El Papa clausura la VI Jornada Mundial de las Familias de México con el anuncio de
que la ciudad de Milán será la próxima sede en 2012 con el tema “La familia, el trabajo
y la fiesta”
Domingo, 18 ene (RV).- Con una multitudinaria misa en el Santuario mexicano de Nuestra
Señora de Guadalupe, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, Legado Pontificio,
ha clausurado este domingo el VI Encuentro Mundial de las Familias en Ciudad de México,
que ha tenido como tema: “La familia formadora de los valores humanos y cristianos”.
Al final de la Celebración eucarística, Benedicto XVI ha intervenido en conexión con
Roma para saludar a cientos de miles de familias de México, reunidas en esta gran
asamblea litúrgica. “He peregrinado espiritualmente hasta ese Santuario Mariano, corazón
de México y de toda América, para confiar a Nuestra Señora de Guadalupe a todas las
familias del mundo”, ha dicho el Papa.
“Se ha de cuidar ese rico patrimonio
para que siga siendo manantial de energías morales y espirituales para afrontar con
valentía y creatividad los desafíos de hoy y ofrecerlo como don precioso a las nuevas
generaciones”, ha afirmado el Santo Padre, que ha participado muy de cerca en este
Encuentro Mundial en México, dando orientaciones específicas y siguiendo atentamente
su preparación y desarrollo.
“La respuesta cristiana ante los desafíos que
debe afrontar la familia y la vida humana en general -ha señalado el Papa- consiste
en reforzar la confianza en el Señor y el vigor que brota de la propia fe, la cual
se nutre de la escucha atenta de la Palabra de Dios. La familia es un fundamento indispensable
para la sociedad y los pueblos, así como un bien insustituible para los hijos. Es
una verdadera escuela de humanidad y de valores perennes".
Por eso “hoy más
que nunca -ha subrayado el Pontífice- se necesita el testimonio y el compromiso público
de todos los bautizados para reafirmar la dignidad y el valor único e insustituible
de la familia fundada en el matrimonio de un hombre con una mujer y abierto a la vida,
así como el de la vida humana en todas sus etapas”. “Se han de promover también medidas
legislativas y administrativas que sostengan a las familias en sus derechos inalienables,
necesarios para llevar adelante su extraordinaria misión”.
Antes de concluir
este encuentro, Benedicto XVI ha anunciado que el VII Encuentro Mundial de las Familias
tendrá lugar en la ciudad italiana de Milán, el año 2012, con el tema: “La familia,
el trabajo y la fiesta”.
A continuación les ofrecemos el texto íntegro del
mensaje del Papa: Queridos hermanos
y hermanas:
1. Les saludo a todos ustedes con afecto al término de esta solemne
celebración Eucarística con la cual se está concluyendo el VI Encuentro Mundial de
las Familias en la Ciudad de México. Doy gracias a Dios por tantas familias que, sin
ahorrar esfuerzos, se han congregado en torno al altar del Señor.
Saludo de
modo especial al Señor cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, que ha presidido
esta celebración como mi Legado. Quiero expresar mi afecto y mi gratitud al Señor
cardenal Ennio Antonelli, así como a los miembros del Consejo Pontificio para la Familia,
que él preside, al Señor cardenal arzobispo Primado de México, Norberto Rivera Carrera,
y a la Comisión Central que se ha ocupado de la organización de este VI Encuentro
Mundial. Mi reconocimiento se extiende a todos los que con su abnegada dedicación
y entrega han hecho posible su realización. Saludo también a los Señores Cardenales
y Obispos presentes en la celebración, en particular a los miembros de la Conferencia
del Episcopado Mexicano, y a las Autoridades de esa querida Nación, que generosamente
han acogido y hecho posible este importante acontecimiento.
Los mexicanos
saben bien que están muy cerca del corazón del Papa. Pienso en ellos y presento a
Dios Padre sus alegrías y sus esperanzas, sus proyectos y sus preocupaciones. En México
el Evangelio ha arraigado profundamente, forjando sus tradiciones, su cultura y la
identidad de sus nobles gentes. Se ha de cuidar ese rico patrimonio para que siga
siendo manantial de energías morales y espirituales para afrontar con valentía y creatividad
los desafíos de hoy y ofrecerlo como don precioso a las nuevas generaciones.
He
participado con alegría e interés en este Encuentro Mundial, sobre todo con mi oración,
dando orientaciones específicas y siguiendo atentamente su preparación y desarrollo.
Hoy, a través de los medios de comunicación, he peregrinado espiritualmente hasta
ese Santuario Mariano, corazón de México y de toda América, para confiar a Nuestra
Señora de Guadalupe a todas las familias del mundo.
2. Este Encuentro Mundial
de las Familias ha querido alentar a los hogares cristianos a que sus miembros sean
personas libres y ricas en valores humanos y evangélicos, en camino hacia la santidad,
que es el mejor servicio que los cristianos podemos brindar a la sociedad actual.
La respuesta cristiana ante los desafíos que debe afrontar la familia y la vida humana
en general consiste en reforzar la confianza en el Señor y el vigor que brota de la
propia fe, la cual se nutre de la escucha atenta de la Palabra de Dios. Qué bello
es reunirse en familia para dejar que Dios hable al corazón de sus miembros a través
de su Palabra viva y eficaz. En la oración, especialmente con el rezo del Rosario,
como se hizo ayer, la familia contempla los misterios de la vida de Jesús, interioriza
los valores que medita y se siente llamada a encarnarlos en su vida.
3. La
familia es un fundamento indispensable para la sociedad y los pueblos, así como un
bien insustituible para los hijos, dignos de venir a la vida como fruto del amor,
de la donación total y generosa de los padres. Como puso de manifiesto Jesús honrando
a la Virgen María y a San José, la familia ocupa un lugar primario en la educación
de la persona. Es una verdadera escuela de humanidad y de valores perennes. Nadie
se ha dado el ser a sí mismo. Hemos recibido de otros la vida, que se desarrolla y
madura con las verdades y valores que aprendemos en la relación y comunión con los
demás. En este sentido, la familia fundada en el matrimonio indisoluble entre un hombre
y una mujer expresa esta dimensión relacional, filial y comunitaria, y es el ámbito
donde el hombre puede nacer con dignidad, crecer y desarrollarse de un modo integral.
(Cf. Homilía en la Santa Misa del V Encuentro Mundial de las Familias, Valencia, 9
de julio de 2006).
Sin embargo, esta labor educativa se ve dificultada por
un engañoso concepto de libertad, en el que el capricho y los impulsos subjetivos
del individuo se exaltan hasta el punto de dejar encerrado a cada uno en la prisión
del propio yo. La verdadera libertad del ser humano proviene de haber sido creado
a imagen y semejanza de Dios, y por ello debe ejercerse con responsabilidad, optando
siempre por el bien verdadero para que se convierta en amor, en don de sí mismo. Para
eso, más que teorías, se necesita la cercanía y el amor característicos de la comunidad
familiar. En el hogar es donde se aprende a vivir verdaderamente, a valorar la vida
y la salud, la libertad y la paz, la justicia y la verdad, el trabajo, la concordia
y el respeto.
4. Hoy más que nunca se necesita el testimonio y el compromiso
público de todos los bautizados para reafirmar la dignidad y el valor único e insustituible
de la familia fundada en el matrimonio de un hombre con una mujer y abierto a la vida,
así como el de la vida humana en todas sus etapas. Se han de promover también medidas
legislativas y administrativas que sostengan a las familias en sus derechos inalienables,
necesarios para llevar adelante su extraordinaria misión. Los testimonios presentados
en la celebración de ayer muestran que también hoy la familia puede mantenerse firme
en el amor de Dios y renovar la humanidad en el nuevo milenio.
5. Deseo expresar
mi cercanía y asegurar mi oración por todas las familias que dan testimonio de fidelidad
en circunstancias especialmente arduas. Aliento a las familias numerosas que, viviendo
a veces en medio de contrariedades e incomprensiones, dan un ejemplo de generosidad
y confianza en Dios, deseando que no les falten las ayudas necesarias. Pienso también
en las familias que sufren por la pobreza, la enfermedad, la marginación o la emigración.
Y muy especialmente en las familias cristianas que son perseguidas a causa de su fe.
El Papa está muy cerca de todos ustedes y les acompaña en su esfuerzo de cada día.
6.
Antes de concluir este encuentro, me complace anunciar que el VII Encuentro Mundial
de las Familias tendrá lugar, Dios mediante, en Italia, en la ciudad de Milán, el
año 2012, con el tema: “La familia, el trabajo y la fiesta”. Agradezco sinceramente
al Señor cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Milán, su amabilidad al aceptar
este importante compromiso.
7. Confío a todas las familias del mundo a la protección
de la Virgen Santísima, tan venerada en la noble tierra mexicana bajo la advocación
de Guadalupe. A Ella, que nos recuerda siempre que nuestra felicidad está en hacer
la voluntad de Cristo (Cf. Jn 2,5), le digo ahora:
Madre Santísima de Guadalupe, que
has mostrado tu amor y tu ternura a los pueblos del continente americano, colma
de alegría y de esperanza a todos los pueblos y a todas las familias del mundo. A
Ti, que precedes y guías nuestro camino de fe hacia la patria eterna, te encomendamos
las alegrías, los proyectos, las preocupaciones y los anhelos de todas las familias. Oh
María, a Ti recurrimos confiando en tu ternura de Madre. No desoigas las plegarias
que te dirigimos por las familias de todo el mundo en este crucial período
de la historia, antes bien, acógenos a todos en tu corazón de Madre y acompáñanos
en nuestro camino hacia la patria celestial.