Bendición de la nueva bandera del Cuerpo de la Guardia Suiza
Lunes, 1 dic (RV).- El pasado domingo 30 de noviembre, tuvo lugar en el Vaticano la
bendición de la nueva bandera del Cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia. La bandera
de la Guardia Suiza está dividida -por una cruz blanca- en cuatro campos, de los cuales
el primero recuerda el emblema del Sumo Pontífice Benedicto XVI, y el cuarto, el del
Papa Julio II, ambos en fondo rojo. Mientras que el segundo y el tercer recuadro llevan
los colores característicos del Cuerpo, que son el azul, el rojo y el amarillo. En
el centro de la cruz, aparece el emblema del 34º comandante Daniel Anrig.
Precisamente,
el propio comandante de la Guardia Suiza Pontificia pronunció un emotivo discurso
en la ceremonia de bendición de la bandera, recordando que cada 6 de mayo, día en
el que se jura la bandera, “cada uno de nosotros como guardias lleva dentro de sí
un sentimiento de profunda devoción”. Sentimiento que se repitió con el acto de bendición
de la bandera en la tumba de los camaradas fallecidos en 1527, lo que recuerda que
“la Guardia Suiza es fiel al servicio de los Papas desde hace más de 500 años”, evocó
el comandante Anrig señalando que quien garantiza esa fe histórica es precisamente
el comandante. “Asumo con esta ceremonia no sólo la responsabilidad de nuestro deber,
es decir, garantiza la seguridad del Santo Padre, sino también –dijo el comandante-
la lealtad hacia quien es el representante de la Iglesia”.
La historia de
la Guardia Suiza evoca que hace cincuenta años el Papa Julio II pidió a los estados
Confederatis Superioris Allemanniae, consentir el reclutamiento de jóvenes suizos
para constituir una guardia del cuerpo Pontificia. El 22 de enero de 1506, con la
llegada a Roma de un contingente de 150 hombres que llegó a pie desde Lucerna a lo
largo de la via Francigena, constituyéndose la Guardia Suiza Pontificia.
El
6 de mayo de 1527 el pequeño ejército, guiado por el comandante Kasper Roeist en defensa
del Pontífice Clemente VII, vivió el evento más arduo de toda su historia: el enfrentamiento
con el ejército de Carlos de Borbón cuando 12.00 hombres entraron en Roma saqueándola
y destruyéndola. Aquel evento pasó a la historia como el “Saqueo de Roma”.
Un
total de 147 guardias, incluido el comandante, resistieron durante horas contra el
enemigo hasta inmolarse todos para que el Papa y los cardenales alcanzaran, a través
del famoso pasadizo y escoltados por 42 guardias suizas, la salvación en Castel Sant’Angelo.
De
ahí el motu propio de la Guardia Suiza: Acriter et Fideliter (honor y fidelidad).
La Guardia Suiza controla los ingresos de acceso a la Ciudad del Vaticano y custodia
el Palacio Apostólico, residencia del Santo Padre, siendo su finalidad garantizar
la protección del Santo Padre. Hoy en día el Cuerpo está compuesto por 110 ciudadanos
suizos varones de religión católica y con formación profesional que comprende el colegio
de reclutas del ejército suizo. Asimismo quien es nombrado alabardero tiene que ser
menor de 30 años y soltero, siendo posible contraer matrimonio sólo cuando se ha adquirido
el grado de cabo. Todos ellos viven en el Vaticano, donde cumplen su servicio de honor
y fidelidad.