El Papa dedica la audiencia general a reflexionar sobre el encuentro que transformó
la vida del Apóstol de los Gentiles, cuando se convirtió a Cristo y no a “teorías
filosóficas o a códices morales”
Miércoles, 3 sep (RV).- “El cristianismo no es no es una nueva filosofía o una nueva
moralidad, sino el encuentro con Cristo. Nos convertimos a Cristo exactamente como
san Pablo se convirtió tras haber encontrado personalmente a Jesús, madurando la idea
de servirlo y anunciarlo con toda su fuerza y energía”. Solamente en esta relación
personal con el Resucitado nos convertimos verdaderamente en cristianos, abriéndose
de esta manera nuestra razón a toda la riqueza de la verdad. “Pedimos el don de una
fe viva, de un corazón abierto y grande, de una caridad para todos, que renueve el
mundo”. Son palabras de Benedicto XVI pronunciadas esta mañana en el curso de la Audiencia
General que ha reunido a unos ocho mil fieles, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
La
catequesis de hoy ha estado dedicada a la “conversión” de san Pablo en el camino de
Damasco, un episodio central en la historia de la Iglesia porque transformó a Saulo
de perseguidor de los primeros cristianos, en Apóstol de los gentiles. “Pablo sin
embargo -ha recordado el Papa- no definió nunca como conversión aquel hecho de su
vida y existen distintas hipótesis del porqué él no usó esta palabra”. “Para mí, sin
embargo -ha añadido Benedicto XVI- la razón es evidente: aquel viraje radical en su
vida no fue fruto de un proceso psicológico o de maduración personal, sino que fue
fruto del encuentro con Jesús, un evento que lo transformó: en este sentido fue muerte
y resurrección”.
Comentando el relato de la conversión descrito por san Lucas
en los Hechos de los Apóstoles, el Pontífice ha observado que “muy a menudo repasando
estas páginas, el lector se fija en detalles como la luz del cielo, la condición de
ceguera, la voz que llama a Saulo o la caída (en la que por cierto el texto del Nuevo
Testamento no cita el caballo, que luego aparece en cambio en la iconografía). “Todos
son detalles importantes -ha afirmado el Papa- pero el centro del mensaje es la Resurrección
de Cristo”.
San Pablo fue transformado a causa de un encuentro personal con
el Señor: éste es el centro del relato de san Lucas. “En este sentido -ha concluido
el Santo Padre- se puede hablar de una conversión, de la cual sin embargo san Pablo
nunca contó los detalles, limitándose a decir que “Jesús se apareció a Pedro, después
a los doce Apóstoles, después a 500 hermanos en parte aún vivos y luego se apareció
también a mí”.
Después de su alocución central en italiano, Benedicto XVI
ha resumido su catequesis, como suele hacer, en otras lenguas. Éstas son las palabras
que ha pronunciado en español: “Queridos hermanos
y hermanas: Nos detenemos hoy en un acontecimiento decisivo de la vida de san Pablo.
Mientras se dirigía a Damasco, Pablo se encontró con Cristo y su vida cambió. De perseguidor
de la Iglesia, pasó a ser Apóstol del Evangelio. ¿Qué le sucedió a Pablo camino de
Damasco? En el libro de los Hechos de los Apóstoles, san Lucas nos brinda tres relatos
de lo acaecido. También el mismo Pablo nos informa de ello en sus cartas. Más que
una conversión, Pablo entendió aquel suceso como el fundamento de su apostolado, como
el encargo de la evangelización y la misión. No fue un evento que pueda interpretarse
con categorías meramente psicológicas. El Apóstol fue conquistado por Cristo en ese
momento, y esa convicción remodeló su entero patrimonio espiritual y orientó sus fuerzas
hacia un nuevo propósito. Pablo se encontró con Jesús, Persona viva que se le presentó
como único Salvador y Señor. Esto tiene validez igualmente para nosotros, que no seguimos
un ideario filosófico o un código moral, sino a Jesucristo. A ejemplo de san Pablo,
no nos reservemos a Cristo para nosotros solos. Sintamos, más bien, la exigencia de
anunciarlo a los demás. Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular,
a los fieles de la Parroquia de la Resurrección del Señor, de Madrid, y de San Pablo
Apóstol, de Managua, así como a los profesores y alumnos del Colegio “The Mackay School”,
de Viña del Mar. Que Dios os bendiga”.
Luego, en sus tradicionales saludos
a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados que han participado en esta audiencia,
el Santo Padre ha deseado a los queridos jóvenes que, reanudando sus actividades cotidianas
después de las vacaciones, vuelvan también a reanudar su diálogo cotidiano con Dios,
“difundiendo la luz divina en su alrededor, por medio de su testimonio”2.
A
los queridos enfermos, el Papa les ha deseado que “encuentren sostén y consuelo en
Jesús, que prosigue su obra de redención en la vida de todo hombre”. Y a los queridos
recién casados los ha alentado a “impulsar un contacto constante con el Señor, que
dona su salvación a todos, impregnados en su amor, para que también el amor que les
une en su matrimonio sea cada vez más firme y duradero”.