Estado de los Objetivos del Desarrollo del Milenio
Jueves, 25 sep (RV).- Hoy es la fecha en la los líderes mundiales se han reunido en
la sede de Naciones Unidas en Nueva York para determinar el estado del camino emprendido
hacia los Objetivos establecidos en la Declaración del Milenio, del 8 de septiembre
de 2000. Para 2015 se espera que problemas como el hambre y la pobreza afecten a menos
de la mitad de la población mundial, así como se estimó que la educación fuera una
seguridad para todos los niñas y niñas del mundo.
Precisamente para el buen
éxito de los trabajados en la esta 63ª Asamblea de Naciones Unidas, el Santo Padre
Benedicto XVI lanzó el pasado domingo, durante el rezo mariano del Ángelus, el siguiente
llamamiento: “En ocasión de esta importante reunión, que unirá a los líderes de todos
los países del mundo, querría renovar la invitación para que se tomen y apliquen con
valentía, las medidas necesarias para erradicar la pobreza extrema, el hambre, la
ignorancia y el flagelo de las pandemias que afectan, sobre todo, a los más vulnerables.
Un empeño de esta magnitud, a pesar de exigir -en estos momentos de dificultad económica
mundial- particulares sacrificios, dará importantes beneficios tanto para el desarrollo
de las Naciones que tienen necesidad de ayuda por parte del extranjero, como para
la paz y el bienestar del entero planeta”.
La Santa Sede está siguiendo de
cerca el desarrollo de estos compromisos adquiridos hace ocho años, pero que se están
convirtiendo en meras declaraciones de intenciones, a no ser que en estos siete años
que quedan para la fecha límite, se mueva algo.
Los objetivos de desarrollo
del Milenio envuelven las aspiraciones de desarrollo del mundo en su conjunto. El
primero de ellos contempla la erradicación de la pobreza extrema y el hambre. En este
sentido, la situación de pobreza de 100 millones de personas se podría profundizar
debido al aumento de precios de los alimentos, asimismo, el pleno empleo sigue siendo
una posibilidad remota, porque los empleos mal remunerados dejan a uno de cada cinco
trabajadores de países en desarrollo sumergidos en la pobreza, además de que la mitad
de la fuerza laboral del mundo trabaja en condiciones inestables e inseguras. Con
estos datos proporcionados en un informe de Naciones Unidas de este año, este primer
objetivo será difícil de lograr.
La segunda meta, es lograr la enseñanza primaria
universal. Asegurar que, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo, puedan
terminar un ciclo completo de enseñanza primaria. En este sentido, la voluntad política,
conjuntamente con inversiones focalizadas, ha propiciado avances generalizados en
la matrícula en la enseñanza primaria.
El tercer objetivo prevé promover la
igualdad de género. Difícil meta ya que las niñas todavía aguardan la igualdad de
acceso a la enseñanza primaria en algunas regiones, por lo que son necesarias medidas
focalizadas para ayudar a las niñas de zonas rurales pobres a mantenerse en la escuela.
La
reducción de la mortalidad infantil, es el cuarto objetivo del desarrollo del Milenio.
Pese al progreso, el número de muertes de niños menores de 5 años se mantiene inaceptablemente
alto. En 2006 fue la primera vez, desde que se llevan registros, que las muertes anuales
de niños menores de 5 años, descendió por debajo de los 10 millones. Aún así, resulta
inaceptable que anualmente mueran millones de niños por causas evitables. Las probabilidades
de que un niño nacido en un país en desarrollo muera durante sus primeros 5 años de
vida son 13 veces superiores a las de un niño nacido en un país industrializado. Aproximadamente
la mitad de las muertes de niños menores de 5 años del mundo en desarrollo ocurren
en el África subsahariana.
Mejorar la salud materna es el quinto objetivo.
El alto riesgo de muerte durante el embarazo o en el parto no ha disminuido en el
África subsahariana y el Asia meridional. En 2005, murieron más de 500.000 mujeres
durante el embarazo, el parto o las seis semanas posteriores. El 99% de estas muertes
sucedieron en regiones en desarrollo, 86% de ellas en el África subsahariana y el
Asia meridional.
Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades,
es el sexto objetivo. En este campo, gracias a las mejoras de los programas de prevención,
la cantidad de nuevas personas infectadas con VIH se redujo desde 3 millones en 2001
hasta 2,7 millones en 2007, pero todavía queda mucho por hacer en este campo.
El
séptimo objetivo es garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, objetivo que
a pesar de la continua sensibilización está lejos de alcanzarse, por lo que es necesario
adoptar medidas inmediatas para contener la creciente emisión de gases de efecto invernadero.
El último objetivo es fomentar una alianza mundial para el desarrollo, también aquí,
queda mucho por hacer.