Benedicto XVI espera que el Sínodo para África contribuya a hacer crecer la esperanza
en sus pueblos y dé un nuevo impulso misionero al servicio de la reconciliación, la
justicia y la paz
Jueves, 19 mar (RV).- Fruto de una profunda reflexión el instrumento de trabajo que
el Santo Padre entregó hoy a los obispos de África presenta los aspectos más relevantes
de la situación eclesial y social del continente, pero sobretodo refleja el dinamismo
de la iglesia africana y sus principales desafíos.
Al concluir la multitudinaria
celebración eucarística en el estadio Ahidjo, Benedicto XVI entregó oficialmente el
instrumento de trabajo de la II Asamblea especial del Sínodo para África iniciando
su breve alocución con el recuerdo de su predecesor Juan Pablo II quien hace 14 años,
justamente en Yaundé, consignó la Exhortación apostólica post-sinodal ‘Ecclesia in
Africa’.
“Hoy para mi es motivo de gran alegría el entregarles el texto del
instrumentum laboris” -manifestó el Pontífice- y puso de relieve que el tema de la
Asamblea Sinodal: “La iglesia en África al servicio de la reconciliación, de la paz
y de la justicia” es de gran importancia para la vida del continente, pero también
para la vida de la iglesia universal.
Benedicto XVI destacó que partiendo de
las importantes reflexiones contenidas en el instrumento de trabajo los obispos deberán
examinar la situación social de los distintos países del continente, el dinamismo
de la iglesia y los retos a los que se enfrenta.
“Espero vivamente que los
trabajos de la Asamblea sinodal contribuyan a hacer crecer la esperanza para vuestros
pueblos y para el continente en general: contribuyan a infundir en cada una de vuestras
Iglesias locales un nuevo impulso evangélico y misionero al servicio de la reconciliación,
de la justicia y de la paz, según el programa formulado por el mismo Señor: “Ustedes
son la sal de la tierra… Ustedes son la luz del mundo” (Mt 5, 13.14). Que la alegría
de la Iglesia en África por este Sínodo sea alegría de la Iglesia Universal”
Y
al exhortar a los fieles a unirse a sus obispos y a acoger en la oración la preparación
y desarrollo del sínodo, Benedicto XVI concluyó su discurso invocando a la Reina de
la Paz para que sostenga los esfuerzos de todos los “artesanos” de reconciliación
de justicia y de paz.
DISCURSO COMPLETO
Queridos Hermanos
en el Episcopado, Presidentes de las Conferencias Episcopales nacionales
y regionales de África y Madagascar
Hace catorce
años, el 14 de septiembre de 1995, mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo II,
firmaba precisamente aquí, en Yaundé la Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia
in Africa. Hoy es para un mí motivo de gran alegría entregaros el texto del Instrumentum
laboris de la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos, que
se celebrará en Roma el próximo mes de octubre. El tema de esta Asamblea «La Iglesia
en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz», que está en continuidad
con la Ecclesia in Africa, tiene gran importancia para la vida de vuestro Continente,
pero también para la vida de la Iglesia universal. El Instrumentum laboris es fruto
de vuestra reflexión, a partir de los aspectos relevantes de la situación eclesial
y social de vuestro País de origen. Refleja el gran dinamismo de la Iglesia en África,
pero también los desafíos con los que tiene que enfrentarse, y que el Sínodo tendrá
que examinar. Esta tarde tendré ocasión de tratar más detenidamente este tema con
los miembros del Consejo especial para África del Sínodo de los Obispos. Deseo ardientemente
que los trabajos de la Asamblea sinodal contribuyan a hacer crecer la esperanza para
vuestros pueblos y para el Continente en su conjunto; que sirvan para infundir en
cada una de vuestras Iglesias particulares un nuevo impulso evangélico y misionero
al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz, según el programa expresado
por el Señor mismo: «Vosotros sois la sal de la tierra [...]. Vosotros sois la luz
del mundo» (Mt 5,13.14). Que la alegría de la Iglesia en África por la celebración
de este Sínodo sea también la alegría de la Iglesia universal.
Queridos
hermanos y hermanas que os unís estrechamente en torno a vuestros Obispos, representando
en cierto modo la Iglesia que peregrina en todos los pueblos de África, os invito
a acoger en vuestra plegaria la preparación y el desarrollo de este gran acontecimiento
eclesial. Que la Reina de la Paz aliente los esfuerzos de todos los «artesanos» de
reconciliación, justicia y paz. Nuestra Señora de África, ruega por nosotros.