Al recibir a la nueva embajadora de Bosnia-Herzegovina el Papa le pidió que transmita
a los habitantes del país sus oraciones por los esfuerzos que se están llevando a
cabo para alcanzar la reconciliación y la consolidación de la paz y la estabilidad
Jueves, 18 sep (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI comenzó sus actividades públicas
esta mañana a las 11,00 recibiendo en audiencia, en el palacio apostólico de Castelgandolfo
a la Sra. Jasna Krivošić-Prpić, nueva embajadora de Bosnia - Herzegovina ante la Santa
Sede, quien presentó al Pontífice sus cartas credenciales.
El Papa aprovechó
la oportunidad para pedir a la embajadora que transmita a los habitantes del país
sus oraciones por los esfuerzos que se están llevando a cabo para alcanzar la reconciliación
y la consolidación de la paz y la estabilidad.
Además, el Santo Padre recordó,
en su discurso, la rica mezcla de culturas y los preciosos patrimonios que posee Bosnia
- Herzegovina, y destacó que precisamente esas mismas diferencias culturales y étnicas
han sido históricamente motivo de incomprensión y enfrentamiento con demasiada frecuencia.
De hecho, cada uno de los tres pueblos que componen el país –dijo–, sabe perfectamente
que ellos mismos han sido la causa de conflictos y guerras.
Ninguna persona
desea la guerra. Ningún padre quiere conflictos para sus hijos. Ningún grupo civil
o religioso debería recurrir a la violencia o a la opresión. Y no obstante –afirmó
el Pontífice–muchas familias en Bosnia - Herzegovina han sufrido como resultado de
estas calamidades. Quizá escuchando la voz de la razón y guiados por la esperanza
que todos deseamos para nosotros mismos y para las generaciones futuras, cada individuo
pueda encontrar la fortaleza para superar las divisiones pasadas y juntos ‘forjarán
de sus espadas azadones y de sus lanzas hoces’ (cf. Es 2, 4)”.
En este sentido
el Pontífice reconoció con agrado el progreso realizado para consolidar gestos de
reconciliación y animó a la comunidad internacional a seguir esforzándose para ayudar
a Bosnia -Herzegovina en esta dirección. “Espero –dijo textualmente el Santo Padre–
que aceptando los hechos de la historia regional y aprendiendo de las graves lecciones
de los años recientes, pueda encontrarse el valor para construir un futuro con un
saludable sentido de la solidaridad”.
A continuación el Papa se refirió a los
muchos niveles que conforman el espíritu de un Estado. El primero de ellos –tal como
lo subrayó Benedicto XVI– es el hogar familiar, donde los niños aprenden los valores
esenciales de la responsabilidad y la coexistencia armoniosa. “Es aquí –dijo– donde
los prejuicios nacen o se destruyen. Cada padre tiene el deber de inculcar en sus
hijos, a través del ejemplo, el respeto a la dignidad de cada ser humano independientemente
de su etnia, su religión o su pertenencia social”.
Otro de los niveles que
conforman el alma de una nación es la educación. “Porque una buena escolarización
–añadió el Papa– no sólo contribuye al desarrollo cognoscitivo del niño, sino también
al cívico y al espiritual. Y destacó que los profesores que ejercen su noble profesión
con pasión pueden hacer mucho para desacreditar cualquier falsa ideología antropológica
que contenga las semillas de la hostilidad y para promover la apreciación de la diversidad
cultural y religiosa de la vida de un país.
En cuanto a los profesionales de
los medios de comunicación, el Santo Padre les atribuyó la facultad de vencer las
actitudes persistentes de desconfianza, por medio de la superación de intereses particulares
y la promoción de objetivos universales y globales cívicos y convirtiéndose en instrumentos
al servicio de una mayor justicia y solidaridad.
También afirmó que “el Estado
está llamado a asumir con vigor su responsabilidad de reforzar las instituciones y
ensalzar los principios que residen en el corazón de todas las democracias. Lo que
exige el compromiso firme con el papel de la ley y la justicia, la extirpación de
la corrupción y de otras formas de actividad criminal, así como el apoyo de una judicatura
independiente e imparcial, y la igualdad de oportunidades en el mercado de empleo”.
El Papa se mostró convencido de “que las reformas constitucionales que el
gobierno está estudiando tendrán en cuenta las legítimas aspiraciones de todos los
ciudadanos, garantizando tanto los derechos individuales como los colectivos, conservando
la moralidad común y los valores éticos que unen a todos los pueblos”.
Benedicto
XVI también aseguró que la Iglesia en Bosnia - Herzegovina seguirá ayudando para alcanzar
los objetivos de la reconciliación, la paz y la prosperidad. “Su participación en
el diálogo ecuménico e interreligioso –concluyó diciendo el Papa– pretende ser una
forma de contribución a la sociedad. Porque la promoción de valores espirituales y
morales, perceptibles a la razón humana, no sólo forma parte de la transmisión de
tradiciones religiosas, sino que también alimenta una cultura más amplia, motivando
a los hombres y mujeres de buena voluntad a reforzar los lazos de solidaridad y a
manifestarse como una sociedad unida que de verdad puede provenir de una pluralidad
de pueblos.