Audiencia general: Benedicto XVI pide oraciones para poder reencontrar '' nuestras
raíces europeas cristianas y ser constructores de una Europa cristiana y profundamente
humana”
Miércoles, 18 feb (RV).- Esta mañana Benedicto XVI ha presidido la Audiencia General
de los miércoles en la plaza de san Pedro para los peregrinos presentes en Roma. Sonriendo,
lo primero que ha dicho el Papa ha sido: "hace frío, pero por lo menos no llueve y
no nieva y por ello debemos dar las gracias". Según los datos facilitados por la Prefectura
de la Casa Pontificia han participado en la audiencia unos 15 mil quinientos fieles,
procedentes de varios países del mundo. También ha estado presente un numerosísimo
grupo de peregrinos de la Archidiócesis italiana de Brindisi-Ostuini (unas 4 mil personas),
mientras otro gran grupo estaba formado por unos mil clérigos Regulares de San Pablo,
conocidos también con el nombre de barnabitas.
Siguiendo su acostumbrada
catequesis sobre los grandes escritores eclesiásticos de la Iglesia, hoy el Santo
Padre ha hablado de San Beda el Venerable, monje benedictino del siglo séptimo, historiador
y teólogo litúrgico de la Iglesia. Recordando las enseñanzas de San Beda, el Papa
ha manifestado que hay que presentar el Evangelio de manera "atrayente" a los fieles
y de exponer las verdades dogmáticas "ateniéndose a la sencillez católica". Benedicto
XVI ha pedido a los obispos que prediquen "no sólo mediante la palabra, sino valorando
también las imágenes, las procesiones y las peregrinaciones".
Al igual que
San Beda, el Pontífice ha recomendado el uso de las lenguas vernáculas para presentar
el Evangelio y ha animado a los jóvenes a llevar el Evangelio por el mundo mediante
la misión, integrando el Evangelio "en el tejido social y en las instituciones culturales”.
En otro momento de su alocución, el Santo Padre ha hecho hincapié en la colaboración
entre el judaísmo y el cristianismo y ha pedido a los padres cristianos que formen
cristianamente a sus hijos. "Recemos también hoy -ha terminado diciendo el Papa- para
que volvamos a encontrar nuestras raíces cristiana y podamos así construir una Europa
cristiana y profundamente humana".
Este ha sido el resumen que de su catequesis
ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes
en la Plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
San Beda el Venerable, uno
de los eruditos más insignes de la alta Edad Media, nació hacia el año seiscientos
setenta en la región inglesa de Northumbria. A los siete años, sus parientes lo confiaron
al Abad de un monasterio benedictino cercano, para su educación. Tras una vida de
estudio, escritura y docencia, murió en mayo del año setecientos treinta y cinco.
A su reflexión teológica, basada en la Sagrada Escritura comentada a la luz de Cristo
y de la Iglesia, unió el interés por la historia, componiendo varias obras en este
campo que le merecieron el reconocimiento de padre de la historiografía inglesa. Cultivó
también la teología litúrgica y son bien conocidos sus comentarios a los evangelios
dominicales y festivos, con los que invita a los fieles a celebrar gozosamente los
misterios de la fe y a ser coherentes con ellos en la propia vida. Con este modo de
hacer teología, entrelazando Biblia, liturgia e historia, san Beda dejó un mensaje
actual para los distintos miembros de la Iglesia y con su producción literaria contribuyó
eficazmente a la construcción de una Europa cristiana.
Saludo
con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular los miembros de la Comisión
Promotora del monumento en Sevilla al Papa Juan Pablo II y a los componentes de la
Fundación “Padre Leonardo Castillo”, de esa misma ciudad, acompañados por el Señor
Cardenal Carlos Amigo Vallejo; a los Seminaristas y fieles de la Diócesis de Cartagena,
con su Obispo, Monseñor Juan Antonio Reig Plá, así como a los demás grupos venidos
de España, Chile, México y otros países de Latinoamérica. Que la palabra y el ejemplo
de san Beda el Venerable os ayuden en vuestra vida cristiana. Muchas gracias.
Como
siempre el Papa ha saludado, al final de la audiencia a los jóvenes a los enfermos
y a los recién casados. Queridos jóvenes, preparaos para afrontar las importantes
etapas de la vida con un compromiso espiritual, edificando todo proyecto sobre las
sólidas bases de la fidelidad a Dios. Queridos enfermos, sed siempre conscientes que,
ofreciendo vuestros sufrimientos al Padre celestial en unión con los de Cristo, contribuís
a la construcción del Reino de Dios. Y vosotros, queridos recién casados, haced crecer
cada día vuestra familia gracias a la escucha de Dios, para que permanezca sólido
vuestro amor recíproco y se abra a la acogida de los más necesitados.