2009-02-19 15:52:36

El Papa y el primer ministro británico analizan la crisis económica mundial, las iniciativas en favor de los países menos desarrollados, y el deseo común de un mayor compromiso de la comunidad internacional para resolver conflictos como el de Oriente Medio


Jueves, 19 feb (RV).- Esta mañana Benedicto XVI ha recibido en audiencia al primer ministro británico, Gordon Brown, y durante su encuentro se ha analizado en particular la actual crisis económica mundial y el deber de proseguir con las iniciativas en favor de los países menos desarrollados y favorecer la colaboración en los proyectos de promoción humana, respeto del ambiente y desarrollo sostenible.

Además, según informa el comunicado de prensa de la Santa Sede que informa del encuentro, se ha manifestado el deseo de que la comunidad internacional asuma un mayor compromiso para resolver los conflictos en curso, y particularmente el de Oriente Medio. En el encuentro también se han tratado temas bilaterales de interés para la comunidad católica del Reino Unido. Sucesivamente, el primero ministro británico se reunido con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado y Mons. Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados.

Hoy Gordon Brown ha aprovechado la ocasión del encuentro para regalar al Santo Padre una fotografía relacionada con la adquisición de la primera de una serie de obligaciones solidarias emitidas en 2006 y garantizadas por varios gobiernos del mundo. Entonces el cardenal Renato Raffaele Martino compró, en nombre del Santo Padre, la primera obligación emitida por el organismo Ayuda Financiera Internacional para las Vacunaciones.

Estas obligaciones, según informaba el Consejo Pontificio Cor Unum, podían ser adquiridas tanto por instituciones, organizaciones o personas y estaban garantizadas por varios gobiernos, entre ellos el británico. De hecho los gobiernos eran quienes pagaban los intereses y restituían las cantidades invertidas en las obligaciones a su término, mientras que el importe de las mismas beneficiaba directamente a las poblaciones más necesitadas, y en especial a los niños, a través de vacunaciones a gran escala. Aquel gesto de Benedicto XVI, real y simbólico al mismo tiempo, manifestaba el apoyo total de la Santa Sede a una iniciativa, con amplia garantía internacional, destinada al área de ayuda al desarrollo.







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