El Papa y el primer ministro británico analizan la crisis económica mundial, las iniciativas
en favor de los países menos desarrollados, y el deseo común de un mayor compromiso
de la comunidad internacional para resolver conflictos como el de Oriente Medio
Jueves, 19 feb (RV).- Esta mañana Benedicto XVI ha recibido en audiencia al primer
ministro británico, Gordon Brown, y durante su encuentro se ha analizado en particular
la actual crisis económica mundial y el deber de proseguir con las iniciativas en
favor de los países menos desarrollados y favorecer la colaboración en los proyectos
de promoción humana, respeto del ambiente y desarrollo sostenible.
Además,
según informa el comunicado de prensa de la Santa Sede que informa del encuentro,
se ha manifestado el deseo de que la comunidad internacional asuma un mayor compromiso
para resolver los conflictos en curso, y particularmente el de Oriente Medio. En el
encuentro también se han tratado temas bilaterales de interés para la comunidad católica
del Reino Unido. Sucesivamente, el primero ministro británico se reunido con el cardenal
Tarcisio Bertone, secretario de Estado y Mons. Dominique Mamberti, secretario para
las Relaciones con los Estados.
Hoy Gordon Brown ha aprovechado la ocasión
del encuentro para regalar al Santo Padre una fotografía relacionada con la adquisición
de la primera de una serie de obligaciones solidarias emitidas en 2006 y garantizadas
por varios gobiernos del mundo. Entonces el cardenal Renato Raffaele Martino compró,
en nombre del Santo Padre, la primera obligación emitida por el organismo Ayuda Financiera
Internacional para las Vacunaciones.
Estas obligaciones, según informaba el
Consejo Pontificio Cor Unum, podían ser adquiridas tanto por instituciones, organizaciones
o personas y estaban garantizadas por varios gobiernos, entre ellos el británico.
De hecho los gobiernos eran quienes pagaban los intereses y restituían las cantidades
invertidas en las obligaciones a su término, mientras que el importe de las mismas
beneficiaba directamente a las poblaciones más necesitadas, y en especial a los niños,
a través de vacunaciones a gran escala. Aquel gesto de Benedicto XVI, real y simbólico
al mismo tiempo, manifestaba el apoyo total de la Santa Sede a una iniciativa, con
amplia garantía internacional, destinada al área de ayuda al desarrollo.