El Papa reitera, a los miembros de varias asociaciones benéficas, la importancia de
luchar contra la pobreza para impulsar la paz y la dignidad humana, testimoniando
el amor de Dios a todos los hombres, en particular a los más pobres
Viernes, 27 feb (RV).- Una vez más, Benedicto XVI ha hecho hincapié en la importancia
de luchar contra la pobreza para impulsar la paz y la dignidad humana, testimoniando
el amor de Dios a todos los hombres, en particular a los más pobres. En su audiencia
a los miembros de las asociaciones benéficas ‘Pro Petri Sede’ y ‘Etrennes
Pontificales’ de Bélgica y Países Bajos que han peregrinado a Roma para entregarle
su tradicional ofrenda, el Santo Padre ha expresado su profunda gratitud por la activa
colaboración que le brindan con generosidad, para salir al paso de los hermanos necesitados.
“Confiando
los frutos de vuestra colecta al Sucesor de Pedro –ha señalado el Papa- vosotros le
permitís ejercer una caridad concreta y activa, que es signo de su solicitud por todas
las Iglesias, por cada bautizado y por cada hombre. Os agradezco profundamente en
nombre de todas las personas, que vuestra generosidad sostendrá en la lucha contra
los males que atentan contra su dignidad. Luchando contra la pobreza, ofrecemos más
oportunidades al logro de la paz y a que ésta se arraigue en los corazones de todos”.
Acogiendo
con alegría a estos peregrinos, que cada dos años acuden a las tumbas de los Apóstoles,
para rogar al Señor que les fortifique en la fe y bendiga sus esfuerzos para testimoniar
generosamente su amor, Benedicto XVI ha recordado que el “Año Paulino nos ofrece la
ocasión –a través de la meditación de la palabra del Apóstol de las Naciones– de tomar
una conciencia más viva sobre el hecho de que la Iglesia es un Cuerpo, a través del
cual circula una misma vida, que es la de Jesús”.
“Por lo tanto –ha proseguido
el Papa- cada miembro del cuerpo eclesial está enlazado de manera muy profunda a todos
los otros y no puede ignorar sus necesidades. Alimentados con el mismo pan eucarístico,
los bautizados no pueden quedar indiferentes cuando falta el pan sobre la mesa de
los hombres. Además este año, habéis acogido el llamado a abrir aún más vuestros corazones
a las necesidades de los más pobres, con el fin de aliviar el sufrimiento de los miembros
del Cuerpo de Cristo afectados por la miseria y con el anhelo de que sean más ardientes
y libres testigos de la Buena Nueva”. Antes de su Bendición Apostólica, el Papa
ha terminado sus palabras llenas de gratitud encomendado a los miembros de estas dos
asociaciones benéficas de Bélgica y Países Bajos, y a sus seres queridos a la intercesión
de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Misericordia.