Declaraciones del obispo de Málaga sobre el apremiante llamamiento de Benedicto XVI
ante las trágicas inmigraciones irregulares
Jueves, 4 sep (RV).- «Para que quienes, a causa de las guerras o de los regímenes
totalitarios, se ven obligados a abandonar su hogar y su propia patria sean apoyados
por los cristianos en la defensa y tutela de sus derechos». Es la intención general
que presenta Benedicto XVI al Apostolado de la Oración este mes de septiembre.
Hace
tan sólo unos días, el pasado domingo, el Papa dirigió un apremiante llamamiento ante
el aumento de las inmigraciones irregulares desde África, hacia el continente europeo,
con la esperanza de huir de situaciones dramáticas. Migraciones que a menudo se transforman
en tragedias. «Como Padre común – dijo textualmente Benedicto XVI – siento el profundo
deber de llamar la atención de todos», ante este problema que nos interpela y apremia
a nuestra solidaridad y al sentido de responsabilidad para dar respuestas políticas
eficaces. El Santo Padre exhortó a impulsar la colaboración de todos los países.
Tanto los de origen, con el anhelo de que se resuelvan las causas de migración, desarraigando
también todas las formas de criminalidad, como los de acogida, de Europa y no sólo.
España es uno de los países que vive de cerca este problema. Le pedimos a
Mons. Antonio Dorado Soto, obispo de Málaga y miembro de la comisión de migraciones
de la Conferencia Episcopal Española, que nos ayude a reflexionar sobre las palabras
del Papa: