Benedicto XVI clausura el Sínodo sobre la Palabra de Dios, con una solemne concelebración
eucarística con los padres sinodales en la basílica de san Pedro y anuncia para marzo,
su primer viaje pastoral al continente africano
Domingo, 26 oct (RV).- “Alimentarse de la Palabra de Dios, para hacer eficaz el compromiso
de la nueva evangelización”. Benedicto XVI clausura el Sínodo sobre la Palabra de
Dios, con una solemne celebración eucarística concelebrada con los padres sinodales
en la basílica de san Pedro.
El Papa anuncia para marzo, su primer viaje pastoral
al continente africano. Visitará Camerún para entregar a las Conferencias Episcopales
de África el Documento de trabajo de la Asamblea sinodal que se celebrará dentro de
un año en el Vaticano y Angola en el 500 aniversario de la evangelización del país.
Benedicto
XVI ha concelebrado esta mañana con 326 cardenales, patriarcas, obispos y sacerdotes
provenientes de todas las partes del mundo la misa solemne que ha clausurado la XIIª
Asamblea General ordinaria del Sínodo de los obispos, dedicado a la palabra de Dios,
abierto en el Vaticano el pasado 5 de octubre. Un sínodo, ha dicho el Papa en su homilía,
en la basílica de san Pedro, que podrá ser el principio de “una auténtica renovación
en la Iglesia Universal”. Para ello, el objetivo prioritario, al inicio de este nuevo
milenio, es ante todo “alimentarse de la Palabra de Dios, para hacer eficaz el compromiso
de la nueva evangelización”. El Evangelio, ha señalado el Pontífice, nos recuerda
que en el amor se resume toda la Ley divina. “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento”:
la proclamación del amor íntegro y total debido a Dios, como único Señor.
“Sin
embargo, Jesús añade luego algo que, la verdad, el doctor de la ley no había pedido:
“El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El aspecto
sorprendente de la respuesta de Jesús consiste en el hecho de que Él establece una
relación de semejanza entre el primer y el segundo mandamiento.... De esta forma,
así pues, en la conclusión del pasaje los dos mandamientos se unen en el papel de
principio fundamental en el que se apoya toda la Revelación bíblica: “De estos dos
mandamientos penden toda la Ley y los Profetas”
El primero y más grande de
los mandamientos de la Ley divina, es el mandamiento del amor, ha afirmado Benedicto
XVI, que siguiendo las lecturas de la liturgia de hoy ha insistido en que “un amor
testimoniado concretamente en las relaciones entre las personas tiene que establecer
relaciones de respeto, de colaboración, de ayuda generosa. Por supuesto, no faltan
debilidades y dificultades, pero el amor todo lo supera, todo lo renueva, todo lo
vence: el amor de quien, consciente de sus propios límites, sigue dócilmente las palabras
de Cristo. La enseñanza que sacamos de la experiencia de la carta de Pablo a los Tesalonicenses,
ha explicado el Papa “es que el amor por el prójimo nace de la escucha dócil de la
Palabra divina”.
“En esta celebración eucarística, que cierra los trabajos
sinodales, advertimos de manera singular el especial vínculo que existe entre la escucha
amorosa de Dios y el servicio desinteresado hacia los hermanos. ¡Cuántas veces, durante
estos días pasados, hemos oído experiencias y reflexiones que evidencian la necesidad,
hoy cada vez mayor, de escuchar más íntimamente a Dios, de conocer más profundamente
su palabra de salvación, de compartir más sinceramente la fe que en la mesa de la
palabra divina se alimenta constantemente!”
El Santo Padre ha agradecido a
los padres sinodales la contribución que cada uno ha ofrecido a la profundización
del tema del Sínodo: “La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”.
Ha saludado también a los Delegados Fraternos, a los Expertos, a los Oyentes y a todos
los que se han ocupado de las relaciones con la prensa. Un recuerdo especial lo ha
dedicado a los Obispos de la China continental, que no han podido estar representados
en esta Asamblea sinodal. “Ellos están presentes en nuestras oraciones, junto con
todos los fieles que se han confiado a sus cuidados pastorales”.
“Todos nosotros,
que hemos participado en los trabajos sinodales, nos llevamos consigo la renovada
conciencia de que la tarea prioritaria de la Iglesia, desde el inicio de este nuevo
milenio, es ante todo la de alimentarse de la Palabra de Dios, para hacer eficaz el
compromiso de la nueva evangelización”.
Ahora es menester que se comprenda
la necesidad de traducir en gestos de amor la palabra escuchada, ha proseguido Benedicto
XVI. Ello exige -ha dicho- un conocimiento más íntimo de Cristo y una escucha de su
palabra. “En este Año Paulino, al hacer nuestras las palabras del Apóstol: “Ay de
mí si no predicase el Evangelio”, deseo de corazón que en cada comunidad se considere
este anhelo de Pablo como vocación al servicio del Evangelio para el mundo”. “Mucha
gente está buscando, a veces hasta sin darse cuenta, el encuentro con Cristo y su
Evangelio. Dar un testimonio, claro y compartido, de una vida según la Palabra de
Dios, se convierte, en un indispensable criterio de verificación de la misión de la
Iglesia” ha subrayado el Papa. “Quien cree haber comprendido las Escrituras, sin comprometerse
a construir, el doble amor de Dios y del prójimo, demuestra en realidad que está todavía
lejos de haber captado su sentido profundo”.
“Es necesario que los cristianos
tengan amplio acceso a la Sagrada Escritura” para que las personas, cuando encuentren
la verdad, puedan crecer en el amor auténtico. Se trata de un requisito que hoy se
hace indispensable para la evangelización. Y, ya que no pocas veces el encuentro con
la Escritura corre el riesgo de no ser “un hecho” de Iglesia, sino que está expuesto
al subjetivismo y a la arbitrariedad, se vuelve indispensable una promoción pastoral
robusta y creíble de la conciencia de la Sagrada Escritura, para anunciar, celebrar
y vivir la Palabra en la comunidad cristiana, dialogando con las culturas de nuestro
tiempo, poniéndose al servicio de la verdad y no de las ideologías del momento e incrementando
el diálogo que Dios quiere tener con todos los hombres”.
Con esta finalidad
el Pontífice ha propuesto una preparación especial de los pastores en la necesaria
acción de difundir la práctica bíblica y un esfuerzo para suscitar un movimiento bíblico
entre los laicos, con especial atención hacia los jóvenes.
“Para concluir,
me limito a destacar que el lugar privilegiado en el que resuena la Palabra de Dios
que edifica la Iglesia es, sin duda, la liturgia. En ésta se evidencia que la Biblia
es el libro de un pueblo y para un pueblo; una herencia, un testamento entregado a
los lectores, para que apliquen en sus vidas la historia de la salvación testimoniada
en lo escrito. Existe, por lo tanto, una relación de recíproca y vital dependencia
entre pueblo y Libro: la Biblia es un Libro vivo con el pueblo que lo lee; el pueblo
no subsiste sin el Libro porque en éste encuentra su razón de ser, su vocación, su
identidad”.
Tras pedir oraciones, para que de la escucha renovada de la Palabra
de Dios pueda brotar una auténtica renovación de la Iglesia universal en todas las
comunidades cristianas, el Papa ha confiado los frutos de esta Asamblea sinodal a
la materna intercesión de la Virgen María. Y también a Ella ha confiado la II Asamblea
Especial del Sínodo para África que tendrá lugar en Roma en octubre del próximo año.
Para finalizar el Santo Padre ha anunciado su primer viaje pastoral a África.
“Tengo
la intención de ir a Camerún el mes de marzo venturo para entregar a los representantes
de las Conferencias Episcopales de África el Documento de trabajo de dicha Asamblea
sinodal. De allí proseguiré, si Dios quiere, hacia Angola para celebrar solemnemente
el 500 aniversario de la evangelización del país”.