mujeres de buena voluntad testimonios valientes
de la fuerza de la no violencia”. Y siempre sobre las huellas del Concilio ha dicho:
“Nosotros debemos alabar a los que, renunciando a la violencia reivindicando sus derechos,
recurren a aquellos medios de defensa que están “por otra parte a la mano también
de los más débiles, para que aquello se pueda hacer incluso sin perjuicio de los derechos
y de los deberes de los otros o de la comunidad”. A esta categoría de constructores
de paz pertenecéis también vosotros queridos jóvenes amigos. Sed por lo tanto siempre
y por todas partes instrumentos de paz, rechazando con decisión el egoísmo y la injusticia,
la indiferencia y el odio para construir y difundir con paciencia y perseverancia
la justicia, la igualdad, la libertad, la reconciliación, la acogida, el perdón en
toda la comunidad,
El Papa, citando su último mensaje para la Jornada mundial
de la Paz ha invitado “a ensanchar el corazón hacia la necesidad de los pobres” porque
“combatir la pobreza es construir la paz”. Y aquello que hacen los jóvenes del Servicio
civil comprometidos a menudo con Caritas y con otras estructuras sociales, cercanos
a los problemas de la gente por medio de una concreta solidaridad. Benedicto XVI recuerda
las palabras de Jesús: “Quien quiere salvar la propia vida, la perderá pero quien
perderá la propia vida por mi causa y la del Evangelio la salvará. En estas palabras
hay una verdad no sólo cristiana, sino universalmente humana: la vida es un misterio
de amor que más nos pertenece cuanto más la damos. Es más, cuando más nos entregamos,
es decir, hacemos donación de nosotros mismos, de nuestro tiempo, de nuestros recursos
y cualidades por el bien de los demás”.
Según decía san Francisco de Asís:
“es dando, cuando se recibe”, perdonando, cuando se es perdonado”, muriendo cuando
se resucita a la vida eterna”. “Que sea siempre ésta la lógica de vuestra vida… sed
personas preparadas para gastaros por los demás, dispuestas también a sufrir por el
bien y la justicia”.