2009-01-23 15:04:16

Al recibir al recién elegido nuevo patriarca sirio católico de Antioquia, Benedicto XVI pide a los católicos que sean sembradores de paz y esperanza en Tierra Santa, Irak y Líbano


Viernes, 23 ene (RV).- “Que la Iglesia anuncie a Cristo con las palabras de Oriente y Occidente, sembrando paz y esperanza”. Es cuanto ha afirmado el Santo Padre esta mañana recibiendo en el Vaticano al nuevo Patriarca de Antioquia de los Sirios, Ignace Youssif III Younan, al que ha concedido la comunión eclesiástica, tras su elección por el sínodo de los obispos de la Iglesia sirio-católica, que acaba de celebrase precisamente en Roma del 18 al 20 de enero.

El Papa ha acogido con alegría al nuevo patriarca de Antioquía de los sirios, deseando que los miembros de esta comunidad eclesial puedan ser “sembradores de paz en Tierra Santa, Irak y el Líbano”, lugares donde la Iglesia siria tiene “una estimada presencia histórica”. El nuevo patriarca, de 64 años de edad, ha desarrollado su servicio episcopal durante muchos años en EEUU y en Canadá con la comunidad de la diáspora, constituida por muchos fieles cristianos que han dejado los países de Oriente Medio “a la búsqueda de mejores condiciones de vida”.

“Mi deseo -ha dicho el Papa- es que en Oriente, desde donde ha venido el anuncio del Evangelio, las comunidades cristianas continúen viviendo y dando testimonio de su fe, como han hecho en el curso de los siglos”. Al mismo tiempo, el Papa ha auspiciado que todos los católicos que se encuentran diseminados por el mundo, “puedan recibir las necesarias atenciones pastorales, y de esta manera seguir unidos a sus raíces religiosas fructuosamente”.

 Benedicto XVI ha invocado “la ayuda del Señor para todas las comunidades católicas orientales, de modo que allí donde se encuentren sepan integrarse en su nuevo contexto social y eclesial, sin perder su propia identidad y llevando la huella de su espiritualidad oriental”, de modo que utilizando “las palabras de Oriente y Occidente”, la Iglesia “hable con eficacia de Cristo al hombre contemporáneo”. “De esta manera -ha terminado diciendo el Papa- los cristianos afrontarán los retos y los desafíos más urgentes de la humanidad, edificarán la paz y la solidaridad universal y darán testimonio de la gran esperanza de la que son portadores infatigables”.







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