Esta noche Benedicto XVI presidirá la Santa Misa del Gallo y mañana, Solemnidad de
la Natividad del Señor, el Pontífice dirigirá su Mensaje de Navidad, impartirá la
Bendición “Urbi et Orbi” y felicitará al mundo en más de 60 lenguas
Miércoles, 24 dic (RV).- Las celebraciones litúrgicas del tiempo de Navidad - empezando
por la Misa de Nochebuena - conducen a los fieles a la contemplación del misterio
de la Encarnación, el misterio de nuestra salvación. La Iglesia, en este tiempo, contempla
el rostro de Aquel que es el único salvador del mundo.
Ante el misterio de
la Encarnación todo debe concurrir a suscitar estupor y maravilla. En efecto, no puede
no despertar maravilla el evento del Hijo de Dios que se hace niño por nosotros y
por nuestra salvación. En ello se hace presente el rostro auténtico e inédito de Dios
y, por consiguiente, la verdad sobre la vida y el destino del hombre. En ello se hace
presente la belleza del misterio del Señor y de su Amor rico de infinita misericordia.
Él es el Dios con nosotros.
No se trata sólo de un hecho del pasado, sino
de un hecho que hoy sigue haciéndose presente y vivo en la celebración litúrgica.
Hay una palabra clave para comprender esto. Es la palabra ‘hoy’, que se repite tantas
veces durante las celebraciones del tiempo navideño. Jesucristo es el que vive. Hoy
él sale el encuentro de todos, para que aquellos que lo buscan lo puedan encontrar.
Por
ello la Navidad se caracteriza por la alegría: en la Navidad el hombre descubre el
diseño eterno de Dios que ilumina su vida personal y colectiva, así como el sentido
de la historia, revelándose Amor que colma, superando las expectativas de cada corazón
y de cada pueblo.
La Celebración de la Epifanía pone de relieve, precisamente,
esta apertura universal del misterio de la Encarnación por medio de la figura de los
Magos.
Las celebraciones litúrgicas tienen la capacidad de trasmitir esta alegre
noticia por medio de las palabras, los gestos, los silencios, los signos, la música,
el canto, el rito en su conjunto.
Lo importante es que el rito resplandezca
luminoso y, por lo tanto, sea capaz de expresar lo que contiene. No se trata de hacer
cosas nuevas, sino de hacer de forma nueva lo que la Iglesia nos invita a cumplir
en el mismo rito. En ello consiste la tarea de cada liturgia ejemplarmente celebrada
y verdaderamente vivida.
Si ello sucede se logra verdaderamente la participación
activa de todos, porque no sólo todos participan en la celebración, sino que quedan
profunda y espiritualmente implicados. De forma que entran en la acción de Cristo
y de la Iglesia y reciben un crecimiento en santidad, una transformación de la vida.
A
través de una antiquísima tradición que se remonta a los albores de la Iglesia de
Roma, los cristianos celebramos el misterio de la Navidad del Señor en el corazón
de esta noche santa, recordando el silencio que envolvía todo el mundo cuando descendió
la Palabra divina y la luz brilló ante los pastores que acogieron con júbilo el anuncio
del nacimiento del Salvador.
También nosotros, esta noche celebraremos, en
comunión con el Papa, el misterio de la Navidad del Señor: misterio de la Luz que
brilla en las tinieblas, de la Palabra hecha carne, del pan bajado del cielo. La Capilla
Papal dará comienzo a las 12 de la noche en la Basílica de san Pedro presidida por
Su Santidad Benedicto XVI.
Mañana, Solemnidad de la Natividad del Señor, el
Pontífice leerá el Mensaje de Navidad, impartirá la Bendición “Urbi et Orbi” y felicitará
al mundo en más de 60 lenguas. En la fe nos unimos a todos los cristianos que reviven
este evento de nuestra salvación y que si lo desean, podrán sintonizarse con nosotros
por medio de la radio y la televisión.
Con las actividades de esta noche,
pues, entramos de lleno en la agenda pontificia navideña plena de importantes citas
y celebraciones, empezando por la Santa Misa del Gallo a la medianoche de hoy. Será
mañana, al mediodía, en la Solemnidad de la Navidad del Señor, cuando desde el Balcón
Central de la Basílica de San Pedro, Su Santidad dirija su tradicional mensaje navideño
al mundo e imparta la Bendición Urbi et Orbi. Mientras el miércoles. 31 de diciembre,
a las 6 de la tarde, en la Basílica Vaticana, en la Solemnidad de María Santísima
Madre de Dios, el Santo Padre Benedicto XVI presidirá las Primeras Vísperas que serán
acompañadas con la exposición del Santísimo Sacramento, el canto del tradicional himno
de acción de gracias “te Deum” por la conclusión de este año civil 2008, y la bendición
eucarística.