2009-03-18 17:03:23

Educación, investigación y ayuda humana y espiritual para combatir el SIDA. Palabras del Papa sobre la enfermedad


Miércoles, 18 mar (RV).- Para combatir contra el flagelo del SIDA y tutelar la vida humana, la Iglesia concentra su esfuerzo en la educación, la investigación y la asistencia humana y espiritual, y no considera que optar exclusivamente por el aumento de la difusión de preservativos sea el mejor camino, ni el más eficaz. Esta es la orientación sobre la cual la Iglesia concentra su esfuerzo para combatir la enfermedad, según la declaración de la oficina de prensa de la Santa Sede hecha pública esta tarde, tras las reacciones provocadas por las palabras del Papa sobre la prevención del SIDA.

El comunicado precisa que “el Santo Padre ha subrayado la posición de la Iglesia católica y las líneas esenciales de su compromiso en la lucha contra el terrible flagelo del SIDA: primero, con la educación a la responsabilidad de las personas en el uso de la sexualidad y la reafirmación del papel esencial del matrimonio y la familia; segundo, con la investigación y la aplicación de curas eficaces del SIDA, poniéndolas a disposición del mayor número posible de enfermos a través de numerosas iniciativas e instituciones sanitarias; y tercero, mediante la asistencia humana y espiritual de los enfermos de SIDA como de todos los que sufran, que desde siempre están en el corazón de la Iglesia”.

En la conferencia de prensa realizada por Benedicto XVI sobre el avión que lo transportaba al África, un periodista francés le preguntó:

- “Santidad, entre los muchos males que atormentan el África, está también y en particular la difusión del SIDA. La posición de la Iglesia Católica sobre el modo de luchar contra esto es muchas veces considerada no realista ni eficaz. Ud. ¿afrontará este tema durante el viaje?”

El Santo Padre respondió: “Yo diría lo contrario. Pienso que la realidad más eficaz y más presente en la lucha contra el SIDA es propiamente la Iglesia Católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la Comunidad de San Egidio que hace tanto, visiblemente y también invisiblemente, en la lucha contra el SIDA; los Camilianos y todas las religiosas que están a disposición de los enfermos… Diría que no se puede superar este problema solo con slogans publicitarios. Si no esta el espíritu, si los africanos no ayudan, no se puede superar con la distribución de profilácticos, al contrario, aumenta el problema.

La solución solo puede ser doble: primero, una humanización de la sexualidad, esto es una renovación espiritual y humana que lleve consigo un nuevo modo de comportarse el uno con el otro; y segundo, una verdadera amistad, también y sobre todo con las personas sufrientes; la disponibilidad con sacrificios, con renuncias personales, para estar con los que sufren. Es sobre todo esto lo que ayuda y lo que lleva a progresos visibles. Por esto diría que ésta es nuestra doble fuerza: renovar el hombre interiormente; dar fuerza espiritual y humana para un comportamiento justo en relación al propio cuerpo y el del otro; y esta capacidad de sufrir con los que sufren, de permanecer presente en las situaciones de prueba, me parecen la justa respuesta. Y la Iglesia hace esto y así ofrece una contribución grandísima e importante. Agradecemos a todos aquellos que lo hacen.







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