2008-11-30 15:18:15

Ángelus: Ante la violencia en la India y en Nigeria, el Papa exhorta a la paz y pide que sea común el horror y el rechazo ante tanta crueldad


Domingo, 30 nov (RV).- En este primer domingo de Adviento en el que iniciamos un nuevo Año Litúrgico, el Santo Padre Benedicto XVI ha querido dirigir un llamamiento a favor de la paz en el mundo. Lo ha hecho tras el rezo mariano del Ángelus que como es tradicional ha presidido, -ante miles de fieles congregados en la plaza de san Pedro del Vaticano- desde la ventana de su despacho privado en el Palacio Apostólico.

El Papa ha invitado a que nos unamos en oración por las numerosas víctimas de los brutales ataques terroristas de Bombay, en la India, y de los enfrentamientos desencadenados en Jos, en Nigeria, así como por los heridos y por cuantos, de cualquier modo, se han visto afectados. “Diferentes son las causas y las circunstancias de esos trágicos sucesos, pero comunes tienen que ser el horror y el rechazo por la explosión de tanta crueldad y violencia insensata”, ha dicho el Papa, pidiendo después al Señor que “toque el corazón de quienes consideran que éste sea el camino para resolver los problemas locales e internacionales, y sintámonos todos impulsados a dar ejemplo de mansedumbre y de amor para construir una sociedad digna de Dios y del hombre”.

Y antes del rezo mariano del Ángelus, Benedicto XVI en su alocución ha reflexionado sobre la dimensión del tiempo que lleva al hombre de hoy muchas veces a decir que “le falta tiempo”, porque el ritmo de la vida cotidiana se ha vuelto frenético. “En relación a esto la Iglesia tiene una ‘buena noticia’: Dios nos dona su tiempo. Nosotros tenemos siempre poco tiempo, especialmente para el Señor, no sabemos o, a veces, no queremos encontrar ese tiempo. Pues bien, ¡Dios tiene tiempo para nosotros! Ésta es la primera cosa que el inicio de un año litúrgico nos hace redescubrir con emoción siempre nueva”.

Precisamente Dios nos dona su tiempo porque ha entrado en la historia con su palabra y sus obras de salvación: “Ante esta perspectiva, el tiempo es ya por sí mismo un signo fundamental del amor de Dios. Un don que el hombre, es capaz de valorar, o por el contrario, de estropear; de acoger su significado, o de no cuidar con superficialidad obtusa”.

En este sentido Benedicto XVI ha recordado que tres son los puntos cardinales del tiempo: la creación; la encarnación-redención; y el juicio universal. Precisamente el tiempo litúrgico de Adviento celebra la llegada de Dios, aunque como ha evocado el Santo Padre, “el Señor está siempre en nuestra vida”.

Y recordando que cada uno de nosotros, en la hora que sólo Dios conoce, será llamado a dar cuentas de su propia existencia, el Papa ha señalado que esto “conlleva una separación de los bienes terrenales, un arrepentimiento sincero de los propios errores, una caridad efectiva hacia el prójimo y, sobre todo, una confianza humilde en las manos de Dios, nuestro Padre cariñoso y misericordioso”.

Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha recordado que hoy se celebra la fiesta del apóstol san Andrés, hermano de Simón Pedro, y patrón del Patriarcado de Constantinopla, “lo que une a la Iglesia de Roma a la de Constantinopla por un vínculo de fraternidad”. Por este motivo, según la tradición, una delegación de la Santa Sede, presidida por el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, se encuentra de visita al Patriarca Ecuménico Bartolomé I.

Por último el Papa ha saludado a todos los presentes en la plaza de san Pedro en varios idiomas, y éstas han sido sus palabras en español durante las que ha recordado el encuentro de Pastoral Penitenciara: RealAudioMP3 “Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, en particular al grupo de profesores y alumnos del Colegio Claret, de Madrid. Deseo recordar el reciente Encuentro Latinoamericano de Pastoral Penitenciaria promovido por el Consejo Episcopal Latinoamericano, y aliento a quienes trabajan en favor de los hombres y mujeres que han perdido la libertad, pero no la dignidad. También en estos casos se han de respetar los derechos humanos fundamentales y buscar una recuperación y reeducación que permita una reinserción de los encarcelados en la sociedad. Expreso mi cercanía a ellos, los encomiendo en la oración y los bendigo, invitándolos a no sentirse solos y a mantener la esperanza en el Señor, que es perennemente fiel a sus promesas de salvación y viene a visitar su viña, que Él mismo ha plantado entre los hombres. Feliz domingo a todos”.







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