El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU subraya la urgencia de promover
la tolerancia religiosa
Viernes, 26 sep (RV).- Frente a la violencia religiosa actual Mons. Tomasi ha subrayado
la urgencia de promover la tolerancia religiosa en su intervención ante el Consejo
para los Derechos Humanos. El observador permanente de la Santa Sede ante la ONU hizo
en Ginebra este llamamiento para promover la tolerancia religiosa en el mundo donde
se intensifican las manifestaciones violentas de intolerancia religiosa bajo la mirada
de la comunidad internacional.
El prelado recordó que se trata de trata de
graves violaciones de los más elementales derechos del ser humano, independientemente
de la religión a la que pertenezca. Mons. Tomasi además advirtió contra el hecho de
que la frecuente impunidad de estos crímenes comunica el mensaje de que “las agresiones
violentas e incluso la eliminación física de personas de otra religión son aceptables”.
Hace 60 años la Declaración universal de los Derechos del Hombre pretendía sostener
lo contrario defendiendo “el derecho de cada persona a la libertad de pensamiento,
conciencia y religión”.
Mons. Tomasi ha expresado la preocupación de la Santa
Sede por la discriminación de las minorías religiosas, ya sea en forma de maltrato
social, prejuicios políticos o violencia y ha pedido que sin recurrir a “discursos
retóricos”, cada Estado asegure “acciones concretas en todos los niveles: legislación
nacional, sistema judicial, gobierno, sistema educativo, medios de comunicación e
incluso a nivel de las mismas comunidades de fe”. Además el observador permanente
subrayó que “leyes sobre la blasfemia pueden ser usadas como armas contra enemigos
personales o como excusa para provocar la violencia”.
Mons. Tommasi intervino,
también en Ginebra, ante la Asamblea de miembros de la Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual. En este contexto el observador permanente subrayó la atención
que la Santa Sede presta a las dimensiones éticas y sociales que implican y caracterizan
a la persona y sus acciones.
Tras reconocer en el concepto de propiedad intelectual,
el característico valor de innovación y creatividad, y el deber de tutelarlo, el prelado
se manifestó a favor de “un equilibrio en la normativa que tenga en cuenta a los países
más pobres y que pueda valorar su carácter específico e identidad”. Mencionando las
brechas todavía abiertas en materia de propiedad intelectual, Mons. Tommasi subrayó
además la responsabilidad de quien trabaja en este campo “de dar su contribución a
una comunidad internacional cada vez más ecua y pacífica.