Ángelus: El primer objetivo de Benedicto XVI para 2009 es invitar a gobernantes y
ciudadanos a no desanimarse ante las dificultades y los fracasos, y renovar el compromiso
por la paz
Jueves, 1 ene (RV).- “En este primer día del año, estoy muy contento de poder dirigir
a todos los que estáis presentes en la plaza de san Pedro así como a aquellos que
están presentes por medio de la radio y la televisión los más fervientes deseos de
paz y de todo bien”. Con éstas palabras ha comenzado Benedicto XVI su alocución previa
al Ángelus, para después subrayar que en la Encarnación del Verbo de Dios nacido de
la Virgen María, podemos siempre esperar nuevamente que el futuro sea mejor que el
pasado. “No se trata, de confiar en una suerte más favorable, en los modernos mecanismos
del mercado y de las finanzas, sino de esforzarse en ser nosotros mismos un poco más
buenos y responsables, para poder contar con la benevolencia del Señor”.
En
Jesucristo ha sido mostrado a todos los hombres el camino de la salvación, por esto,
mientras celebra la divina Maternidad de María Santísima, la Iglesia en esta que es
desde hace más de 40 años la Jornada Mundial de la Paz, indica a todos a Cristo como
Príncipe de la paz. Seguidamente el Papa ha anunciado el mensaje elegido para este
año 2009: “Combatir la pobreza, construir la paz”. “De esta manera deseo de nuevo
una vez más ponerme en diálogo con los responsables de las Naciones y de los organismos
Internacionales, ofreciendo la contribución de la Iglesia católica para la promoción
de un orden mundial digno del hombre”, ha dicho el Papa. Al comienzo del nuevo año,
mi primer objetivo es precisamente el de invitar a todos, gobernantes y ciudadanos
a no desanimarse ante las dificultades y los fracasos, sino a renovar el compromiso.
La
segunda parte del 2008 ha hecho emerger una crisis económica de bastas proporciones.
Esta crisis hay que leerla en profundidad, ha dicho Benedicto XVI, como un síntoma
grave que requiere la intervención sobre sus causas. No es suficiente –como diría
Jesús– poner pedazos nuevos en un vestido viejo. Poner a los pobres en el primer lugar
significa pasar decisivamente a aquella solidaridad global que ya Juan Pablo II había
indicado como necesaria, concertando las potencialidades del mercado con aquellas
de la sociedad civil, en el respeto constante de la legalidad y tendiendo siempre
al bien común.
Jesucristo no ha organizado campañas contra la pobreza, pero
ha anunciado a los pobres el Evangelio, para rescatarles integralmente de la miseria
moral y material. Lo mismo hace la Iglesia, con su obra incesante de evangelización
y promoción humana. “Invoquemos a la Virgen María Madre de Dios, para que ayude a
todos los hombres a caminar juntos en el camino de la paz”.
Tras el rezo del
Ángelus y del responso por los fieles difuntos el Santo Padre ha saludado de manera
particular a los participantes en la marcha “Pacem in terris”, promovida por la comunidad
de San Egidio de Roma y en 70 Países del mundo. Éstas han sido las palabras del Papa
en español felicitando el nuevo año: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española que se han unido a esta entrañable oración mariana,
precisamente en el día en que la Iglesia celebra la solemnidad de Santa María, Madre
de Dios. Saludo en particular al grupo del Santuario de Calasparra, que hace poco
ha concluido un fructuoso año jubilar en honor de la Virgen de la Esperanza. Al comenzar
el año, os invito a todos a dar un nuevo impulso a vuestra vida de fe, esperanza y
caridad, para que todos los hombres, pueblos y naciones encuentren en Cristo la fuente
de la paz verdadera. Feliz Año Nuevo”.