Audiencia general: el Papa recuerda que el Cristianismo no es “un camino de comodidad”
y que sin la resurrección de Cristo, base de nuestra esperanza, la fe no tendría tampoco
ningún sentido y la crucifixión sería una tragedia más causada por la miseria humana
Miércoles, 5 nov (RV).- Benedicto XVI en su catequesis de la Audiencia General centrada
en el Apóstol Pablo afirma que el cristianismo no es "camino de comodidad" sino que
implica "renuncias y sufrimientos y que sin la resurrección de Cristo la vida cristiana
sería "un absurdo". En su saludo a los jóvenes, el Papa ha explicado además que “la
muerte no debe ser para ellos motivo de tristeza, sino un estímulo para orientar el
espíritu a los valores espirituales, que no perecen”.
Sin fe en la resurrección
de Cristo, acontecimiento “extraordinario confirmado por muchos testigos”, “la vida
cristiana sería un absurdo”. Son palabras del Benedicto XVI esta mañana ante miles
de fieles durante la Audiencia General en la plaza de san Pedro, donde una vez más
el Pontífice ha dedicado las reflexiones de su catequesis a la figura del Apóstol
San Pablo en el bimilenario de su nacimiento.
“Resucitando -ha afirmado el
Papa- Cristo se ha convertido en el Señor de vivos y muertos. Gracias a Él, a nosotros
nos llegó la justificación, es decir, nos hizo justos, incluidos en el proceso que
conduce a todas las cosas a su plenitud. “La resurrección de Cristo es la base de
nuestra esperanza, hasta el punto que, sin ella, la vida cristiana sería un absurdo”.
Si Cristo no hubiera resucitado, dice con san Pablo el Papa, la fe no tendría tampoco
ningún sentido y la crucifixión quedaría como una tragedia más causada por la miseria
humana.
Gracias a “la solidaridad con Cristo resucitado” -ha dicho el Papa
durante la Audiencia- a los cristianos se les ofrece la oportunidad de encontrar en
él “la armonía de nuestra condición humana”. Una armonía que para Benedicto XVI se
puede resumir en algunos pasos fundamentales: “ni evasión de la historia en nombre
del espíritu, ni idolatría de la materia, del cuerpo y de los valores humanos en detrimento
de las intrínsecas relaciones con el espíritu”.
“Liberados del poder de la
muerte -ha dicho el Papa refiriéndose al misterio de la resurrección- podemos conducir
una vida redimida, conformándonos progresivamente, a través de la participación en
los sufrimientos de Cristo, semejantes a Él”. El cristianismo no es "camino de la
comodidad" -ha firmado el Papa- sino que implica "renuncias cada día y sufrimientos".
Este
ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los
peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
En su primera carta a los Corintios,
san Pablo señala la importancia de la resurrección de Cristo para nuestra fe cristiana.
Sólo con la Cruz, sin la resurrección de Jesús, la vida cristiana sería un absurdo.
El misterio pascual consiste precisamente en el hecho de que el Crucificado resucitó.
Aquel que murió y nos reveló el inmenso amor que Dios nos tiene está vivo y presente
entre nosotros. Ésta es la clave de la cristología paulina, que parte siempre de ese
misterio y a él tiende. Al anunciar a Jesucristo, Pablo subraya particularmente que
nosotros hemos sido justificados por su muerte y resurrección. Para el Apóstol, la
resurrección de Jesús fue un hecho acaecido en la historia, del cual es posible dar
testimonio. Existieron signos precisos. No fue algo inventado. Más aún, a través de
ella se revela definitivamente la auténtica identidad del Crucificado. En efecto,
la resurrección manifiesta en plenitud su naturaleza divina, que poseía desde siempre
y no sólo en el tiempo. Jesús resucitó para ser Señor de vivos y muertos. El verdadero
creyente obtiene la salvación profesando que Cristo es el Señor y creyendo que Dios
lo resucitó de entre lo muertos. Saludo con afecto a los peregrinos
de lengua española, en particular, a los miembros de la Asociación valenciana de Agricultores
y al Obispo de Autlán, Monseñor Gonzalo Galván Castillo, acompañado de un grupo de
sacerdotes de su Diócesis. A ejemplo del Apóstol san Pablo, os invito a ser testigos
creíbles y audaces de Jesucristo resucitado, del que esperamos confiados que transforme
“nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa”. Que Dios os
bendiga.
Saludando a los peregrinos de lengua portuguesa, el Papa se ha
dirigido en particular al grupo de Renovación Carismática de Setúbal y a la Comunidad
“Canción Nueva” que se encuentran en Roma celebrando su reconocimiento como asociación
internacional de fieles, aprobada recientemente por el Pontificio Consejo para los
laicos.
Como siempre el Santo Padre, antes de finalizar la audiencia se ha
dirigido a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. La Iglesia nos invita
en estos días a rezar por nuestros queridos difuntos y su recuerdo nos invita a meditar
sobre el misterio de la muerte y de la vida eterna. Que el pensamiento no sea para
vosotros, queridos jóvenes, motivo de tristeza, sino de estímulo para apreciar y valorizar
plenamente vuestra juventud orientando siempre vuestro espíritu hacia los valores
espirituales que no perecen.
Vosotros, queridos enfermos, ha proseguido el
Papa, renovad constantemente vuestra confianza en el Señor, sabiendo que en toda situación
estemos en sus manos: Él es para nosotros el Padre bueno y misericordioso. Y vosotros,
queridos recién casados, extraed de la perspectiva de la vida eterna coraje para proyectar
vuestra familia dejándoos guiar por Cristo y por su Evangelio.
Benedicto XVI
en su saludo en español se ha dirigido a Mons. Gonzalo Galván Castillo, obispo mexicano
de Autlán que iba acompañado por un grupo de sacerdotes de su diócesis. Precisamente
al finalizar la audiencia hemos recogido su testimonio.