Mensaje del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso al final del Ramadán:
“La familia es la primera escuela donde se aprende el respeto por el otro. El diálogo
interreligioso y el ejercicio de la ciudadanía se benefician de esta experiencia familiar”
Viernes, 19 sep (RV).- Como es ya tradicional, el Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso ha enviado un mensaje a los “queridos amigos musulmanes” al acercarse
el final del Ramadán. Durante este mes, algunos cristianos se han acercado a algunas
comunidades islámicas compartiendo reflexiones y celebraciones familiares que han
reforzado el diálogo y la amistad. Este año el dicasterio de la Santa Sede ha propuesto
un tema de actualidad para reflexionar juntos: el tema de la familia.
El mensaje,
que firma el presidente, cardenal Jean-Louis Tauran, recuerda que uno de los documentos
importantes del Concilio Vaticano II, es la Constitución Gaudium et spes, sobre
la Iglesia en el mundo contemporáneo, que afirma que: “El bienestar de la persona
y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de
la comunidad conyugal y familiar. Por eso los cristianos tienen en gran estima esta
comunidad de amor, que fomenta el respeto a la vida y que ayuda a los esposos y padres
en el cumplimiento de su excelsa misión.
El Pontificio Consejo para el
Diálogo Interreligioso subraya que el desarrollo de la persona y de la sociedad depende
en gran medida de la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. ¿Cuántos sobrellevan,
a veces durante toda su vida, las heridas producidas por una situación familiar difícil
o dramática? ¿Cuántas personas, buscando llenar el vacío de una infancia atormentada,
se precipitan en el abismo de la droga o de la violencia?
El mensaje invita
a cristianos y musulmanes, a trabajar juntos para proteger la dignidad de la familia,
dado que “la familia, lugar del amor y la vida, es la ‘célula fundamental’ de la sociedad”.
Cristianos y musulmanes no pueden dudar ante este compromiso. No solamente para ayudar
a las familias que atraviesan dificultades, sino también para colaborar con los que
favorecen la institución familiar y el ejercicio de la responsabilidad de los padres,
particularmente en el campo educativo. La familia es la primera escuela donde se aprende
el respeto por el otro, en su identidad y diferencia. El diálogo interreligioso y
el ejercicio de la ciudadanía se beneficiarían de esta experiencia familiar.