Ángelus: Benedicto XVI recuerda que los principios de la redención manifiestan un
único diseño divino: salvar a la humanidad y su historia, asumiendo la carga de todo
el mal que le oprime
Domingo, 21 dic (RV).- El Evangelio de este domingo de Adviento evoca la Anunciación,
el misterio que en cada Ángelus recitamos, como ha recordando el Papa Benedicto XVI
en su alocución previa a este rezo mariano. “Ésta oración – ha señalado el Santo Padre
a los numerosos peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano- nos
hace revivir el momento decisivo, cuando Dios llamó al corazón de María recibiendo
su ‘sí’”.
Falta poco para la celebración de la Navidad, en este sentido estamos
invitados, como ha recordado el Papa, a observar el misterio inefable que María ha
conservado durante nueve meses en su vientre virginal: el misterio de Dios que se
hace hombre. “Éste es el primer principio cardinal de la redención. El segundo es
la muerte y resurrección de Jesús. Y estos dos puntos cardinales inseparables, manifiestan
un único diseño divino: salvar a la humanidad y su historia, asumiendo hasta el final
la carga de todo el mal que le oprime”.
Éste misterio de salvación tiene, además
de la lectura histórica, una cósmica. De hecho la fiesta de Navidad está relacionada
con el solsticio de invierno, cuando los días se alargan: “Sobre esto, quizás pocos
sepan que la plaza de San Pedro es también un meridiano: de hecho, el gran obelisco
proyecta su sombra sobre una línea que se delinea en el empedrado y que prosigue hasta
la fuente situada bajo ésta ventana, y precisamente en estos días es cuando la sombra
es más larga”.
Desde la ventana de su despacho privado en el palacio apostólico
del Vaticano, Benedicto XVI ha señalado que precisamente esto nos recuerda la relación
de la astronomía en determinar el momento de oración. Por ejemplo, el Ángelus se recita
por la mañana, a mediodía y por la noche, y gracias al meridiano que antiguamente
servía para determinar el “mediodía real”, se regulaban los relojes.
El hecho
de que precisamente hoy, 21 de diciembre, en este mismo momento sea el solsticio de
invierno, ha ofrecido la oportunidad al Santo Padre de saludar a todos aquellos que
participan en el año mundial de la Astronomía 2009, que recuerda el cuarto centenario
de las primeras observaciones de Galileo Galilei al telescopio. En este sentido el
Papa ha recordado algunas figuras insignes apasionadas de la astronomía, como Silvestre
II, Gregorio XIII a quien debemos el calendario, y san Pío X que sabía construir los
relojes solares.
“Si los cielos, según las hermosas palabras del salmista,
‘narran la gloria de Dios’ (Sal 19,2) –ha recordado el Papa- también las leyes de
la naturaleza, que con el pasar de los siglos tantos hombres y mujeres de ciencia
nos han hecho comprender cada vez mejor, son un gran estímulo para contemplar con
gratitud las obras del Señor”
Benedicto XVI ha concluido su alocución previa
al rezo mariano del Ángelus invitando a aprender de José y María, que esperan el nacimiento
de Jesús, el secreto del recogimiento que nos prepara para la Navidad.
Y tras
el rezo del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre ha saludado
como es tradicional en varias lenguas. En italiano, ha bendecido a los 50 nuevos sacerdotes
de los Legionarios de Cristo que ayer recibieron la Ordenación por parte del cardenal
Angelo Sodano en la basílica de San Pablo Extramuros. Y en español, éstas han sido
las palabras que el Papa ha dirigido a los peregrinos de nuestra lengua: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española. El Evangelio que se ha proclamado en este cuarto
domingo de Adviento nos presenta la escena de la Anunciación del Arcángel Gabriel,
en la que mediante el fiat de María, el Verbo eterno se hizo carne en su seno
virginal. Pongamos a la Santísima Virgen como intercesora en estos últimos días de
preparación para la Navidad. Que ella nos alcance la gracia de estar bien dispuestos
para recibir al Niño-Dios en nuestras vidas. Muchas gracias y feliz domingo”.