2009-03-20 16:18:43

Reflexiones en familia


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Jueves, 19 mar (RV).- Hoy en estas reflexiones queremos llamar la atención acerca de la forma como una actitud mental –positiva o negativa- puede ayudarnos a tener no sólo una vida más sana, sino además mejores relaciones interpersonales, actitudes tal vez más propositivas y coherentes en nuestro día a día.

Sin lugar a dudas, la mente es el lugar donde guardamos los recuerdos y proyectamos el futuro. Es allí de donde emergen nuestras pasiones y las motivaciones que impulsan nuestras decisiones; es ella la que diseña nuestra realidad. Por lo tanto, nunca hay que subestimar el papel determinante que desempeña en la manera como vivimos, en la felicidad que disfrutamos, las penas que sufrimos y hasta las enfermedades que padecemos.

Momentos de mal humor, depresión, incluso estrés pueden ser controlados gracias a la actitud mental que tengamos frente a las cosas diarias que vivimos y que obviamente nos afectan. Constantemente investigadores de diversas disciplines realizan investigaciones sobre la mente y las diferentes formas de afectación, desde lo que comemos, hacemos y por supuesto pensamos como categorías determinantes de nuestros comportamientos.

En nuestros días ha cobrado mucha fuerza la concepción de dominio del pensamiento y las energías que estimulan nuestros centros nerviosos. Estudios recientes demuestran que los mensajes que mandamos a estos centros nerviosos determinan la manera como actuamos. Por consiguiente, si mandamos mensajes negativos, destructores, actuaremos en pos de ello, para realizar lo que hemos establecido como objetivo.

De igual forma, mediante investigaciones que han profundizado en la relación mente-cuerpo, ha quedado establecido que el estrés, ya sea crónico o psicológico, puede obstaculizar el proceso de curación de heridas, debilitar el sistema inmunológico y hasta evitar que las vacunas tengan el resultado deseado. Al verbalizar pensamientos derrotistas e irracionales, estamos enviando un mensaje que impacta nuestro comportamiento, resquebrajando nuestra salud: mental y física. Claro, en la mayoría de los casos esto sucede en el inconsciente, donde la imagen que construimos mentalmente adquiere autonomía, es decir se va convirtiendo en realidad que vivimos.

Por el contrario, si una actitud mental optimista rige nuestras vidas manteniéndonos enfocados en lo positivo, potenciamos grandes logros. Quizá esto suena a dicho popular, e incluso a los mensajes que tantas veces circulan por Internet en las conocidas cadenas. O tal vez sea una moda de vincular nuevas prácticas o terapias no convencionales frente a nuevos males sociales como el estrés y los altos niveles de agresividad cotidiana que viven muchos grupos sociales.

Y no se trata de idealizar nuestra vida, o de pintar de rosa la realidad de todos los días para verla de otra manera. Es poder mirar con realismo la vida diaria, los problemas en su justa medida, pero también los logros y los aciertos, reconocer nuestras propias capacidades para enfrentar la cotidianidad, los problemas, y sobre todo no perder la esperanza y la confianza de que las cosas siempre se pueden mejorar.

Lo cierto es que estamos presenciando una fuerte tendencia a buscar en el control de la mente la respuesta a muchos de nuestros males cotidianos, que no solo afectan la salud mental y física, sino sobre todo nuestras interacciones familiares y sociales en el día a día.

Son muchos los sitios que hoy han implementado como alternativas a los ritmos frenéticos que muchas personas tienen diariamente, cursos de relajación, terapias para respirar mejor, conocer mejor nuestros cuerpos, todo ello como solución a los males cotidianos de la rutina, la agitación urbana, la velocidad de las grandes ciudades, e incluso las múltiples actividades y roles en los que nos involucramos cada día.

Esta tendencia demuestra la necesidad que tenemos de volver hacia la naturaleza humana, y desde sí misma, desde el reconocimiento de nuestras fortalezas y debilidades, buscar un equilibrio de las emociones con el entorno en el que vivimos, sin dejar arrastrarnos por las múltiples presiones que tenemos, que sin duda deterioran nuestra calidad de vida.

Textos: Alma García
Locución: Alina Tufani







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