Escuchar el programa Jueves, 4 sep
(RV).- Nuestro mensaje hoy es de amor, sobre cómo agradecemos a Dios cada una de las
cosas que tenemos, que somos, que hacemos. Contar con el amor de una familia, contar
con los recursos necesarios para llevar una vida digna, contar con las riquezas humanas
para desarrollar el potencial que poseemos, gozar de salud y bienestar es tener mucho
más de lo que a veces imaginamos.
Sin embargo, pese a que tenemos todas estas
cosas y hasta más, muchas personas viven en la tristeza, en la desesperanza. Y es
que no se trata solo de no sentirse conformes y agradecidos con lo que tenemos, de
tener fe y amor en lo que somos y tenemos, sino también en la misma actitud frente
a la vida, ello determina cómo la vivimos y la asumimos, con todas nuestras riquezas
y todas nuestras carencias.
Querer más de lo que tenemos, buscar alcanzar los
sueños por encima de lo que sea, a costa de lo que sea, es también una actitud de
pesimismo frente a lo que se es, de negación del presente para optar por un sueño
futuro. Y es que en realidad, muchas personas han sido educadas en el miedo para vivir,
para arriesgarse, para decidir, y por ello en ocasiones se mantiene una actitud negativa,
temerosa y pesimista frente a la vida, convirtiéndose muchas veces en el obstáculo
más difícil de superar, cuando buscan cumplir sus sueños.
Una actitud negativa
nos lleva a pensar y a imaginar siempre las cosas de la peor manera, tomando en cuenta
los miedos y los comentarios negativos que nos hacen las demás personas. Es así como
sin darnos cuenta, perdemos la ilusión, la esperanza y el optimismo, convirtiéndonos
con nuestras actitudes y nuestra percepción misma de la vida y de los hechos en una
nube gris que desanima y atemoriza a otras personas.
Por el contrario, una
actitud positiva nos protege de la manera cómo pueden afectarnos las demás personas
y las circunstancias difíciles de la vida. También, nos ayuda a descubrir las oportunidades
donde otros sólo ven dificultades, para asumirlas y afrontarlas de la mejor manera.
De esta postura, depende en alto porcentaje el éxito y el bienestar que experimentemos
para disfrutar de una mayor y mejor calidad de vida.
Popularmente la gente
dice que muchas cosas en la vida dependen de la actitud que se tenga frente a ellas,
porque en esa actitud se involucran los pensamientos y las creencias que tenemos
acerca de nosotros mismos, e incluso la confianza que sentimos para resolver de la
mejor manera todas las situaciones que se nos presenten; la actitud influye y afecta
directamente nuestro estado de ánimo, acciones, relaciones personales, salud y, finalmente,
nuestra calidad de vida y felicidad.
Para todos es claro que muchas cosas en
la vida no son fáciles. Pero tener una actitud positiva frente a la vida, vivirla
con gratitud y esperanza, con confianza y fe en la presencia y en la guía de Dios
es importante porque de alguna manera esa actitud determina nuestra vida, determina
la manera misma en que enfrentamos los problemas o los aciertos.
No se
trata de reducir o de olvidar los sueños que tenemos, o que para ser felices debamos
ser personas conformistas que no tienen aspiraciones, eso no es necesario para reconocer
lo que somos y tenemos, saber dimensionar lo que hemos caminado en nuestras vidas
es también saber medir nuestras capacidades para continuar con las certezas y seguridades
de poder logar cosas maravillosas, sin dejar de reír y sorprendernos con las cosas
sencillas. La vida es para ser felices.