Cáritas: La pobreza sigue afectando a una quinta parte de los hogares españoles
Lunes, 10 nov (RV).- A pesar del proceso de crecimiento económico sostenido que se
ha registrado en España en la última década, los índices de desigualdad y de pobreza
apenas se han reducido. Éstos son los tristes datos que desvela el VI informe sobre
Exclusión y Desarrollo Social en España 2008 hecho público por Cáritas española. La
radiografía de la realidad social de nuestro país entre 1994 y 2007 señala asimismo,
que los niveles de pobreza se han mantenido constantes a lo largo de todo el período,
a espaldas del proceso de extraordinaria generación de riqueza al que hemos asistido
en los últimos años.
“Se ha consolidado en la estructura social una pobreza
severa que se encuentra sin variación entre un 3 y un 4 por ciento de la población,
lo que supone un déficit estructural de distribución a los sectores más vulnerables
de la sociedad de los bienes y servicios necesarios para garantizar el pleno ejercicio
de los derechos sociales”. Este fue el mensaje de alerta lanzado por Silverio Agea,
director ejecutivo de la Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología
Aplicada) y secretario general de Cáritas Española.
Los datos son alarmantes:
la pobreza sigue afectando a una quinta parte de los hogares españoles y en la estructura
social española permanece enquistado, además, un segmento de pobreza extrema que afectaría
a entre un 2,6 y un 4% de la población. A lo largo de más de 800 páginas, el informe
hace un preocupante diagnóstico de la situación social actual al señalar que la precariedad
alcanza a una amplia capa social, que la exclusión social es una realidad constatada
en más de un 17% de los hogares españoles, y que las situaciones de exclusión severa
afectan a un 5.3% de los hogares.
Los datos de la investigación revelan, además,
que existen grupos de población que hoy en día son considerablemente más vulnerables
que al principio de los años 90. En concreto, algunas de las formas de pobreza, que
se consideraban superadas, vuelven a manifestarse con notable crudeza: es el caso
de las personas mayores, cuyas tasas de pobreza superan la de la media de la población
y que se han visto afectados por la incapacidad del sistema de prestaciones para acercar
el crecimiento de sus rentas al de la media de la población española.
Una
de las notas más sobresalientes del Informe es el redescubrimiento de la pobreza infantil,
al confirmar que la tasa de pobreza infantil en España no sólo es mayor que la de
la media de la población –uno de cada cuatro niños vive con rentas por debajo del
umbral– sino que es una de las más altas de la UE-25. Esta realidad es especialmente
visible en el caso de los hogares monoparentales o de las familias numerosas.
El
Informe analiza también la emergencia de la inmigración como uno de los colectivos
con mayor riesgo de pobreza. Se constata que varias nacionalidades duplican las tasas
de pobreza de los ciudadanos españoles y casi las triplican en el caso de la pobreza
extrema. Los inmigrantes presentan también unos indicadores de privación, especialmente
en vivienda, muy superiores a los de los hogares españoles.
Los resultados
confirman que España registra un alto porcentaje de pobres transitorios, en comparación
con otros países que tienen niveles similares de pobreza e, incluso, con aquellos
que registran tasas de pobreza más altas. Este problema está relacionado con las singularidades
de nuestro mercado de trabajo y suscita serios interrogantes respecto a las implicaciones
de la flexibilización de los mercados de trabajo sobre el bienestar de las familias
que dependen de los ingresos laborales de individuos que son activos. Los datos del
Informe indican que los contratos temporales suponen un incremento de la probabilidad
de experimentar pobreza no sólo a corto sino también a medio y largo plazo.
Por
último el Informe constata que se dan tres situaciones que combinan la pobreza y la
exclusión social con diversidad de grado e intensidad. Por un lado señala la pobreza
integrada: sectores integrados socialmente, pero con ingresos insuficientes que les
sitúan por debajo del umbral de pobreza, y suponen el 12,2% de los hogares. Para mejorar
su situación, las políticas redistributivas, basadas en los mecanismos clásicos de
la fiscalidad y la seguridad social, deberían ser suficientes. A éste se añaden los
denominados excluidos ‘con dinero’: uno de cada 10 hogares (el 9,8%) se encuentra
situado por encima del umbral de pobreza y que presenta diversos problemas de integración
social por lo que no deberían quedar al margen de la intervención de los servicios
sociales. Y por último, los excluidos pobres: estos hogares, que suponen el 7,2%,
deberían ser los destinatarios principales de las políticas de activación unidas a
la garantía de ingresos mínimos. De ellos, poco menos de la mitad, medio millón de
hogares aproximadamente, se encontrarían en pobreza extrema y exclusión social. La
carencia de una auténtica malla de seguridad hace que la situación de estas familias
se muestre especialmente delicada y es posiblemente el mayor reto para la cohesión
social en España.