2008-11-28 16:08:49

Figura del Siervo de Dios José Olallo Valdés, próximo beato cubano


Viernes, 29 nov (RV).- Este sábado se celebra la beatificación del Siervo de Dios José Olallo Valdés, religioso de la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios. La ceremonia tendrá lugar en la plaza de la Caridad de Camagüey, en Cuba, y será presidirá por el arzobispo diocesano, Mons. Juan García Rodríguez, mientras que la fórmula de beatificación la leerá el cardenal José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación de las Causas de los Santos, en calidad de representante del Santo Padre.

En una entrevista concedida a la revista Palabra Nueva de la archidiócesis de la Habana, el sacerdote Félix Lizaso Barruete, hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y Postulador General de la Orden, señaló que si bien el Padre Olallo no será el primer beato de la Isla –el primero fue José López Piteira, beatificado en la plaza de San Pedro del Vaticano, el 28 de octubre de 2007, junto a otros mártires de la persecución religiosa en España de los años treinta del siglo pasado-, "tenía que ser reconocido porque Cuba lo necesitaba. Cuba merece un santo". "Yo digo que será muy pronto canonizado porque es grande la devoción que le tiene el pueblo, y esa devoción seguirá. Olallo es hoy, la bendición de Dios para Cuba", añadió.

De padres desconocidos, José Olallo Valdés nació el 12 de febrero de 1820. Un mes después fue depositado en la Casa-Cuna de San José de la Habana, donde el 15 de marzo del mismo año fue bautizado. Fue criado y educado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Su voluntad de servir a los enfermos y marginados lo llevó a entrar en la Orden de los Hermanos San Juan de Dios. Hizo su profesión religiosa a los 15 años. Fue destinado al Hospital de San Juan de Dios de Puerto Príncipe (hoy Camagüey), para completar su formación religiosa y profesional. Allí afrontó valerosamente muchas de las grandes epidemias que azotaron la ciudad en su tiempo, la última de las cuales fue la viruela que diezmó a Puerto Príncipe a fines de 1888. Como tenía una sólida formación en medicina, pudo, en más de una ocasión, hacer de cirujano y farmacéutico.

Fray Olallo falleció el 7 de marzo de 1889, en su humilde celda del hospital, a los 63 años de edad, después de estar algún tiempo enfermo y casi sin fuerzas, a causa de un aneurisma de la aorta abdominal, pero sin haber abandonado sus labores, cuando la ciudad era azotada por una epidemia de viruela. Su entierro en el Cementerio General fue una verdadera manifestación de duelo de todas las clases sociales de Camagüey.

En 1901, el Ayuntamiento de la ciudad dispuso que a la Calle de los Pobres y a la Plaza de San Juan de Dios se les cambiara sus respectivos nombres por el de padre Olallo, como homenaje de un pueblo que no lo olvida.
El 8 de marzo del año 2004 se trasladaron sus restos desde el Cementerio General de la provincia de Camagüey, hacia la iglesia de San Juan de Dios, donde trabajó durante 53 años en el siglo XIX.

El 27 de noviembre del año 1999, tras muchos años de ausencia, la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios logró fundar, en la ciudad de Camagüey, un Hogar para Ancianos, el cuál está dedicado a este insigne cubano. Esta nueva institución caritativa está ubicada precisamente en la calle que lleva el nombre del futuro beato, y a unos 200 metros de distancia del antiguo Hospital, en el que ejerció sus virtudes.

Al visitar La Habana el 21 de febrero pasado, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, en una homilía pronunciada en la catedral, recordó que el futuro beato, rindió homenaje a su «hermosa labor asistencial en Camagüey, atendiendo a los leprosos y a los desvalidos, a los abandonados y despreciados por la sociedad».

Y, precisamente, para participar en la alegría de los hermanos hospitalarios, también estará presente en esta celebración Mons. José Redrado Marchite, Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. Antes de que emprendiera su viaje hacia Cuba, le pedimos a Mons. Redrado que nos hable sobre la importancia de esta beatificación, para la Iglesia universal, para la Iglesia cubana y para la Orden de San Juan de Dios en todo el mundo: RealAudioMP3

El futuro beato cubano, perseverante en su vocación, a través de su bondad dulce y serena hizo del cuarto voto de Hospitalidad - propio de los religiosos de San Juan de Dios - no solo un ministerio de amor y servicio hacia los enfermos, sino un modo de ardiente apostolado, destacándose en la asistencia a los moribundos y agonizantes, a los cuales acompañaba en las últimas horas de su existencia, en el paso hacia una vida mejor. Mons. Redrado Marchite hace hincapié en la perenne actualidad del mensaje del Padre Olallo: RealAudioMP3

Dios ocupó el primer puesto en las intenciones del ‘Padre Olallo’y en sus obras: fijos sus ojos en el bien, llevaba a Jesús constantemente en el alma. Su heroica caridad tenía su base en una fe que reconocía en Dios a su propio padre, y en Jesús el centro de su vida, el fundamento de su servicio de amor y de su misericordia. Su muerte, ocurrida el 7 de marzo de 1889, fue tenida como la ‘muerte de un justo’. Por suscripción popular su tumba, que será visitada continuamente, se trasformó en monumento-mausoleo, como reverencia y veneración hacia quien fue su admirado protector. Había muerto pero permanecerá vivo en el corazón del pueblo, que le seguirá llamando ‘Padre Olallo’. La popular fama de santidad que le rodeaba nacía de su vida de hombre modesto, justo y de ánimo generoso, en cuanto modelo de virtudes con un corazón ardiente de amor por quienes él llamaba ‘mis hermanos predilectos’. Su beatificación es un renovado impulso para los fieles cubanos: RealAudioMP3









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