2009-02-02 15:31:54

Visita ad limina de los obispos de Turquía: el Papa recuerda el deber del Estado de asegurar la libertad de culto e impedir “todo tipo de violencia o daño" a creyentes de cualquier credo e invita a cristianos y musulmanes a trabajar juntos por la paz y la justicia


Lunes, 2 feb (RV).- Los cristianos y los musulmanes se deben comprometer juntos por el hombre, por la vida, por la paz y la justicia. Esta ha sido la exhortación que Benedicto XVI ha hecho en su discurso a los obispos de Turquía al final de su visita ad limina apostolorum. El Santo Padre ha recordado que Turquía se rige por una Constitución que contempla la laicidad del estado, aunque la mayoría de sus habitantes sean musulmanes. “La distinción entre la esfera civil y la religiosa -ha observado el Pontífice- es ciertamente un valor que va protegido”. Sin embargo, ha proseguido, el Estado debe “asegurar de manera eficaz a los ciudadanos y a las comunidades religiosas la libertad de culto” impidiendo “todo tipo de violencia o daño a los creyentes” de cualquier credo.

En este contexto, el Papa ha elogiado la voluntad de diálogo de los prelados con las autoridades turcas, de manera particular en lo que se refiere al “reconocimiento jurídico de la Iglesia católica y de sus bienes”. “Un reconocimiento en este sentido -ha afirmado Benedicto XVI- permitirá desarrollar consecuencia positivas para todos”. El Papa ha expresado el deseo para que se establezcan “contactos permanentes” por ejemplo por medio de la intermediación de una Comisión bilateral, para estudiar las cuestiones que no han sido todavía resueltas.

Asimismo, el Papa ha hecho hincapié en el Año Paulino que tiene -ha dicho- una importancia particular en la tierra donde el apóstol de las Gentes nació y fundó numerosas comunidades. “Me complazco vivamente -ha dicho el Papa- por la dimensión ecuménica” marcadas por las iniciativas en Turquía por el Año Paulino, deseando que se registren nuevos progresos en el camino hacia la unidad de los cristianos. Por otra parte, el Pontífice ha deseado que, en Turquía, se les facilite a los peregrinos el acceso a los numerosos lugares significativos para la fe cristiana.

“La existencia de vuestras Iglesias locales, en toda su diversidad” -ha sido después la reflexión abordada por el Papa- se sitúa en la prolongación de “una rica historia caracterizada por el desarrollo de las primeras comunidades cristianas”. A este punto, el Papa se ha referido a los muchos discípulos de Cristo que han dado testimonio del Evangelio en Turquía, hasta la donación suprema de su vida, como don Andrea Santoro. “Que su ejemplo -ha proseguido- sirva de anónimo empuje para testimoniar el amor de Dios por todos los hombres”.

“El pueblo de Dios -ha dicho el Papa- encontrará un sostén eficaz en su fe y en su esperanza en la auténtica comunión eclesial”. Y por lo tanto, ha subrayado, que precisamente los obispos son los primeros responsables de la realización completa de esta comunión. Esta unidad -ha proseguido- encuentra una fuente vital en la Palabra de Dios, como ha sido confirmado en el reciente Sínodo. Benedicto XVI ha recordado que un momento significativo de la Asamblea Sinodal fue la intervención del Patriarca Ecuménico Bartolomé I. Al final del discurso, el Papa ha exhortado a los sacerdotes y religiosos, muchos de ellos provenientes del extranjero, a inserirse cada vez mejor en la realidad local turca y ha puesto el acento sobre la importancia de la pastoral juvenil y sobre la formación de los laicos.







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