Ángelus: desde Angola el Papa pide a los hombres y mujeres de todo el planeta que
dirijan su mirada al gran continente africano tan lleno de esperanza, pero aún sediento
de justicia, concordia y sano desarrollo que asegure un futuro de progreso y paz
Domingo, 22 mar (RV).- Al final de la misa, el Santo Padre ha dirigido el rezo del
Ángelus y ha implorado la amorosa intercesión de la Madre del Redentor para que la
oración mariana que surge de Angola y África abrace a todo el mundo, y los hombres
y mujeres de todo el planeta se unan a esta oración y dirijan su mirada “al gran continente
africano tan lleno de esperanza, pero todavía hoy sediento de justicia, de concordia,
de un sano e integral desarrollo que pueda asegurar al pueblo un futuro de progreso
y de paz.
“Hoy confío a vuestras oraciones el trabajo de preparación para
la próxima Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, cuya celebración
está prevista para finales de año. Inspirados en la fe de Dios y confiados en las
promesas de Cristo, puedan convertirse cada vez más los católicos de este continente
en levadura de evangélica esperanza para todas las personas de buena voluntad que
aman África, que están entregadas al progreso material y espiritual de sus hijos,
y a la difusión de la paz, de la prosperidad, de la justicia y de la solidaridad en
vista al bien común”.
El Papa ha pedido a la Virgen María que continúe guiando
al pueblo de Angola a través del camino de “la reconciliación nacional, después de
la devastadora y deshumana experiencia de la guerra civil”. Y que la Santa Madre de
Dios haga presente a los cristianos de cualquier parte del mundo “el deber de amar
a nuestro prójimo, de ser constructores de paz, y de ser los primeros en perdonar
a quien ha pecado contra nosotros, así como nosotros hemos sido perdonados”.
Aquí
en África del Sur, Benedicto XVI no se ha olvidado de las guerras que ensangrientan
el continente y ha pedido asimismo a Nuestra Señora que interceda, de modo particular,
por la paz, la conversión de los corazones y por el fin del conflicto en la vecina
región de los Grandes Lagos. “Que el Hijo de María, Príncipe de la Paz, -ha exclamado
el Pontífice- lleve curación a quienes sufren, consuelo a los que lloran y fuerza
a todos aquellos que llevan adelante el difícil proceso de diálogo, negociaciones
y el cese de la violencia.
DISCURSO COMPLETO
Queridos
hermanos y hermanas
Al final de nuestra celebración
eucarística, mientras mi Visita pastoral a África está llegando a su conclusión, nos
dirigimos a María, la Madre del Redentor, para suplicar su amorosa intercesión sobre
nosotros, nuestras familias y nuestro mundo.
En
esta plegaria del Angelus, recordamos el «sí» incondicional de María a la voluntad
de Dios. Por la obediencia de fe de la Virgen, el Hijo ha venido al mundo para traernos
perdón, salvación y vida en abundancia. Haciéndose hombre como nosotros en todo, menos
en el pecado, Cristo nos ha enseñado la dignidad y el valor de cada miembro de la
familia humana. Ha muerto por nuestros pecados, para reunirnos a todos en la familia
de Dios.
Nuestra plegaria se eleva hoy desde Angola,
desde África, y abraza el mundo entero. Que los hombres y mujeres de todas las partes
del mundo que se unen a nuestra oración, dirijan a su vez sus ojos a África, a este
gran Continente tan lleno de esperanza, aunque todavía tan sediento de justicia, de
paz y de un desarrollo sano e integral, que asegure a su pueblo un futuro de progreso
y paz. Hoy encomiendo a vuestras plegarias el trabajo de preparación
para la próxima Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, cuya
celebración está prevista para finales de este año. Que, inspirados por la fe en Dios
y confiados en las promesas de Cristo, los católicos de este Continente sean cada
vez más plenamente levadura de esperanza evangélica para todas las personas de buena
voluntad que aman a África, se dedican al progreso material y espiritual de sus hijos,
y a la difusión de la paz, la prosperidad, la justicia y la solidaridad con vistas
al bien común.
Que la Virgen María, Reina de la
Paz, continúe guiando al pueblo de Angola en la tarea de la reconciliación nacional
después de la devastadora e inhumana experiencia de la guerra civil. Que sus oraciones
alcancen para todos los angoleños la gracia de un auténtico perdón, del respeto por
los otros y de la cooperación, la única que puede llevar adelante la inmensa obra
de la reconstrucción. Que la Santa Madre de Dios, que nos indica a su Hijo, nuestro
hermano, nos recuerde a los cristianos de todo lugar el deber de amar a nuestro prójimo,
de ser constructores de paz y los primeros en perdonar a quien ha pecado contra nosotros,
así como nosotros hemos sido perdonados.
Aquí,
en África del Sur, pidamos a Nuestra Señora que interceda particularmente por la paz,
la conversión de los corazones y el fin del conflicto en la cercana región de los
Grandes Lagos. Que su Hijo, Príncipe del Paz, dé alivio a quien sufre, consuelo a
los que lloran y fuerza a todos los que tratan de avanzar en el difícil proceso del
diálogo, la negociación y el cese de la violencia.
Con
esta confianza, nos dirigimos ahora a María, Madre nuestra y, al recitar la oración
del Angelus, pidamos por la paz y la salvación de toda la familia humana.