2008-09-19 15:47:08

Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso al final del Ramadán: “La familia es la primera escuela donde se aprende el respeto por el otro. El diálogo interreligioso y el ejercicio de la ciudadanía se benefician de esta experiencia familiar”


Viernes, 19 sep (RV).- Como es ya tradicional, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha enviado un mensaje a los “queridos amigos musulmanes” al acercarse el final del Ramadán. Durante este mes, algunos cristianos se han acercado a algunas comunidades islámicas compartiendo reflexiones y celebraciones familiares que han reforzado el diálogo y la amistad. Este año el dicasterio de la Santa Sede ha propuesto un tema de actualidad para reflexionar juntos: el tema de la familia.

El mensaje, que firma el presidente, cardenal Jean-Louis Tauran, recuerda que uno de los documentos importantes del Concilio Vaticano II, es la Constitución Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, que afirma que: “El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Por eso los cristianos tienen en gran estima esta comunidad de amor, que fomenta el respeto a la vida y que ayuda a los esposos y padres en el cumplimiento de su excelsa misión.

 El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso subraya que el desarrollo de la persona y de la sociedad depende en gran medida de la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. ¿Cuántos sobrellevan, a veces durante toda su vida, las heridas producidas por una situación familiar difícil o dramática? ¿Cuántas personas, buscando llenar el vacío de una infancia atormentada, se precipitan en el abismo de la droga o de la violencia?

El mensaje invita a cristianos y musulmanes, a trabajar juntos para proteger la dignidad de la familia, dado que “la familia, lugar del amor y la vida, es la ‘célula fundamental’ de la sociedad”. Cristianos y musulmanes no pueden dudar ante este compromiso. No solamente para ayudar a las familias que atraviesan dificultades, sino también para colaborar con los que favorecen la institución familiar y el ejercicio de la responsabilidad de los padres, particularmente en el campo educativo. La familia es la primera escuela donde se aprende el respeto por el otro, en su identidad y diferencia. El diálogo interreligioso y el ejercicio de la ciudadanía se beneficiarían de esta experiencia familiar.







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