Viernes, 19 dic (RV).- Benedicto XVI asistió esta mañana a las 9,00, en la Capilla
“Redemptoris Mater” del Palacio Apostólico a la tercera predicación de Adviento,
junto a los demás miembros de la Familia Pontificia. En esta ocasión, el predicador
de la Casa Pontificia, el fraile capuchino Raniero Cantalamessa, prosiguió su reflexión
sobre el tema “al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido
de mujer”, tomado de la Carta de san Pablo a los Gálatas y en el marco del bicentenario
del nacimiento del Apóstol.
Partiendo del dogma de la encarnación, padre Cantalamessa
citó por completo el pasaje al que alude la temática de este encuentro: “al llegar
la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la
ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación
adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones
el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino
hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios”…
Explicó que se trata
de un pasaje bíblico frecuentemente escuchado en este tiempo natalicio, cuyas implicaciones
teológicas paulinas nos conducen a la idea de “preexistencia” y de “encarnación”,
pues como más adelante dijo, la idea de que Dios envíe a su Hijo, es paralelo al
envío del Espíritu y retoma aquello que en el Antiguo Testamento se dice del envío
de la sabiduría y del Espíritu sobre el mundo por parte de Dios.
Otro tema
desarrollado por el padre Cantalamessa esta mañana en el marco de la tercera y última
predicación de Adviento para la Casa Pontificia, fue “el Sí de María”. El predicador
recordó que el ejemplo de la Madre de Dios, con su “Sí” nos sugiere qué hacer en concreto
para imprimir en nuestra vida espiritual este nuevo impulso; para concebir y hacer
nacer en nosotros a Jesús en esta Navidad.
Además en el “sí” de María existe
un matiz que es importante recoger, como señaló el fraile capuchino: San Pablo dice
que “Dios ama al que da con alegría” y María ha pronunciado a Dios su “sí” con gozo,
de ahí que el predicador de la Casa Pontificia invocara a María para pedirle que nos
obtenga la gracia de dar a Dios un gozoso y renovado Sí, y de este modo, esta Navidad,
concebir y dar a luz también nosotros, a su Hijo Jesucristo.