“En la Madre sentimos que Dios se ha hecho hombre”. Benedicto XVI agradeció ayer con
alegría el título de ciudadano honorario de la ciudad austriaca de Mariazell
Jueves, 22 ene (RV).- Ayer, al final de la mañana, en la pequeña sala que se encuentra
en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre Benedicto XVI recibió el título de
ciudadano honorario de la ciudad austriaca de Mariazell, cuyo santuario visitó en
septiembre de 2007. Para esta ocasión viajó una delegación austriaca, guiada por
el obispo de Graz, Mons. Egon Kapellari. Entre los miembros de esta peregrinación
destacamos la presencia del abad benedictino del Santuario de Mariazell, el padre
Karl Schauer; el alcalde de esa localidad, Helmut Pertl y el profesor Georg Weissmann,
quien en octubre de 2004 había invitado al entonces cardenal Ratzinger a unirse a
un grupo de peregrinación a Mariazell. Al respecto cabe destacar que aquella visita
constituyó el primer encuentro del Pontífice con el célebre Santuario mariano de Austria.
Estos peregrinos austriacos participaron ayer en la misa que celebró el cardenal
Angelo Sodano en la Basílica de San Pedro y, sucesivamente, se recogieron en oración
ante la tumba del Siervo de Dios Juan Pablo II. En el curso del encuentro con el Santo
Padre, Mons. Kapellari entregó a Benedicto XVI el primer ejemplar del libro titulado
“El proyecto de Dios”, que contiene una serie de reflexiones pronunciadas por el cardenal
Ratzinger en 1985 a los seminaristas del St. Georgen am Längsee, en el ámbito de los
“Coloquios de St. Georgen”.
En sus palabras de agradecimiento, pronunciadas
en alemán, Benedicto XVI manifestó su alegría por ser ciudadano de Mariazell y poder
vivir, de este modo, tan cerca de la Madre de Dios. Al recordar su peregrinación del
año 2004, con los Notarios europeos, el Papa dijo que, además de haber gozado de
un tiempo espléndido, percibieron juntos lo que Europa es capaz de construir y de
dónde le ha venido todo lo que hoy forma su identidad, y cómo Europa puede llegar
a ser nuevamente ella misma: a través del encuentro con el Señor, que nos conduce
a su Madre. “En efecto –dijo el Papa- precisamente en la Madre sentimos que Dios se
ha hecho hombre. Y de este modo, hemos percibido la alegría de estar juntos, la fuerza
de nuestras raíces y con ella también la posibilidad de un nuevo futuro juntos”.
En
cambio, refiriéndose a su visita pastoral del 2007, el Papa recordó que en aquella
oportunidad había llovido. Y dijo que, en su opinión, es precisamente la lluvia la
que los había hecho estar más unidos y más cerca dándole esta sensación de estar “juntos”
y, más aún, de estar “juntos con el Señor y con su Madre”. De ahí que el Obispo de
Roma recordara que Mons. Kapellari acuñó la expresión: “Los católicos son a prueba
de lluvia”. Mientras, recordó también el Papa, posteriormente, el jefe de redacción
del periódico de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, acuñó la expresión “lluvia de
gracias”. Por eso dijo el Papa, nos hemos dado cuenta de que puede ser positivo estar
bajo la lluvia; porque la lluvia puede ser una gracia. Y añadió que según las previsiones
humanas, durante esta vida no logrará volver físicamente en peregrinación a Mariazell,
“pero ahora –añadió- allí vivo verdaderamente y, en este sentido, estoy siempre presente”.
En los paseos que doy y en los paisajes de los recuerdos, vuelvo siempre a detenerme
en Mariazell, precisamente porque siento que la Madre, sale aquí a nuestro encuentro
y nos une a todos”.