2008-08-29 15:26:08

Con una oración por la paz en el Cáucaso y en todo el mundo y llevando la bendición de Benedicto XVI, el Card. Sodano preside en Rusia, la consagración de la iglesia católica de la Exaltación de la Santa Cruz


Viernes, 29 ago (RV).- Llevando la bendición y los saludos de Benedicto XVI, el cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, ha presidido esta mañana en la ciudad de Kazan, en la República de Tartaria, en Rusia, la Santa Misa con la consagración de la iglesia católica de la Exaltación de la Santa Cruz.

En esta solemne celebración se ha rezado también por la solución de la crisis internacional, que tiene su epicentro en el Cáucaso y por la paz del mundo, como nos ha señalado el arzobispo Antonio Mennini, Nuncio Apostólico, representante de la Santa Sede ante la Federación Rusa, que ha participado en esta Misa: «Sí. Se ha rezado por la paz del mundo. Para que todas las partes implicadas, con la ayuda también de la comunidad internacional, puedan verdaderamente sentarse alrededor de una mesa. Porque no faltan los instrumentos para dirimir estas controversias, para encontrar soluciones satisfactorias para las partes».

Han participado numerosas autoridades civiles y religiosas. La Misa ha sido también una ocasión para agradecer, en nombre del Papa, a los administradores musulmanes y a la población de Kazan que ha colaborado en brindar un lugar de culto a la minoría católica de esta ciudad. «Un auténtico ejemplo de respeto interreligioso», como ha confirmado el arzobispo Antonio Mennini: «Un mensaje no sólo para Rusia, sino para todo el mundo, en lo que se refiere a la tolerancia y no sólo, a la comprensión entre todas las religiones y toda fe. Como dijo el párroco durante la Misa, durante todos los años de construcción de esta iglesia ha habido solidaridad efectiva de parte de los ortodoxos y de los musulmanes. Como se sabe, la iglesia católica había sido requisada y el gobierno local y el federal encontraron dificultades para devolverla, porque en ella se habían colocado las maquinarias de las fábricas de aviones que hay aquí. A pesar de todo ello, se empeñaron y nos ofrecieron un bellísimo terreno. Nos han ayudado mucho también en la parte económica, junto, ciertamente, con la Santa Sede y el Santo Padre, precisamente porque – como dijeron – todas las religiones tienen el derecho de tener un lugar digno donde rezar, donde reunirse. Todos han formulado votos para que crezca esta colaboración entre católicos y ortodoxos y entre todas las religiones».

La construcción de la iglesia ha sido posible, gracias también a la contribución de la ciudad de Kazan, de mayoría musulmana. En un lugar de especial veneración para la tradición religiosa ortodoxa, enlazado con la aparición de la Virgen, en 1579, y con el icono de la Madre de Dios, que el Santo Padre Juan Pablo II donó a la Iglesia y al pueblo ruso, en agosto de 2004.

Desde Kazan, en unas declaraciones ante nuestros micrófonos, el Card. Sodano ha destacado «la importancia de dar el corazón a esta comunidad católica, que no tenía un lugar de culto». El mismo purpurado celebró la santa misa de los últimos dos días en la pequeña capilla del cementerio, donde se reunía la comunidad católica.

Este día quedará como un gran momento de fiesta, señaló también el Card. Sodano, haciendo hincapié en la presencia del presidente de la República de Tartaria, que le ha entregado las llaves de la nueva iglesia, y del alcalde de Kazan: «Por lo tanto, fiesta de la comunidad católica y también fiesta de la ciudad, que vive esta experiencia religiosa y de diálogo común».

Evocando los comienzos de su servicio en la Secretaría de Estado y su presidencia de la Pontificia Comisión para Rusia, el Card. Sodano ha rezado también ante el icono de la Virgen de Kazan y ha visitado el antiguo monasterio del Arcángel Rafael: «He encontrado a una comunidad muy ferviente. Nos hemos abrazado en el nombre de María y nos hemos saludado. Precisamente en el nombre de María encontramos el mejor ecumenismo, el ecumenismo espiritual que nos une a todos».

Desde esta ciudad tártara, el Decano del Colegio Cardenalicio ha querido expresar también sus mejores anhelos de paz para toda la gran nación rusa: «Hemos rezado, en estos días, y seguiremos rezando por el progreso pacífico de todos aquí y en la gran nación rusa. También rezamos por la solidariedad entre las naciones cercanas. La bandera de Juan Pablo II y la bandera del Papa actual, Benedicto XVI, es la bandera del diálogo mutuo. La bandera de la paz. Porque somos miembros de una misma familia y como hermanos y hermanas debemos entendernos, debemos colaborar. Éste es el mensaje de paz que la Iglesia repite siempre. Ésta es la bandera que también hoy aquí elevamos, con la certeza de que con la intercesión de María, Reina de la Paz, habrá un gran porvenir para estos pueblos».







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