2008-09-18 15:29:22

Al recibir a la nueva embajadora de Bosnia-Herzegovina el Papa le pidió que transmita a los habitantes del país sus oraciones por los esfuerzos que se están llevando a cabo para alcanzar la reconciliación y la consolidación de la paz y la estabilidad


Jueves, 18 sep (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI comenzó sus actividades públicas esta mañana a las 11,00 recibiendo en audiencia, en el palacio apostólico de Castelgandolfo a la Sra. Jasna Krivošić-Prpić, nueva embajadora de Bosnia - Herzegovina ante la Santa Sede, quien presentó al Pontífice sus cartas credenciales.

El Papa aprovechó la oportunidad para pedir a la embajadora que transmita a los habitantes del país sus oraciones por los esfuerzos que se están llevando a cabo para alcanzar la reconciliación y la consolidación de la paz y la estabilidad.

Además, el Santo Padre recordó, en su discurso, la rica mezcla de culturas y los preciosos patrimonios que posee Bosnia - Herzegovina, y destacó que precisamente esas mismas diferencias culturales y étnicas han sido históricamente motivo de incomprensión y enfrentamiento con demasiada frecuencia. De hecho, cada uno de los tres pueblos que componen el país –dijo–, sabe perfectamente que ellos mismos han sido la causa de conflictos y guerras.

Ninguna persona desea la guerra. Ningún padre quiere conflictos para sus hijos. Ningún grupo civil o religioso debería recurrir a la violencia o a la opresión. Y no obstante –afirmó el Pontífice–muchas familias en Bosnia - Herzegovina han sufrido como resultado de estas calamidades. Quizá escuchando la voz de la razón y guiados por la esperanza que todos deseamos para nosotros mismos y para las generaciones futuras, cada individuo pueda encontrar la fortaleza para superar las divisiones pasadas y juntos ‘forjarán de sus espadas azadones y de sus lanzas hoces’ (cf. Es 2, 4)”.

En este sentido el Pontífice reconoció con agrado el progreso realizado para consolidar gestos de reconciliación y animó a la comunidad internacional a seguir esforzándose para ayudar a Bosnia -Herzegovina en esta dirección. “Espero –dijo textualmente el Santo Padre– que aceptando los hechos de la historia regional y aprendiendo de las graves lecciones de los años recientes, pueda encontrarse el valor para construir un futuro con un saludable sentido de la solidaridad”.

A continuación el Papa se refirió a los muchos niveles que conforman el espíritu de un Estado. El primero de ellos –tal como lo subrayó Benedicto XVI– es el hogar familiar, donde los niños aprenden los valores esenciales de la responsabilidad y la coexistencia armoniosa. “Es aquí –dijo– donde los prejuicios nacen o se destruyen. Cada padre tiene el deber de inculcar en sus hijos, a través del ejemplo, el respeto a la dignidad de cada ser humano independientemente de su etnia, su religión o su pertenencia social”.

Otro de los niveles que conforman el alma de una nación es la educación. “Porque una buena escolarización –añadió el Papa– no sólo contribuye al desarrollo cognoscitivo del niño, sino también al cívico y al espiritual. Y destacó que los profesores que ejercen su noble profesión con pasión pueden hacer mucho para desacreditar cualquier falsa ideología antropológica que contenga las semillas de la hostilidad y para promover la apreciación de la diversidad cultural y religiosa de la vida de un país.

En cuanto a los profesionales de los medios de comunicación, el Santo Padre les atribuyó la facultad de vencer las actitudes persistentes de desconfianza, por medio de la superación de intereses particulares y la promoción de objetivos universales y globales cívicos y convirtiéndose en instrumentos al servicio de una mayor justicia y solidaridad.

También afirmó que “el Estado está llamado a asumir con vigor su responsabilidad de reforzar las instituciones y ensalzar los principios que residen en el corazón de todas las democracias. Lo que exige el compromiso firme con el papel de la ley y la justicia, la extirpación de la corrupción y de otras formas de actividad criminal, así como el apoyo de una judicatura independiente e imparcial, y la igualdad de oportunidades en el mercado de empleo”.

El Papa se mostró convencido de “que las reformas constitucionales que el gobierno está estudiando tendrán en cuenta las legítimas aspiraciones de todos los ciudadanos, garantizando tanto los derechos individuales como los colectivos, conservando la moralidad común y los valores éticos que unen a todos los pueblos”.

Benedicto XVI también aseguró que la Iglesia en Bosnia - Herzegovina seguirá ayudando para alcanzar los objetivos de la reconciliación, la paz y la prosperidad. “Su participación en el diálogo ecuménico e interreligioso –concluyó diciendo el Papa– pretende ser una forma de contribución a la sociedad. Porque la promoción de valores espirituales y morales, perceptibles a la razón humana, no sólo forma parte de la transmisión de tradiciones religiosas, sino que también alimenta una cultura más amplia, motivando a los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar los lazos de solidaridad y a manifestarse como una sociedad unida que de verdad puede provenir de una pluralidad de pueblos.







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