Mons. Arizmendi propone revisar el sistema económico mundial, un modelo injusto y
generador de injusticias
Jueves, 5 mar (RV).- “Como pastores, no podemos permanecer indiferentes ante las incertidumbres,
las penas y los sufrimientos de muchas personas. No debemos asemejarnos a los sacerdotes
y levitas del Antiguo Testamento, que se reducían a cumplir sus servicios en el templo
y nada hacían por los pobres, heridos por el camino. A nadie debería extrañar que
abordemos estos temas, desde la perspectiva del Evangelio”.
Es la explicación
del obispo mexicano de San Cristóbal de las Casas, Mons. Felipe Arizmendi Esquivel
explicando las razones del encuentro en Roma, mañana viernes y el sábado, de los miembros
de la Asociación alemana "Misereor" y una veintena de obispos, expertos y laicos latinoamericanos,
que ya en ocasiones pasadas han reflexionado sobre temas como la deuda externa y la
marginación y exclusión social.
Mons. Arizmendi explica su viaje a Roma en
un artículo en el que afirma, citando la Encíclica Deus caritas est, que “la Iglesia
no puede, ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad
más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe
quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de
la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales
la justicia, que siempre exige también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar.
La sociedad justa no puede ser obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante,
le interesa sobremanera trabajar por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia
y la voluntad a las exigencias del bien” (Deus caritas est, 28).
El obispo
de San Cristóbal de las Casas propone una serie de medidas e interrogantes para afrontar
la crisis actual, como “una revisión del sistema económico mundial”; cuyo modelo el
prelado define como “injusto y generador de injusticias, pues para sostenerse requiere
explotación, exclusión y destrucción”. Mons. Arizmendi habla de este encuentro en
Roma, que no puede reducirse a “quejas y lamentos, culpando al neoliberalismo como
la única raíz de los males”, ni “discursos virulentos contra lo establecido” de cariz
antisistema y muy de izquierda, pero que nada modifican.
Para el prelado “el
cambio global nos trasciende; pero hay cosas sencillas que podemos hacer”. De hecho
el obispo propone generar el cambio desde abajo y desde adentro y para ello sugiere
una serie sencilla de medidas como evitar gastos superfluos y educar a los hijos a
reducir caprichos. Suprimir cosas y costumbres superfluas, ahorrar, adoptar comportamientos
ecológicos y de respeto a la naturaleza y compartir los bienes con los pobres, los
migrantes, los presos, los enfermos, los ancianos, los huérfanos y las viudas. “La
austeridad personal y la fraternidad con los que sufren más que tú, escribe el prelado
mexicano, te hará disfrutar lo que tienes y colaborar para un mundo nuevo”.