En un telegrama con motivo de la inauguración del Instituto universitario ‘Sophia'
de los Focolares, el Papa expresa su anhelo de que este centro impulse el diálogo
entre religiones y culturas y favorezca la formación integral de las jóvenes generaciones
Martes, 2 dic (RV).- Por medio de un telegrama, enviado en su nombre por el cardenal
Secretario de Estado, Benedicto XVI se unió a los participantes en la inauguración
- ayer lunes - del Instituto universitario ‘Sophia’, del Movimiento de los Focolares
– Obra de María, en la localidad de Loppiano, cerca de la ciudad italiana de Florencia.
Transmitiendo «sus mejores deseos y gran aprecio por la providencial iniciativa,
tan ardientemente querida por su fundadora Chiara Lubich», Benedicto XVI ha manifestado
su «profundo anhelo de que este centro académico, promoviendo un auténtico pensamiento
cristiano, capaz de conjugar fe y razón, favorezca una visión más amplia e integrada
del saber, que tienda al diálogo con las otras religiones y culturas, así como al
crecimiento intelectual e interior de las jóvenes generaciones».
En el marco
de esta inauguración, se ha publicado también la nueva revista académica ‘Sophia’,
que se propone impulsar la investigación sobre los cimientos y la correlación de los
saberes». El rector de este mismo Instituto universitario, y teólogo, Mons. Piero
Coda, ha señalado ante los micrófonos de nuestra emisora, las funciones del nuevo
ateneo. «Tiene – ha dicho Mons. Coda - dos características fundamentales. Por un lado,
tiende a favorecer la integración profunda entre la existencia, a la luz del Evangelio
de Jesús, así como a impulsar el estudio y la investigación académicamente cualificada.
Y, por otro, se propone construir lugares y espacios de encuentro entre las diversas
disciplinas y culturas. Por lo que tiene una característica fundamental interdisciplinaria
e intercultural».
El mismo rector ha destacado también que la idea de una universidad
ligada al Movimiento de los focolares se debe a Chiara Lubich. «Fue siempre una intuición
que acompañó todo su camino. Y, por una feliz coincidencia, en la que es difícil no
percibir la gracia de Dios, poco antes de que ella falleciera – el 7 de diciembre
de 2007 – la Congregación para la Educación Católica firmó el decreto de erección
de este nuevo Instituto, cumpliéndose así el gran anhelo de Chiara y culminando una
herencia que ella ha dejado al Movimiento».